miércoles, 31 de diciembre de 2008

Sorpresas de 2008 (Szabó, Runciman, Haushofer, Debney)

Clave de lectura: Un buen año de descubrimientos.
Valoración: Libros recomendados ✮✮✮✮✮
Música: La isla de las cabezas cortadas, de John Debney ♪♪♪
Esta va a ser la última entrada del año, así que quisiera recordar algunas agradables sorpresas que me he llevado en los últimos doce meses y que aún no habían encontrado aquí su sitio. Dando la vuelta al nombre del blog, empecemos por el apartado de las letras.


Portada del libro La balada de Iza, de Magda Szabó.
La balada de Iza, de Magda Szabó. Había leído otra obra suya, La puerta, y me pareció brillante. Pues esta lo es incluso más.

Se trata de una historia acerca de las relaciones entre una madre recién enviudada y su hija, aderezada con la participación del ex-marido, el nuevo pretendiente y constantes flashbacks a la vida del padre.

La caracterización psicológica de los personajes es extraordinaria: qué sienten, qué les motiva, cómo se ven los unos a los otros... Se muestran totalmente reales.

Y de un tema base sólo en apariencia común, Szabó desarrolla una novela que nunca pierde interés (salvo un final demasiado acelerado, si nos empeñamos en ponerle alguna pega). Nueve y medio sobre diez.


Portada del libro La caída de Constantinopla, 1453, de Steven Runciman.
La caída de Constantinopla, 1453, de Steven Runciman. Afirmar, como lo hace en el prólogo el historiador Antony Beevor, que inspiró a Tolkien para escribir El señor de los anillos, ya llama la atención. Un libro considerado de referencia en el género, donde he encontrado mucha amenidad al tiempo que varias curiosidades.

Así, resulta que existió realmente el imperio de Trebisonda (o, lo que es lo mismo, Trapisonda, el terrenito suspirado por Don Quijote como recompensa al iniciar su vida de caballero andante).

También, que entre los contingentes que tomaron parte en la defensa de la ciudad había una guarnición catalana, comandada por Pere Julià. Y que un excéntrico noble castellano, don Francisco de Toledo, quien insistía en ser pariente lejano del emperador, acompañó a Constantino XI Paleólogo hasta el final.


Portada del libro Nosotras matamos a Stella y El quinto año, de Marlen Haushofer.
No nos olvidemos de la austriaca Marlen Haushofer. La descubrí gracias a dos novelas cortas editadas en un único volumen: Nosotras matamos a Stella y El quinto año.

Los conflictos internos de la autora, que en 1943 dejó la universidad para casarse, se ven reflejados en estos relatos. Incómoda con las limitaciones que le imponía su papel de ama de casa, se dedicó a escribir como evasión.

En el primero describe el sufrimiento de una mujer que se siente moralmente culpable, en lugar de víctima, por los engaños de su marido.

En el segundo, por su parte, la protagonista es una niña de cinco años que narra sus vivencias en casa de sus abuelos. Si bien la atmósfera se dibuja con tono más relajado, no deja de estar presente un trasfondo ominoso debido a la desaparición del resto de la familia durante la guerra.


Trasladándonos ahora al mundo de las corcheas, con el número uno indiscutible... La isla de las cabezas cortadas, música de John Debney.

La película me parece entretenida, pero la banda sonora es más que eso, es estupenda. Pasa magistralmente de lo aventurero a lo romántico, de lo épico a lo lírico, de los mares abiertos a las sombrías mazmorras. ¿Cómo pude habérmela perdido hasta ahora?

En fin, nada más. Os deseo un buen año nuevo. Dong, dong, dong, dong...


sábado, 27 de diciembre de 2008

Roma eterna

Clave de lectura: Ucronía de una Roma sin fin.
Valoración: Flojea un poco pero entretiene ✮✮✮✩✩
Música: Quo Vadis (Marcha triunfal), de Miklós Rózsa ♪♪♪
Portada del libro Roma eterna, de Robert Silverberg.

