El protagonista de la película Senderos de gloria cita cierta frase de Samuel Johnson cuando le exigen atacar, a mayor fama de la nación (y del general que da la orden), la colina de las hormigas: «El patriotismo es el último refugio de los canallas».
¿Es así? ¿Han de considerarse sus ínfulas una gran hipocresía, disfraz de quienes claman por la moralidad pública sin preocuparse en exceso de la propia?
¿Aquellos que por ejemplo rezan a un dios compasivo (golpes de pecho e inclinaciones ceremoniales) antes de masacrar a sus criaturas?
¿O pronuncian discursos con gestos que atraigan la moneda más baja del espectador? ¡La colina de las hormigas es nuestra por nacimiento! ¡Solo nuestra!
Patriotismo… ¿Asoman desprecio, arrogancia y maldad tras esta golpeada palabra? ¿Y respeto, nobleza, virtud…? ¿Son acaso valores proscritos?
¿Dónde se hallan? ¿Celebraremos su incruento retorno algún día?
Muchas preguntas… La respuesta, si es que existe, quizá resida en el corazón de cada persona.
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