viernes, 8 de agosto de 2025

De reyes, reinas y otros héroes (V)

Federico Guillermo IV

El rey exclama: «¡Estoy con vosotros, compañeros!».

Si no puede acabar con los revolucionarios del 48, ¿qué mejor que unirse a ellos?

Y así, Federico Guillermo IV Hohenzollern, soberano de Prusia por derecho divino, absolutísimo defensor de lo absoluto, se rodea de banderas con los colores rebeldes y sale a pasear por las calles.

Ya veremos —piensa—. Si se calma el lío y no las necesito, habrá para tapicerías. Oro en butacas, rojo en cortinas, negro en, en…

Lo que pasó es que luego dijeron que tenía la cabeza un poco pa’llá y colocaron de regente a su hermano Guillermo el patillas.

¡Nunca se sabe cómo acertar en temas de decoración!


lunes, 4 de agosto de 2025

De reyes, reinas y otros héroes (IV)

Felipe IV a caballo

El rey monta a caballo.

Los cascos de su montura se encabritan, listos para el galope. Sus ojos despavoridos recorren el campo de batalla.

Velázquez lo ha dibujado en corveta —¡imposible!, claman algunos—. Galileo ha hecho un par de números para que el bronce aguante. Tacca se ha puesto a fundir.

Aunque la verdad es que, al rey, eso de encabritarse… Prefiere salir a perdices, que se cobran sin agitar el bigote. Para el tema de las batallas ya tiene a piqueros, arcabuceros y maestres de fajín.

No le demos más vueltas: el rey queda genial a caballo y se acabó. ¡En corveta!


viernes, 1 de agosto de 2025

De reyes, reinas y otros héroes (III)

Neuschwanstein

El rey está loco. Construye castillos donde voces inexistentes acompañan sus fantásticos sueños.

Herrenchiemsee sobre la Isla del Caballero.

La Gruta de Venus junto a Linderhof, con una barca de concha, una máquina de olas y un proyector de arcoíris que llama eternamente a Tannhäuser.

¡Majestad, los dineros!, gimen sus ministros desconsolados. ¡Azul!, ordena el rey desde la barca. ¡Haced el cielo más azul!

Y en el desfiladero de Pöllat… Neuschwanstein.

Torreones, almenas, barbacanas… ¡Majestad!

Sin duda, el rey está loco.


lunes, 28 de julio de 2025

De reyes, reinas y otros héroes (II)

Monte Nemrut

El rey quiere ser adorado.

Un rey es más que un hombre, piensa. Y un dios es más que un rey.

Cuando su cuerpo diga basta, su espíritu será preservado para la eternidad. En lo más alto, cerca de aquellos a quienes pertenece su linaje.

Junto a águilas y leones, donde todos puedan verlo y postrarse: la cima del monte Nemrut.

Sobre la tumba del rey, dioses mutilados, estatuas caídas, el sol se pone.


viernes, 25 de julio de 2025

De reyes, reinas y otros héroes

Barco vikingo

Etelredo II el Indeciso, hijo de Edgar el Pacífico (el que había raptado y violado a santa Wulfrida), hermano de Eduardo el Mártir, etcétera, accedió en 991 a que un montón de plata cambiara de manos, creyendo que compraba para siempre la paz.

Se llama danegeld al dinerillo que los reyes ánglicos pagaban a los vikingos para que no se molestasen en desenfundar el hacha y les dejaran con sus indecisiones, sus pacíficos raptos y violaciones y sus martirologios.

Los hombres del norte entendieron otra cosa: solo con dejarse ver a medio golpe de remo, la rentabilidad de las expediciones quedaba asegurada. 994, 1002, 1004… ¡Plata al saco!

Sven y Canuto se aburrían ya cuando terminaron de llenar las arcas. A partir de entonces… Bye bye, Etelredo.


lunes, 21 de julio de 2025

La tabla rasa, el buen salvaje y el fantasma en la máquina

Portada del libro La tabla rasa, el buen salvaje y el fantasma en la máquina, de Steven Pinker

Título y autor/a:La tabla rasa, el buen salvaje y el fantasma en la máquina, de Steven Pinker.
Clave de lectura:La complejidad de las decisiones humanas, bajo el microscopio.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Interesante lectura de la que aguardo mayor demostración.
Música:El zar Saltán (Vuelo del moscardón), de N. Rimski-Korsakov ♪♪♪

La tabla rasa, el buen salvaje y el fantasma en la máquina: bajo un título tan pintoresco, Steven Pinker, catedrático de Harvard, discute varias líneas clásicas de reflexión acerca de la naturaleza humana.

La primera, que venimos al mundo como páginas en blanco, «tablas rasas», y son parámetros culturales sobreescritos los que encapsulan nuestra manera de pensar adulta.

La segunda, el mito del «buen salvaje»: en ausencia de factores contaminantes seríamos buenos y pacíficos, pero la sociedad nos impele, con sus laberínticas complejidades, a abandonar ese estado edénico del carácter.

Por fin, el «fantasma en la máquina», metáfora acerca de la disociación entre cuerpo y mente. Cuando el yo interior se impone al instinto conduce a la toma de decisiones equivocadas.

El autor se basa en los avances de la neurociencia para defender algo alternativo: cualquier cosa que hagamos deriva de una selección natural que premia o penaliza de forma darwinista, como le ocurre al resto de especies.

Así, en lo relativo a la tabla rasa, en lugar de disfrutar de libre albedrío (ni su contrario, ser del todo susceptibles a la programación exterior), tendríamos ciertas «tendencias» grabadas a fuego en los genes.

Por otro lado, en cualquier comunidad, incluso las más avenidas, existen pálpitos de violencia aguardando su momento. Echarle la culpa a una supuesta contaminación social y no a nosotros mismos sería mirar en el pozo equivocado.

En cuanto al fantasma, el cerebro carece de vida propia, independiente y enemiga del cuerpo. La complejidad con que se crea y actúa el pensamiento va mucho más allá de ese supuesto papel de Pepito Grillo.

¿Y cómo veo yo todo esto? Ejem, ejem.

Me parece que la brevedad del libro le impide acumular evidencias en número abrumador, bien sea en un sentido o en el otro (hay voces con solera como Rousseau o Descartes vs. la de Pinker). El enfoque científico moderno «suena convincente» frente al modelo filosófico especulativo, pero...

Ese «pero» queda revoloteando por ahí.

Redacto las conclusiones: tesis que merece lectura atenta, con argumentos atractivos, muy interesante... Y de la que aguardo mayor demostración.


