viernes, 28 de junio de 2019

Miedo

Clave de lectura: Drama psicológico sobre los miedos y deseos profundos de una mujer.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Vals «Sangre vienesa», de Johann Strauss hijo ♪♪♪
Portada del libro Miedo, de Stefan Zweig.

Lo primero que pensé, tras leer las primeras páginas de Miedo, fue que a lo mejor el argumento se había quedado desfasado.

Ambiente vienés fin de siècle, en el que una dama de buena posición se ve sorprendida por otra mujer que la acusa mientras visita a su amante...

El temor al escándalo social si la aventura se hiciera pública...

Pues eso, quizá algo pegado a su época como para apreciarlo hoy en día. Craso prejuicio por mi parte.

Porque la situación deriva hacia una angustia que no entiende de épocas, que crece en el interior de la protagonista, agotándola, cambiándola física y mentalmente hasta abrir profundos surcos en su vida.

¿Es el joven pianista apasionado el hombre a quien de verdad desea o apenas una excusa? ¿Merece o no la pena sacrificar esa pasión a cambio de una existencia acomodada junto a su amable marido y sus hijos? ¿Podrá el chantaje de su rival, que la persigue implacablemente, conducirla a... a...?

Por algo tiene Stefan Zweig ganado su renombre.


miércoles, 26 de junio de 2019

Dueling Chanters

Concierto de Carlos Núñez y The Chieftains.

Un tal Carlos Núñez, un tal Paddy Moloney, unos que se hacen llamar los Chieftains...

Suena una flauta, un arpa, un fiddle, un whistle, un bodhrán, una gaita...

La música se entrelaza, se funde, convertida en una corriente de alegría.

Y todos los que estamos ahí la compartimos.

martes, 18 de junio de 2019

Psicopolítica

Clave de lectura: ¿Vivimos en un gran engaño acerca de nuestra libertad individual?
Valoración: Bueno, aunque algo especulativo ✮✮✮✮✩
Música: Las vidas de los otros, de Gabriel Yared ♪♪♪
Portada del libro Psicopolítica, de Byung-Chul Han.

Psicopolítica: con este título llevo un rato dudando. ¿Lo elogio o no? En caso positivo, ¿mucho o poco?

En un extremo de la balanza, las ideas que en él plasma Byung-Chul Han me despiertan un interés innegable. De hecho, trata uno de los temas que más me hacen pensar: la libertad.

¿Somos de verdad libres en la sociedad contemporánea? ¿Somos dueños de nuestras vidas, del modo de vivir que deseamos?

Se nos ha enseñado que sí, que en un sistema donde cada ciudadano tiene derecho a participar, las decisiones que se toman en común son una extensión de nosotros mismos.

Ahora bien, dice Han, ¿y si fuerzas en la sombra hicieran uso de la psicología para hacernos creer precisamente eso? Que nuestras decisiones son tomadas por propia voluntad, cuando no es así.

Según él, en el «capitalismo neoliberal» se ejerce poder sin necesidad de coerción ni violencia, sino a través de mecanismos de condicionamiento combinados con técnicas de big data.

Comienza con las huellas que deja cualquier actividad en las redes: compras, búsquedas, mensajes, comentarios, gustos y disgustos... En la era de la hiperconectividad, todo está relacionado.

La suma de interrelaciones va construyendo entonces un perfil que nos define, igual que una ventana a nuestro interior. Y con muchos interiores se crea un subconsciente colectivo.

El siguiente paso será encauzarnos para apoyar ideas que convengan en diversos ámbitos. Siempre invisibles. Siempre efectivas, porque estaremos seguros de que nos enraizamos en el libre pensamiento.

Yo no soy yo. Nosotros no somos cada uno de nosotros, sino quienes quieren que seamos. Además, ignorantes, nos sometemos de buen grado.

Pero, ¿por qué necesito ponderar el otro extremo? ¿De dónde surgen mis dudas para calificar la lectura?

Quiero pruebas. Pruebas, pruebas, pruebas. Mi lado más racional pugna con el intuitivo.

Ahí radica el punto menos logrado del libro: cómo demostrarlo. El filósofo nos lanza la advertencia, pero la defiende solo de forma retórica, sin profundizar lo suficiente. Parecido, salvando las distancias cualitativas, a una teoría de la conspiración.