Una ucronía, según la Real Academia, es una reconstrucción lógica, aplicada a la historia, dando por supuesto acontecimientos no sucedidos pero que habrían podido suceder.

Pues de eso va hoy el asunto, de ucronías. Con vosotros, Robert Silverberg y su Roma eterna.

Moisés fracasa en sacar a los israelitas de Egipto y este pueblo prácticamente desaparece. Por lo tanto, su religión nunca se desarrollará... y tampoco habrá cristianismo.

Bajo esta premisa, la novela consta de diez capítulos independientes, que corresponden a momentos cruciales en el devenir del imperio.

Uno, por ejemplo, relata cómo un ciudadano exiliado a la recóndita Arabia se da cuenta de que un tal Mahmut constituye un potencial peligro si continúa ganando adeptos y decide solucionarlo para recuperar el favor del césar.

En otro se nos narran los intentos de conquista de un nuevo mundo llamado México.

También aparecen los problemas con los bizantinos, cuando el inmenso Estado se parte en dos. O el periodo de terror durante la revolución que debía fundar otra vez la república, tras derrocar al antiguo régimen.

No menos importante resulta, ya avanzados los siglos, la construcción de la nave espacial Éxodo.

Aunque quizá un pelín más floja para lo habitual en otros títulos que he leído del autor, diría que entre aprobado y notable, no cabe duda de que en lo fundamental es entretenida.

Y esto es todo, amigos.


jueves, 18 de diciembre de 2008

El distrito de Sinistra

Clave de lectura: Lo cotidiano y lo absurdo se dan la mano en Sinistra.
Valoración: Una página más, sólo una. Bueno, otra. Y otra... ✮✮✮✮✩
Música: Túrót eszik a cigány, de Zoltán Kodály ♪♪♪
Portada del libro El distrito de Sinistra, de Ádám Bódor.

Hasta que el estrés acabó con el intento, aguanté casi tres años de mi vida estudiando húngaro. Y digo estrés porque no os hacéis una idea de lo difícil que resulta este idioma.

No tiene relación con ningún otro en el mundo, aparte de reminiscencias con el estonio y el finés. Bueno, y con ciertas curiosidades siberianas como el ostiaco, el vogulo y tal.

Incluso existe un dicho: El diablo inventó el húngaro estando borracho y cuando despertó había olvidado las reglas.

Si sumamos todo lo sumable, el húngaro lo hablarán unos trece millones de personas. Pues bien, hoy mencionaré a un escritor de ese espacio cultural: el rumano de Transilvania Ádám Bodor.

En El distrito de Sinistra nos narra la extraña vida de los habitantes de un lugar aislado por inmensos bosques y sujeto al ataque del constipado tungúsico. Allí llega un día el protagonista en busca de su hijo adoptivo, sin saber lo que le espera.

Por lo pronto, las autoridades competentes le asignan un nuevo nombre, Andrei, y los empleos que deberá tener en lo sucesivo: recolector de frutos silvestres, fotógrafo, peón caminero, guardacadáveres...

Podéis imaginaros que su pauta principal es el sentido del humor, muy irónico, característica que se puede encontrar en creadores que han vivido bajo regímenes totalitarios.

Al no poder expresarse de forma abierta, les gusta jugar con los temas y las palabras, para que el lector adivine por sí mismo el significado cómplice del texto.

En mi apreciación, uno de los típicos libros de «voy a leer un poco más antes de irme a dormir». Y luego te dan las tantas de la madrugada despierto.


miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mundos

Clave de lectura: La belleza nace en nuestro interior.
Valoración: Pura poesía ✮✮✮✮✩
Música: O Paraíso, de Madredeus ♪♪♪
Portada del libro Mundos, de Gertrud Kolmar.

Hoy quisiera recomendar algo de poesía. En concreto, la obra de una autora con un destino personal tan trágico como el señalado en la anterior entrada.

Me refiero a Mundos, de Gertrud Kolmar.