Gracias a la ciencia cognitiva, la neurociencia, la genética del comportamiento y la psicología evolutiva, comenzamos a alcanzar una comprensión de la naturaleza humana capaz de cerrar las últimas fracturas en el conocimiento: las divisiones entre la materia y la mente y entre la biología y la cultura.

viernes, 18 de julio de 2025

Unchain My Heart

Con la de años que llevo enlazando buena música y todavía no había corcheado a Hugh Laurie...

Pues nada, una entrada sencilla para remediarlo. El famoso actor desata el corazón (y los dedos, y la garganta) y nos enseña qué otras cosas le gusta hacer en la vida.

Unchain My Heart, allá vamos.


lunes, 14 de julio de 2025

Celes

Celestino Sánchez

¿Por qué me entristece la noticia? ¿Por qué me apena tanto el fallecimiento de alguien a quien solo pude conocer durante dos semanas?

Coincidí con Celestino Sánchez, Celes, en el verano de 2018. Charlamos sobre cosas de la vida, sobre historia, sobre política…

El obituario de los medios abunda en la significación que tuvo en este campo: sujeto a una paliza por manifestarse un 1º de mayo, preso en las cárceles de la dictadura, dirigente del PSUC y del PCC, diputado autonómico, concejal, coordinador del movimiento 15M, portavoz de los «yayoflautas»…

También dice que se opuso al resultado de la Transición, uno de los puntos en los que recuerdo no coincidíamos (aquella curiosa pregunta: «¿Qué entiendes por democracia?»).

Realmente coincidíamos en pocas cosas. A pesar de ello me sorprendió su carisma, su convicción sincera, repito, tan alejada de la mía, y que hablara sin pontificar, sin intentar imponerme sus puntos de vista ni rechazar los míos como los de un «enemigo». Un hombre afable.

Por eso quiero rendirle un sencillo homenaje desde la memoria: solo fueron dos semanas, pero… Personas que dialoguen así, qué necesarias son. Y qué pocas quedan.


viernes, 11 de julio de 2025

Manifiesto cívico (XIV)

Vagón de deportaciones

Ocho millones.
¿Qué?
Ocho millones, dicen, han de desaparecer para que exista la felicidad.
¿Ocho?
Ocho. El infinito puesto en pie.
¿Personas?
Bueno, personas, personas…
¿Quiénes lo dicen?
Los infelices.
¿No encuentran qué comer? ¿Duermen encogidos sobre la tierra?
Usos y costumbres. No quieren desaparecer como pueblo.
¿España?
España.
¿Mi España, nuestra España?
España.
¿Personas?
Pon atención: usos y costumbres. Pueblo. Repite. Repítelo ocho millones de veces.
Redadas al amanecer. Horror y sombras. Luego vinieron por mí…
Mira que eres exagerado.

lunes, 7 de julio de 2025

Galápagos

Portada del libro Galápagos, de Kurt Vonnegut

Título y autor/a:Galápagos, de Kurt Vonnegut.
Clave de lectura:¿Cuál es el origen de la humanidad?
Valoración:✮✮✮✮✮
Comentario personal:Vonnegut no deja de asombrarme.
Música:Galápagos, de Never Been There ♪♪♪

Con Matadero cinco quedé fascinado por la capacidad inventiva de Kurt Vonnegut. Y, no menos importante, por su manera de plasmar en palabras esa tormenta de ideas.

Porque a veces el tema surge en la cabeza del escritor, pero es de naturaleza tan libérrima, caprichosa incluso, que encerrar sus vaivenes en la isla de un libro requiere dotes de primera línea.

Una sensación muy similar me queda con este título: Galápagos.

¿Qué ocurrió hace un millón de años para que la humanidad evolucionara de la manera en que lo ha hecho? ¿Qué errores y qué aciertos de aquellos antepasados —o qué confluencia de casualidades— han movido los engranajes de la adaptación al medio?

La especie era muy diferente entonces. Como muestra, el tamaño de sus cerebros, tan grande como inútil. Un lastre. Además de su morfología, con esas extremidades inadecuadas, sus raras enfermedades genéticas, la manera de relacionarse tan poco natural…

Debo aclarar que «hace un millón de años», desde la perspectiva de la historia, es hoy. Y las vicisitudes para que hayamos sobrevivido en un peñón del Océano Pacífico, Santa Rosalía, con cuerpos perfectos para dedicarnos a la pesca submarina y la boca como única herramienta, se iniciaron con el anuncio de un «Crucero del siglo para el Conocimiento de la Naturaleza».

El Bahía de Darwin, lo último en buques de gran lujo, debía zarpar desde Guayaquil llevando a bordo a los pasajeros más famosos, para mostrarles las maravillas del archipiélago que revolucionó la ciencia tras la visita, otro siglo atrás, del naturalista que le daba nombre. Solo que nada se desarrolló tal como estaba previsto.

Y la confluencia de casualidades a que hacía mención supuso que exista un nuevo padre adánico, el incompetente capitán Adolf von Kleist, y varias madres: Hisako, Akiko, Selena, las últimas cinco hembras de la tribu de los kanka-bonos… Gracias a los desvelos inseminatorios de la señora Mary Hepburn.

Estos personajes y varios otros que nos abandonan antes que ellos (James, Zenji, Andrew, Siegfried…) no dejan indiferente al lector con más exigencias del mundo. ¡Ni Mandarax, el prototipo de cerebro electrónico portátil inventado por Zenji, que puede traducir entre cualquier idioma al instante (aunque no al kanka-bono) y que conoce citas sin fin para colorear cada situación!

Ni el narrador, por supuesto, no olvidemos al narrador: el espíritu de un obrero fallecido mientras construía el Bahía de Darwin en los astilleros de Malmö, tras escapar de la guerra de Vietnam. Su padre era escritor de ciencia ficción y trató de convencerlo para cruzar el túnel azul, pero prefirió quedarse para hacer de testigo.

¿Qué más puedo decir? Vonnegut no deja de asombrarme.


Para hacer justicia a la humanidad tal como era: cada vez más gente decía entonces que sus cerebros eran irresponsables, nada fidedignos, espantosamente peligrosos, por entero carentes de realismo; en suma, no servían para nada.

viernes, 4 de julio de 2025

Viento

Cometa al viento

No sabe de sentimientos, no entiende de miradas,
—¡cómo desprecia el viento todo eso!—,
ignora las razones del hambre y de la sed.