En fin, tras tomar todo en cuenta, le doy el visto bueno.


martes, 11 de junio de 2019

Feliz norte

Clave de lectura: Periplo de un beninés que acaba en Noruega.
Valoración: Podría haber sido mejor ✮✮✮✩✩
Música: Barmhjertige Søstre, de Sidsel Endresen ♪♪♪
Portada del libro Feliz norte, de Árpád Kun.

No es que Feliz norte sea una mala novela, al contrario. Árpád Kun ha ganado un premio con ella y entra dentro de lo razonable.

Pero entre razonable y singular hay un trecho. Tal como se desarrolla la primera parte, crea unas expectativas mayores de las que luego cumple.

Al principio, como digo, resulta un hallazgo el mundo de Aimé Billion, el protagonista. Nacido en Benín, de madre africana y padre franco-vietnamita, se cruza por la calle con vivos y muertos por igual. También los dioses y espíritus del vudú ejercen su influencia sobre el destino de cada persona.

Su abuelo es un hechicero sanador con el poder de Legba, la abuela resucita en otro cuerpo tras enfrentarse en el más allá a un morabito que amenaza a la tribu de los bnokimos, y su madre se acompaña siempre de serpientes para recordar que casi se convirtió en sacerdotisa de Dan, la pitón desganada aunque benévola.

La segunda parte parece querer continuar en esta línea. Ya adulto, Aimé decide aprovechar la nacionalidad europea del padre y emigrar. Aterriza en Francia, donde se encuentra consigo mismo, un «yo alternativo» con la vida que habría tenido de haber tomado la misma decisión muchos años antes.

Y continúa su periplo hasta Noruega, donde se asienta sin problemas gracias a su genial facilidad para los idiomas.

¿Podrá ser feliz en un ambiente tan distinto al que está acostumbrado, la granja de la Cascada Loca en el municipio del Cerro del Gallo, donde los habitantes leen las noticias del Cuerno Vikingo? Lo descubriremos tanto en esta segunda como en la tercera parte.

Y es justo en las transiciones donde flojea. La especie de «realismo mágico» que la había venido caracterizando se diluye y, si bien sigue salpicando ciertos aspectos del relato, este se convierte en un «realismo realista» más prosaico.

Hay que esperar a las últimas páginas para que el propio autor nos aclare el cambio de rumbo. Efectivamente está buscado y tiene un porqué.

En resumen: están locos estos noruegos…


miércoles, 5 de junio de 2019

Las dudas de la física en el siglo XXI

Clave de lectura: De dónde venimos, dónde estamos y adónde vamos en física.
Valoración: Muy interesante ✮✮✮✮✩
Música: Tema de Big Bang Theory, de Barenaked Ladies ♪♪♪
Portada del libro Las dudas de la física en el siglo XXI, de Lee Smolin.

Este es uno de los libros más complejos que supongo leeré en la vida. A pesar del esfuerzo de su autor, Lee Smolin, por adaptarse a un registro de comunicación «popular».

Porque Las dudas de la física en el siglo XXI quiere describirnos los misterios más profundos de la existencia. ¿Es la teoría de cuerdas un callejón sin salida?

Por mucho que creamos haber avanzado en desvelarlos, ahí siguen, quitándonos el sueño. En realidad, según la tesis de Smolin, parece que llevamos un tiempo atascados.

Para llegar a tal conclusión, nos hace un recorrido previo por las ideas de personajes como Newton, Maxwell, Planck, Einstein, Schrödinger, Heisenberg, Feynman o Hawking, enseguida reconocibles por los profanos.

Y luego por el trabajo de nombres algo menos divulgados, pero cuyas mentes continúan la labor de aquellos clásicos: Connes, Susskind, Horowitz, Magueijo, Maldacena o él mismo.

A quienes actualmente se les presentan cinco grandes retos:

  1. Combinar la relatividad general con la teoría cuántica.
  2. Solucionar los propios problemas de base de la mecánica cuántica.
  3. Descubrir si las partículas e interacciones —electromagnética, gravitatoria, nuclear fuerte y nuclear débil— pueden explicarse de forma unificada.
  4. Comprender los valores de las constantes libres en el modelo estándar.
  5. Averiguar qué son la materia y la energía oscuras.

Unificación. Teoría M. Supersimetría. Pasado, presente y futuro de la teoría de cuerdas. Crítica demoledora y enfoques alternativos. Gravedad cuántica de bucles. Cuál es la naturaleza de la ciencia y por qué a veces los científicos, como cualquier otra persona, se dejan llevar por el grupo en vez de arriesgarse a ser visionarios...

Difícil. Y fascinante.