Kolmar llevó una existencia discreta (el popular de la familia era su primo, Walter Benjamin). Cuentan que era muy tímida y dedicó su vida a leer, escribir y estudiar idiomas.

Como alemana y judía, sufrió todas las humillaciones posibles durante la época nazi, hasta que en 1943 fue deportada a Auschwitz, donde murió.

Uno de los poemas más bellos del libro lo dedica a alguien de quien estuvo enamorada: un químico y también poeta, Karl Josef Keller, que leyó en cierta ocasión unos versos suyos y le escribió una carta para conocerla.

Así iniciaron una relación epistolar que desembocó en un encuentro mucho más estrecho. Por desgracia, aunque siguieron viéndose durante años, parece que él no sentía lo mismo por ella, pero no se atrevió a confesárselo hasta el momento de su matrimonio con otra mujer.

Un fragmento de su corazón en Nostalgia:

¡Noches engullidas, anegadas en mares eternos!
Cuando mi mano se acostaba sobre la pelusa de tu pecho
para dormitar,
cuando nuestros alientos fermentaban un vino exquisito, que en
copa de cuarzo rosa ofrecíamos a nuestro dueño, el amor,
cuando en las montañas de las tinieblas nos crecía la drusa y
maduraba, fruto cóncavo de cristal de roca y amatistas
de color lila,
cuando la ternura de nuestros brazos despertaba tulipanes de
fuego y jacintos de un azul de porcelana en tierras onduladas,
lejanas, que se extendían hasta el alba,
cuando, jugando sobre el tallo torcido, el capullo semicerrado de la
amapola, como una serpiente, nos mostraba la lengua
rojo sangre,
los árboles de Oriente del bálsamo y de la canela con su follaje
tembloroso se erguían en torno a nuestro lecho
y los tejedores púrpura trenzaban el aliento de nuestras bocas
formando nidos en el aire...
¿Cuándo volveremos, cuándo, a huir al secreto de los bosques, que,
impenetrables, protegen a la corza y al ciervo del perseguidor?
¿Cuándo volverá, cuándo, mi cuerpo a ser para tus manos
hambrientas, suplicantes, pan blanco, oloroso, volverá
el fruto hendido de mi boca a dulcificar
tus labios sedientos?

Los traductores suelen ser grandes olvidados, pero es de justicia mencionar aquí a Berta Vías Mahou, responsable de esta versión en español con un vuelo lírico tan alto.


sábado, 6 de diciembre de 2008

El cuaderno de Rutka

Clave de lectura: Diario de una víctima del Holocausto.
Valoración: Para ayudarnos a no olvidar ✮✮✮✮✩
Música recomendada: La lista de Schindler, de John Williams ♪♪♪
Portada del libro El diario de Rutka, de Rutka Lashier.

El cuaderno de Rutka es un diario, escrito entre enero y abril de 1943 por Rutka Lashier. Tenía catorce años, era polaca y judía. Fue asesinada en Auschwitz.

Sus páginas, igual que las legadas por Ana Frank, no se pueden leer como literatura al uso.

Quiero decir que no se trata de memorias destinadas en origen a que otros pudiéramos conocerlas, sino de pensamientos íntimos propios de una chiquilla de su edad: deshojar si le gusta o no Janek, aventurar a quién dará su primer beso, describir una tarde pasada con amigos...

Aunque, tras esa inocente mirada sobre lo cotidiano, se deslizan los demás aspectos de su vida bajo la ocupación nazi. Esos que irán ahogándola, cada vez con mayores signos de vileza hacia ella y su comunidad, hasta sus últimas anotaciones.

Por otro lado, dada la brevedad del texto original conservado, me parece un acierto de la edición haber añadido ensayos que explican las circunstancias en que lo redactó su autora, cómo volvió a salir a la luz y una interesante historia de los judíos en Polonia.

Todo se convierte, en fin, en la mayor lección del libro: jamás de nuevo. Jamás el olvido.