Solo ofrece el viento la caricia de un amo,
áspera para abrir cicatrices sobre el rostro,
hábil para ocultar heridas bajo la piel.


lunes, 30 de junio de 2025

¡Vivir!

Portada del libro ¡Vivir!, de Yu Hua

Título y autor/a:¡Vivir!, de Yu Hua.
Clave de lectura:El periplo de Fugui en una China de gigantescos cambios.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Recomendable para adentrarse en la literatura de este país.
Música:El último emperador, de Ryūichi Sakamoto ♪♪♪

En ¡Vivir!, novela del chino Yu Hua, el conjunto de desgracias que se abate sobre Fugui y su familia desde los años de guerra civil hasta después de la Revolución Cultural es aceptado por el protagonista con nervio digno de encomio. Aunque, desde una óptica más a occidente, genere algo de incredulidad.

Tras darle vueltas, interpreto que las tradiciones confucianas, según las cuales el individuo debe asumir «el lugar que le toca», incluso sacrificándose para que el conjunto funcione, impregnan cada paso de los personajes. ¡Jerarquía y orden!

Fugui es el heredero de una familia con tierras y recursos económicos que al principio ve los problemas del mundo desde lo alto.

Ese bienestar se pierde cuando su desmedida afición al juego lo deja en la ruina. Apenas cuenta desde entonces con el apoyo de su sufrida esposa, su dispuesta madre, sus esforzados hija e hijo, su nieto al correr de los años…

Ah, pero ganarse la vida deslomándose lo libra de ser ejecutado como explotador del pueblo cuando el ejército de liberación le da un puntapié a los japoneses y a los del kuomintang. Quien cae bajo las balas de la justicia es aquel que lo desplumó.

Trabajo de sol a sol sin recompensa. Pobreza. Hambruna extrema. Y, sobre todo, muerte. Cada atisbo de felicidad se corta de raíz cuando parece que va a triunfar, pero Fugui continúa caminando.

No voy a desvelar detalles, aunque insisto: ni a Job en sus peores días le hubieran llovido tantos palos. ¿Estoicismo? Doctrina para aficionados…

Lo que más me interesa del relato es la descripción de la vida cotidiana durante los primeros años de la República Popular, aquel «gran salto adelante» cuyos vaivenes ideológicos y organizativos sacuden a los campesinos como una montaña rusa.

Y el terror de la citada Revolución Cultural, cuando guardias rojos imberbes, fanáticos desde la cuna, recorren los pueblos buscando traidores vendidos al capitalismo. Incluso a los que antes se conocía como héroes.

En conjunto, un texto recomendable para adentrarse en la literatura de este inmenso país.


En el pueblo empezaron a dar puntos de trabajo a los labradores. Yo fui considerado un trabajador de fuerza y me dieron diez puntos. Si Jiazhen no hubiera estado enferma, le habrían dado ocho; pero tal como estaba solo podía con tareas fáciles, así que no le dieron más que cuatro.

viernes, 27 de junio de 2025

Nuestro mundo (XXIV)

Peces boqueando

¿Tan difícil es de verdad la vida en nuestro mundo?

¿Debemos pasar cada día, cada hora, cada minuto, boqueando enloquecidos?

Para poder robarnos unos a otros…

¿Robarnos qué? ¿El alimento? ¿La luz? ¿El espacio?

¿La respiración?


martes, 24 de junio de 2025

Los cañones de Navarone

Portada del libro Los cañones de Navarone, de Alistair MacLean

Título y autor/a:Los cañones de Navarone, de Alistair MacLean.
Clave de lectura:Más de mil vidas dependen del éxito de una misión.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Aventura con suspense, de ritmo bien trazado y entretenidísima.
Música:Los cañones de Navarone, de Dimitri Tiomkin ♪♪♪

Hoy me resulta muy fácil encontrar corcheas que acompañen al texto de la entrada. Si se titula Los cañones de Navarone, ¿qué esperáis?

Por supuesto: la música de Dimitri Tiomkin envuelve la historia de Alistair MacLean como un guante se ajusta a la piel.

No tardaron mucho en estrenar la versión fílmica tras salir de imprenta y, de forma inevitable, la lectura de sus páginas se ve invadida de fotogramas.

Aunque también se hace patente un fenómeno: las escenas que «visualizo» (los fotogramas de Peck, Niven, Quinn…) son algo diferentes a las que describe MacLean. Diría que la novela tiene vida propia y sus protagonistas más matices, más complejidad, dudas a lo largo de su misión.

Esta última sí coincide en ambos formatos: un intrépido comando aliado ha de destruir una batería alemana en cierta isla del Egeo, cuya potencia y precisión de tiro impiden evacuar a mil doscientos soldados bajo asedio.

Los intentos mediante ataques convencionales han fracasado. El capitán Mallory, experto escalador, y sus cinco acompañantes, Andrea, Miller, Stevens y Brown, suponen la última esperanza.

Con la ayuda de civiles de la resistencia griega: Louki y Panayis (que en la pantalla se convirtieron en personajes femeninos). Y, junto a los obstáculos materiales (sortear las patrullas en un barco de pesca, trepar por los acantilados, infiltrarse en la fortaleza, sabotear las bocas de fuego…), existe uno adicional: el enemigo siempre parece advertido de sus planes. ¿Cómo?

Aventura con suspense, de ritmo bien trazado y entretenidísima.


No había transcurrido ni un minuto desde que el caique se había estrellado y ya era una ruina sin mástiles, con los costados hundidos, y acababa de desmantelarse ante sus ojos. Cada siete u ocho segundos, una ola gigante lo alcanzaba y lo arrojaba sin piedad contra el acantilado.

viernes, 20 de junio de 2025

Día Mundial del Refugiado

Puerta

Llamamos a las puertas cuando queremos comunicar nuestra presencia.

El aire arde, intento alejarme a rastras.

Las puertas nos reciben enseguida o nos niegan hoscas el paso.

No podré enterrar a mis hijos, nada queda atrás.

O se entreabren quizá, dejando un resquicio, con curiosidad.

Alguien nos odia y cayó metal del cielo.

Pero, ¿y nuestra ausencia? ¿Cómo podremos anunciarla?

Después de un grito, la ceguera.

¿Serán las puertas, ante manos que enmudecen, voces que faltan, brillo de miradas opacado para siempre, las que nos llamen a nosotros?

Eso es todo lo que sé.


martes, 17 de junio de 2025

La locura de Almayer

Portada del libro La locura de Almayer, de Joseph Conrad

Título y autor/a:La locura de Almayer, de Joseph Conrad.
Clave de lectura:Almayer busca una oportunidad para huir del fracaso.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Primera novela de Conrad, digna de todos los elogios.
Música:Camino de la jungla, de Jerry Goldsmith ♪♪♪

Joseph Conrad no escribe, hace magia. ¿Alguien ha abierto un libro suyo sin sentirse inmediatamente transportado a profundidades malayas, penumbras congoleñas o cualquier otro lugar donde el adjetivo «remoto» merezca tal nombre?

Ambientes donde los europeos, muy seguros de sí mismos, se sumergen para no respirar sino vapores de putrefacción.

El comerciante que presta su nombre a esta historia fue una vez joven, cuando se embarcó con el aventurero capitán Lingard. Y, movido por las expectativas, acabó casándose con su heredera, adoptada tras el abordaje y destrucción de un prao pirata.

El capitán estaba convencido de que el interior de Borneo escondía un gran tesoro, oro y piedras preciosas, pero ninguna expedición guiada por él consiguió encontrarlo, y lo único que pudo legar fue su sueño. Una idea cada vez más imprecisa bajo los contornos de la ginebra y los maderos semipodridos que forman el edificio cuyo destino era ser el centro de un emporio.

Paredes que todos llaman ahora La locura de Almayer.

Así, Almayer va envejeciendo a orillas del Pantai, en compañía de una bruja a quien las leyes consideran esposa, rodeado de árabes y un rajá que, lo sabe bien, tras palabras zalameras solo desea su perdición. Incluso una fragata holandesa le amenaza, en pos de quien vende pólvora a manos rebeldes.

Y ese hombre misterioso, el javanés del kris afilado que posee un bergantín, en quien necesita confiar para que financie una última búsqueda en la tierra de los dayaks, ¿no supondrá el peligro definitivo cuando cruce miradas con Nina, su indómita hija? Todo lo hace por ella, para que pueda caminar por las calles de Ámsterdam sin que nadie se fije en sus rasgos mestizos.

Ya en su primera novela nuestro autor recrea como nadie a los portadores de «la carga del hombre blanco», según expresión de otro ilustre contemporáneo como Kipling.

Representantes de una supuesta supremacía carcomida por dentro. Contagiados de una decadencia que comienza por las personas y se extiende a todo lo que las rodea.

Título digno de todos los elogios.


Almayer siguió con la vista la canoa hasta que salió fuera del espacio alumbrado. Poco después llegó hasta él, a través del río, el murmullo de muchas voces. Vio una hilera de antorchas alzarse bruscamente de la ardiente hoguera e iluminar durante un momento la puerta de la empalizada, rodeada de gente.

viernes, 13 de junio de 2025

Oscuridad. Tiempo

Oscuridad. Tiempo

Ignoro ya qué es luz y qué oscuridad.
El tiempo huye,
No reconozco nada de lo que me rodea.
ha teñido sus ramas de negro
La luz duele, ciega los ojos.
y nos ha abandonado
La oscuridad despierta lágrimas de sanación.
sobre un cristal a nuestra suerte.

lunes, 9 de junio de 2025

La vida pequeña

Portada del libro El arte de la fuga, de J.Á. González Sainz

Título y autor/a:La vida pequeña, de J.Á. González Sainz.
Clave de lectura:Colección de pensamientos a raíz de la pandemia.
Valoración:✮✮✩✩✩
Comentario personal:No consigo apreciarlo.
Música:Fuga del Nerone (a 4 voces), de Pablo Queipo de Llano ♪♪♪

Salvo deshonrosas excepciones, creo en las segundas oportunidades literarias.

Es decir, cuando un libro falla en convencerme por el motivo que sea (o soy yo el que le falla a él), no trazo una equis roja sobre el nombre de quien lo firma. No de manera inmediata.

Merece que busque los trazos de su pluma como mínimo otra vez. E incluso una más, si me siento de verdad el culpable.

Así que vuelvo a J.Á. González Sainz, cuyos autodenominados «caprichos o disparates» de Por así decirlo tan poco me gustaron en su momento. Y el desencuentro se repite en La vida pequeña.

No puedo escudarme en razones obvias, de esas que cualquier censor apoyaría («sí, sí, tienes razón, está mal escrito, es pretencioso, gris, resulta aburrido…»). Qué va, goza de muy buena prensa. Lo que entra en juego es la pura subjetividad: el plano mental del autor y el mío no convergen.

González expone la relación entre la persona y el mundo, puesta a prueba en la pandemia de 2020. Le acompañan en sus meditaciones Rilke, Hölderlin, Montaigne o Thoreau. Subtitula el resultado El arte de la fuga.

Cuando termino de leerlo, me siento encallado. Si me dejara dominar por la maldad, diría que habla de vaguedades, que el discurso es demasiado vaporoso y que, a despecho de la metáfora musical propuesta, la fuga, no distingo el punto de reunión hacia el que se dirigen las voces.

Siguiendo con la analogía, a lo que me recuerda es a una rapsodia, en la que no consigo ni entrar ni centrarme, como he señalado. Mala suerte.

Segunda oportunidad, segundo fracaso. Habrá que esperar si a la tercera…


Cambiar, cambiar de ciudad, de horizontes, de casa o trabajo o compañías, cambiar de costumbres y hasta si es posible de actitudes o bien cambiar de lo que sea pero en cualquier caso cambiar se convierte a veces en una verdadera comezón que no nos deja a sol ni a sombra, cuando no en una necesidad lisa y llana.

jueves, 5 de junio de 2025

Día Mundial del Medio Ambiente (II)

Prohibido aparcar

El cielo se refleja en el mar. El mar acaricia la roca.

La roca protege la tierra. La tierra alimenta al árbol.

El árbol da su oxígeno al cielo. ¿Y yo?

Mojo mis manos, camino, me refugio bajo copas verdes, respiro…

¿Qué puedo aportar a todo esto?


lunes, 2 de junio de 2025

El ladrido

Portada del libro El ladrido, de Óscar Muñiz

Título y autor/a:El ladrido, de Óscar Muñiz.
Clave de lectura:Dos hombres perseguidos y armados irrumpen en casa de Juan.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Novela con muy buen pulso dramático.
Música:La Romería, de Víctor Manuel ♪♪♪

Un labrador talla madreñas. Su mujer y su hija preparan tortas de maíz. La abuela los acompaña junto al fuego… Y el perro comienza a ladrar.

De improviso, un hombre con chaqueta de cuero negro y una metralleta irrumpe en la casa, intimándolos a guardar silencio. Tras asegurarse de que no hay nadie más, llama a su compañero.

Este entra caminando con dificultad. También él empuña un arma, aunque su resolución se ve disminuida por el gesto de dolor. Han cruzado el río huyendo de la Guardia Civil.

Así abre Óscar Muñiz su novela El ladrido.

El Valiente y Mauro son los últimos representantes de aquellos maquis que, desde hace veinte años, cuando la derrota se convirtió en un hecho, han recorrido los montes de Asturias. Bandoleros, según la acusación oficial.

Y de eso viven, de atracos, violencia y muertes que les permitan disponer de fondos para ocultarse en Francia y volver a cruzar de tanto en tanto la frontera.

Aunque la pericia demostrada para sobrevivir a sus perseguidores puede que se tambalee tras el último golpe. No conocen la zona, no saben si tendrán apoyo. Juan, Ramona, Luz, la anciana, han de evitar atraer sospechas mientras el Valiente se repone de su grave enfermedad o… o…

Quizá el dinero ayude, además de los golpes y amenazas: gracias a él, Juan podrá mercar la vaca de Pin el del Ferreru. Y, con algo más (el saco de los intrusos se adivina lleno), pagaría la renta de las tierras del ama, compraría otras propias, ganado de labor, contrataría jornaleros, plantaría eucaliptos…

Ramona, como Lady Macbeth, no deja de incitarle en sus ensueños.

Por su parte, Luz se siente ofendida de que alguien tan peligroso como el Valiente no parezca fijarse en ella, cuando a los demás hombres, incluidos su novio y Mauro, se les nubla la vista ante su presencia.

El pulso narrativo bajo el cual se desarrolla la acción —o la nerviosa inacción— supone el valor más destacado de esta historia.

En efecto, Muñiz «prende la hoguera» desde la primera escena y es tan hábil como para que su llama nunca disminuya de intensidad: bien por él (a despecho de algunas asombrosas faltas de ortografía que amenazan con embarrar el camino).

El thriller presenta otras virtudes: por ejemplo, la descripción del trasfondo en el que ambos huidos se niegan a rendirse. Hay saltos cronológicos hacia los días de furor del 36 o el 37, pero mucho ha cambiado desde entonces. La gente intenta llevar una existencia tranquila, sacar adelante granjas y negocios, y recela de la antigua guerra.

En definitiva, estoy seguro de que no defraudará a ningún potencial lector.


Ante él tiene a Mauro, con la inseparable metralleta al brazo. Mauro que, ahogado ya por la claustrofobia, se aventura a salir fuera de la casa. Es una imprudencia, desde luego: cualquiera que pase no puede menos de extrañar la presencia de un hombre armado.

viernes, 30 de mayo de 2025

El 51

Tuktuk número 51

Los ojos del 51 aún brillan. Esos ojos azules que tanto han visto.

Golpes, urgencias, caucho quemado, un aire sin aire...

El 51 ignora adónde dirigirse. Y el sonido del silencio lo enloquece.

Pero no dejará de intentarlo, jura. Aún no ha llegado la hora en que...

(A su espalda, sobre la colina, se adivina un bosque de cruces).

Con rumbos infinitos o sin rumbo. Mientras una sola gota alimente sus exhaustas venas.

Los ojos del 51 continúan brillando.


lunes, 26 de mayo de 2025

Torpedos en el Cantábrico

Portada del libro Torpedos en el Cantábrico, de José Ángel del Río

Título y autor/a:Torpedos en el Cantábrico, de José Ángel del Río.
Clave de lectura:Acciones submarinas durante las dos guerras mundiales.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Muy documentado y con poco espíritu narrativo.
Música:Western Approaches, de Clifton Parker ♪♪♪

Según avanzo, noto que la presión hace crujir los mamparos. Luces rojas parpadean. Mis nervios se ponen a prueba.

En algún momento, dudo si abrir todos los tubos del blog y lanzar una andanada en abanico.

¿Cómo se puede escribir un libro sobre submarinos y que su quilla roce tanto la monotonía? ¡Impensable!

Pues me temo que así es. Torpedos en el Cantábrico distingue a José Ángel del Río como excelente documentalista —tiene que haber invertido larguísimas horas visitando archivos— y bastante menos buen narrador.

El subgénero de los escualos de acero está representado en sus ámbitos literario y cinematográfico por títulos que abarcan lo épico, lo trágico, lo histórico, lo simpático… Pueden elegirse enfoques casi tan numerosos como las leguas bajo el mar del Nautilus.

La obra de hoy debería unirse a la saga con honores, gracias a la singularidad de su teatro de operaciones; el obstáculo reside en la cuadriculada manera de contarlas.

Submarino beligerante hunde carguero español. Gobierno español protesta (con nota diplomática reproducida de la A la Z). Gobierno del submarino dice que lo estudiará (con nota diplomática reproducida de la Z a la A). Submarino beligerante hunde carguero español. Gobierno…

Sin variación, aparte de los nombres implicados, página tras página: el Marqués de Urquijo y el U 46, el Mercedes y el U 91, el Neguri y el U 152, el Monte Gorbea y el U 512

Adquirimos, por supuesto, conocimiento de actividades opacas, historiales de buques objeto de errores y crímenes en igual proporción, y relacionamos los ataques con los escenarios estratégicos que afectaron a las armadas en liza durante las dos guerras mundiales. Pero un guion tan monocorde lastra lo que ningún autor debería jamás perder de vista: el placer de la lectura.

Por fortuna, algunos capítulos aportan variedad. En concreto, los dedicados al Torelli y el Giuliani, sumergibles italianos que, forzados por averías de combate, recalan en el puerto de Santander en 1942. Las redes aliadas por un lado, y del Eje por otro, comienzan a trabajar para internarlos o propiciar su fuga.

¿Espías y submarinos? Mmmmmm… También destacan las operaciones más o menos subrepticias para reabastecer desde la costa nacional a los Unterseeboote germanos. Ya asoma un poco más la torreta.

Y aquellos incidentes que implican a unidades británicas como el Sceptre, con órdenes de alcanzar a ciertos navíos sin importar bandera o aguas territoriales, contribuyen finalmente a la flotabilidad del conjunto. Por los pelos.

Anoto en el cuaderno de bitácora: ¡abajo periscopio! ¡Tubo uno, fuego! ¡Tubo dos…!


Para el aprovisionamiento del U 21 en la costa gallega se requerían 40 toneladas de gasóleo, 8 de lubricante, 2 de agua dulce y comestibles para mantener a treinta hombres durante diez días. Inmediatamente, los agentes alemanes se pusieron en marcha con el fin de conseguir estas vituallas.

viernes, 23 de mayo de 2025

Nuestro mundo (XXIII)

Niños jugando

Los niños tienden sus manos
entre carreras y gritos de gozo.
¡Son aún tan pequeños!

Ignoran que una mano abierta
puede herirse, que los juegos
de la vida no se juegan así.

Tomar, arrebatar, esa es
la única lección que importa.
Vence el puño del más fuerte.


lunes, 19 de mayo de 2025

Un amor

Portada del libro Un amor, de Sara Mesa

Título y autor/a:Un amor, de Sara Mesa.
Clave de lectura:Un deseo de aislamiento desemboca en una encrucijada vital.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Demuestra una habilidad narrativa de quilates.
Música:Pasacalles a 7, de La Musgaña ♪♪♪

Por primera vez leo a Sara Mesa y, guiado por las sensaciones que me despierta Un amor, no encuentro excusa para no unirme a los elogios de quienes la califican de gran escritora.

Nat, la protagonista, se traslada a una aldea remota. Un hurto cometido en su anterior trabajo parece empujarla a la soledad.

Además del casero, de gestos y maneras intimidantes, que para su alarma entra y sale cuando quiere, en las cercanías vive alguien de actitud acogedora: Píter. El hippie, como se le conoce.

También Andreas, silencioso y huraño, cuenta con sobrenombre: el alemán. Cultiva hortalizas.

Roberta, la anciana de la casa amarilla, está perdiendo la conciencia. Su marido, Joaquín, la vista.

Una adolescente despacha en la tienda, aunque ansía abandonar el lugar lo antes posible. Una familia gitana no cuenta para nadie, casi proscrita.

Otra familia con niños acude los fines de semana, tras haber recibido su «chaletito» en herencia.

Sieso, un perro huidizo, acompaña a veces a Nat. Se lo ha proporcionado el casero y quizá lo haya golpeado antes para acobardarlo.

Un día, las goteras causadas por la lluvia se convierten en una catarata y el alemán se ofrece a reparar el tejado (el casero no lo hará, por supuesto) a cambio de…

De que le permita «entrar en ella». Una sola vez, con las condiciones que Nat establezca. Será rápido y delicado. Se trata de una necesidad de su cuerpo, sin ataduras emocionales, desprecio ni aprecio que pudiera abrir brechas o construir puentes entre ambos.

Sin embargo, esa vez se convertirá en la primera de una escalada hacia «algo» que podría salvar el rumbo de su vida. O quizá hacerlo descender más, si ello es posible.

Mesa demuestra una habilidad narrativa de quilates: la corriente de pasiones oscuras que domina las almas, el entorno aislado y angustioso, la vida en forma de laberinto donde unos quedan atrapados y otros alcanzan la puerta que da acceso al premio…

Todas son características que lucen muy bien en mis particulares estantes de excelencia literaria.


En el paisaje castigado por la sequía se diseminan olivos, alcornoques y encinas. Las jaras, pegajosas y humildes, son las únicas flores que salpican la tierra. La monotonía de los campos se rompe únicamente por el contorno de El Glauco, un monte bajo de arbusto y matorral que parece dibujado a carboncillo sobre el cielo desnudo.

viernes, 16 de mayo de 2025

Un beso

Un beso en la calle.

Es solo un beso, lo sé,
ese gesto que tantas veces
proscrito declara el mundo.

Leve abrir de labios,
íntimo roce en fuga
de su prisión de ausencia.

Es solo un beso, rebelde,
y ni leyes, ni jueces, ni rejas
podrán jamás detenerlo.


lunes, 12 de mayo de 2025

El ser mente

Portada del libro El ser mente, de Fredric Brown

Título y autor/a:El ser mente, de Fredric Brown.
Clave de lectura:Si el ser mente consigue avisar a su planeta sobre nosotros...
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Se deja leer (a pesar de las inverosimilitudes).
Música:La cosa, de Ennio Morricone ♪♪♪

No es la primera vez que Fredric Brown llama a la puerta del blog. Ya tuvo oportunidad de presentarse con un volumen de relatos, Amo del espacio, sobre los que concluí que eran dignos representantes de la Edad de plata en la ciencia ficción.

Demos paso ahora a una novela de su misma mano: El ser mente. ¿Digna también?

En su mundo natal, el ser mente sufre una condena de exilio.

Enviado a un planeta perdido, comienza a explorar el entorno. El «sentido perceptor» le sirve mejor que la vista o el oído, de los cuales carece.

Y, junto a formas de vida inferiores, que podrían servirle para transportar u ocultar el caparazón donde reside su esencia, descubre especímenes con gran potencial como anfitriones.

Quizá esta roca azulada haga que cambie su suerte, a fin de cuentas. Si hallara a un anfitrión con conocimientos para fabricar los dispositivos necesarios, daría aviso a los de su especie. Podrían colonizarla.

Porque los seres mente han evolucionado en un cuerpo propio (aquí los confundirían con algo que llaman «tortugas») pero, sobre todo, se aprovechan del contenedor de otros.

Esperan a que estén dormidos, se introducen en su conciencia, toman posesión en un segundo y… Leales esclavos para lo que necesiten.

La única pega es que, una vez dentro, solo pueden abandonarlos si los anfitriones mueren. Por causas naturales, accidentales o… inducidas.

En el pueblo adonde ha ido a parar, los fallecimientos de algunos habitantes y la anómala manera de comportarse de ciertos animales llaman la atención del doctor Staunton, físico electrónico de vacaciones. Y de la profesora Talley, a quien recurre para tomar notas taquigráficas sobre sus reflexiones.

Dos cerebros humanos (no conviene que se duerman, recordemos) contra el ser mente. ¿Quién vencerá?

Mi impresión: esta historia se aleja de los grandes títulos del género, pero tampoco creo que alcance a los de clase «media-alta».

Lo peor es la falta de verosimilitud dentro del contexto. Porque podemos aceptar que tal organismo aparezca en la Tierra (La invasión de los ladrones de cuerpos, Pánico en el Transiberiano…); no obstante, la perspicacia que distingue a los protagonistas resulta difícil de reconocer sin más.

¿Es normal deducir que existe una amenaza intergaláctica porque un ratón se abalance contra una pareja o un perro se meta bajo las ruedas de un coche? Ni Sherlock Holmes…

En fin, que se deja leer y todo eso, aunque hay que pagar peaje.

Mi amo me ordena que os lo diga y yo os lo digo.


Le habían enviado en algo parecido a un rayo de fuerza (una pobre descripción, aunque prácticamente tan inexacta como sería cualquier otra frase sencilla de nuestro idioma). La transmisión fue instantánea. El ser mente estaba en el proyector y un instante después se encontró junto a un camino del bosque, al norte de Bartlesville, Wisconsin, sin haber experimentado impacto alguno en su llegada.

viernes, 9 de mayo de 2025

El precio de la paz

Trompa musical en un desfile.

A menudo resulta difícil trazar una línea entre violencia «justa» e «injusta», o entre medios moralmente o no aceptables para alcanzar un fin justo.

(Habría que definir aparte la justicia, pero supongamos que tenemos en mente un marco de referencia común).

La guerra, expresión última de dicha violencia, crea su propia moral, y esta comparte apenas el nombre con el concepto que aplicamos en un ámbito civil. Incluso muta según el momento y las circunstancias del conflicto.

¿Tú podrías matar a alguien?, me preguntaban hace poco. Y mi respuesta no fue negarlo como algo propio de monstruos ni plantar los pies con firmeza, aludiendo a defenderme de un peligro que me amenazara a mí o a los míos.

Solo pude contestar que no lo sabía. Y pido con todas mis fuerzas que jamás tenga que averiguarlo.

¿Es lícito entonces fundamentar los valores de nuestras vidas civiles, verbigracia el ansia de paz, sobre la máxima para bellum? ¿Debemos «prepararnos»?

No conozco a nadie, por ejemplo, que no opine que, si se hubiera plantado cara a Hitler en aquella Conferencia de Munich...

Pero claro, pongámonos en la piel de ciudadanos británicos o franceses de la época, con memoria de los gases asfixiantes, las trincheras y el Somme.

¿El führer quiere los Sudetes? ¡Pues solucionado! Ni sangre, ni sudor, ni lágrimas.

¿Quién habría estado dispuesto a sacrificar sus propias vidas, o las vidas de sus hijos, para que generaciones posteriores disfrutaran de libertad y democracia?

Dicho sin circunloquios: ¿qué precio estamos dispuestos a pagar hoy, hoy mismo, como sociedad y a nivel personal, para que los nuevos führer que parecen salir de debajo de las piedras (¡oh, la patria, la grandeza de la patria!) lleguen a conclusiones de no agresión dentro de sus cerebros de psicópatas?

En este caso no vale un socorrido «no lo sé»…


lunes, 5 de mayo de 2025

Una filosofía de la resistencia

Portada del libro Una filosofía de la resistencia, de Carlos Javier González Serrano

Título y autor/a:Una filosofía de la resistencia, de Carlos J. González Serrano.
Clave de lectura:No nos dejemos manipular sin resistirnos.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:«El conocimiento es la auténtica resistencia».
Música:My Name Joe, de David Massengill ♪♪♪

Carlos Javier González Serrano escribe con actitud combativa. Y demanda lo mismo del lector.

Su mirada se posa sobre el mundo en el que nos relacionamos (o ya no lo hacemos, o apenas «virtualmente») y concluye que se aleja del concepto de vida buena.

Una filosofía de la resistencia: el propio título de este libro me parece acertado cuando se refiere a «una» y no «la» filosofía, expresando así que se trata de una posibilidad elegible, no la imposición de un valor moral absoluto.

Hay que tomarse el tiempo necesario para reflexionar. Hay que dar de lado al imperio de lo vacío. A la exigencia social de «disfrutes» tan inmediatos como idiotas.

Emotiocracia e idiocracia se dan de hecho la mano. Podrían ser las palabras estrella de este año, de los pasados y, casi con seguridad, de los venideros.

No podemos esperar que los «poderes» nos ofrezcan orientaciones saludables, ni siquiera que nos inviten a dicho planteamiento reflexivo. El proceso debe partir de nosotros en tanto ciudadanos con todas las implicaciones clásicas del término, no entes de consumo con tragaderas abiertas.

Complacidos o quejosos, narcotizados en cualquier caso entre volutas de humo seudotecnológico que nos impiden el paso siguiente: ¡del pensamiento a la acción!

Pero tenemos que quererlo, repito. Igual que desde arriba no nos van a echar una mano, tampoco la pasividad, el «no hay nada que yo pueda hacer», que parece ser la respuesta a nuestra insignificancia dentro del engranaje, juegan a favor.

¿Hasta dónde coincido entonces con las preocupaciones que afligen a González? ¿Tienen un poso reconocible?

Sí, la respuesta a esto último es positiva: me despiertan inmediata familiaridad.

La «dictadura felicifoide», por utilizar otro término del autor, no se va a dejar vencer tan a la ligera como sobrevuela, con ojo vigilante, nuestras vidas.

«El conocimiento», y ya termino, volviendo a citarle, «es la auténtica resistencia».


En mi experiencia diaria con adolescentes, compruebo con mucha preocupación cómo ciertos ritmos frenéticos y enfermizos, relacionados con procesos económicos —y, por tanto, asociados al consumo rápido, superfluo y desaforado—, están parasitando la psique, las emociones y las acciones de nuestros jóvenes, sumergiéndolos en una dinámica de autoexigencia, vacuidad y malsana competitividad.

viernes, 2 de mayo de 2025

Pimiango (XXIV)

Diente de león

Días después del apagón, me siento a la puerta de casa con una taza de té. Los cables que colgaron inertes de fachada en fachada sirven de columpio a las golondrinas.

Estoy en Pimiango, que es un buen lugar para… Para todo.

He plantado hortensias y calas, que también llaman mantos. He recogido limones. He hundido los dedos en la tierra esponjosa con semillas de flor, de pimiento y de tomate.

El rosal y los geranios me dan los buenos días tan alegres que levanto la mano para saludar junto a ellos al nuevo sol.

Dos gatines no tardan en aparecer, reclamando con maullidos su cuenco de leche matutina.

Aún no he decidido con qué nombre armar caballero al atigrado: Arturo, Merlín, Lanzarote y Perceval ya desfacen entuertos… Quizá Galahad… Sí, el intrépido Galahad, definitivamente.

(La mirada del negro me inquieta: ¿no estaré dando de desayunar a un oculto Mordred?).

Cuando me acerque a La Librería habrá miles de mundos aguardándome. Y sé que algunas personas sonreirán.

Volveré dentro de poco a caminar sobre el asfalto, también lo sé, a descender a esos túneles en los que el tiempo tiene el mismo valor que soplar sobre un diente de león.

Pero hoy no. Hoy no…


lunes, 28 de abril de 2025

Apagón

Instalación eléctrica.

La pantalla del ordenador se funde a negro. La red no funciona.

El teléfono busca cobertura igual que Diógenes con su luz un hombre honesto: sin resultado.

La música enmudece. El café ha quedado frío. Salgo a la puerta guiñando la mirada.

No sé qué espero ver, auroras meridionales o enjambres de drones en lo alto.

Me pregunto si mañana el cielo de abril seguirá siendo tan hermoso.


viernes, 25 de abril de 2025

Algunas cosas cartesianas

Mecanismo de ruedas.

Resumiéndolo mucho, Descartes proponía que de A pasemos a B, de B a C y de C a D. Análisis y síntesis.

A veces se dan saltos, asumiendo riesgos lógicos, como de A a D.

Pero otras veces ocurre que desde A alcanzamos Å, Ω, ∞…

Por no sé qué ruedas y procesos mentales, aunque sí reconozco las demandas físicas, me levanto de la silla a poner una cafetera.

Al girarme, quedo enfrente de la fonoteca. En concreto, compositores centroeuropeos de finales del XIX: Bruckner, Goldmark, Kálman, Lehár, Wolf, Mahler…

Por no sé qué procesos mentales de nuevo, me fijo en una grabación de Eva, la opereta de Franz Lehár, cantada ¡en español!

Mientras la cafetera trabaja en mi necesidad, miro en Internet los avatares de esta partitura y encuentro que la versión hispanizada se estrenó en el Teatro de la Zarzuela en 1913. Su adaptador fue Atanasio Melantuche.

Pincho en el enlace sobre su nombre para informarme de que trabajó como autor dramático y redactor, y su hijastro se llamaba Javier Bueno.

(En la misma página del obituario, en el diario La Época de 18 de julio de 1927, leo sobre la victoria del Real Madrid ante Boca Juniors por dos «goals» a uno aunque, al día siguiente, agotados, les colara cuatro una selección rosarina).

Perdón, que me distraigo. Voy a la página de Javier Bueno en la Wikipedia y repaso su biografía, desde el nacimiento como hijo de la actriz Soledad Bueno y el periodista José Nakens, hasta la sentencia a ser ejecutado en juicio sumarísimo. Septiembre de 1939…

Juicio viene del latín iudicium, compuesto de ius —de donde se deriva iustus, «justo»—, y dicare —«mostrar», «exponer»—. Las balas tenían prisa sumarísima por mostrarse en 1939.

José Nakens también resulta ser parte de la historia (de la prensa y de la grande), debido a su condena por encubridor de Mateo Morral, el anarquista que intentó asesinar a Alfonso XIII. Además de por las cuarenta y siete excomuniones obispales que, según la fuente, se arrojaron sobre los colaboradores de su periódico. ¡Menudo récord!

Por otro lado, aparece documentada la estima que le tenían el médico Gregorio Marañón, el de la parada de metro capitalino (líneas 7 y 10: si vais al Museo Sorolla o al Lázaro Galdiano es la vuestra), o el alcalde José Francos Rodríguez, el de la calle donde salesianos y transeúntes disfrutan de esa cúpula neobizantina tan chula.

En fin, volviendo al austrohúngaro Lehár, por poner algún coto al ∞, escuchemos un aria de Eva: Wär’ es auch nichts als ein Augenblick, en la voz de Joan Sutherland.

El café llena la taza. Calentito y cartesiano.


lunes, 21 de abril de 2025

Meditaciones de un impío

Portada del libro Meditaciones de un impío, del Solitario de Tiñana

Título y autor/a:Meditaciones de un impío, del Solitario de Tiñana.
Clave de lectura:¿Por qué, si el Creador exige fe, nos concede entendimiento?
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Hay libros cuya mera existencia resulta tan sorprendente...
Música:You Want It Darker, de Leonard Cohen ♪♪♪

Dios es el personaje principal. Y el Solitario de Tiñana quien, sin poder creer en Él —porque la razón que ha insuflado en su criatura, imagen y semejanza, le previene—, no deja de buscarlo.

De intentar entenderlo.

De preguntarle por qué, por qué, por qué.

Si hacemos una búsqueda biográfica del Solitario, difícil será encontrar más referencia que un nombre «real»: Rodrigo Uría y Uría, nacido en Oviedo hacia 1870, que «viajó por el extranjero y por España» y escribió principalmente colaboraciones periodísticas.

A través de las Meditaciones de un impío, dadas a la imprenta en 1918 y disponibles en edición facsímil, le acompañamos en largos paseos en los que todo lo inculcado como base del orden social (un padre en lo alto, unos hermanos mayores que transmiten sus palabras, unos hijos humildes ante los designios) se manifiesta como duda crítica, jamás certeza.

¿Libre albedrío? ¿En serio? ¿La fata morgana que nos salva y nos condena por igual?

¿Libre albedrío en esos ojos negros con los que se cruza, dentro de los que quisiera sumergirse y que, sin embargo, han de obedecer las instrucciones de su confesor?

No, el Solitario no lo acepta. La humildad, el miedo, la obediencia a «su voluntad», atentan contra la luz.

El Dios de la ira. El Dios de la gracia. El Dios de la misericordia. El Dios de la venganza. El Dios mutable. El Dios pequeño.

La Iglesia, avisada del desvarío, le advierte de las consecuencias. Si persevera, la justa ira de la fe habrá de apartarle como a un miembro gangrenado.

¿Justicia? ¿A eso llaman justicia?

Cada día, incluso en forma de sueño, le acerca más al momento en que sea Él mismo quien le juzgue. Ninguno de sus acólitos.

Y quien pronuncie palabras de condena o absolución.

Hay libros cuya mera existencia, más allá del azar al descubrirlos, resulta tan sorprendente…


La juventud es un peligro, la belleza es un peligro, la ocasión es un peligro, el amor es un peligro; el que ama el peligro en él perece. Huye, pues, del amor, de los placeres, de las alegrías, del mundo, en fin, y allá, en las sombras, imponte ayunos, aplícate cilicios, macera el hermoso cuerpo hasta manchar su nieve, rasga el suavísimo cutis hasta teñir su raso.