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lunes, 4 de marzo de 2024

Todo está perdonado

Clave de lectura: Madrid, ciudad sin petróleo, con fútbol y una ley en venta al mejor postor.
Valoración: Penalti injusto ✮✩✩✩✩
Música: El trío infernal, de Ennio Morricone ♪♪♪
Portada del libro Todo está perdonado, de Rafael Reig.

En mi inocencia, empecé a leer Todo está perdonado creyendo que sería fiel continuadora de Sangre a borbotones, la curiosa distopía del detective Carlos Clot en un Madrid surcado por canales navegables.

Además, Rafael Reig había ganado con ella el premio Tusquets, cuyo jurado la describió así: «Una novela compleja que, sin dejar de lado el humor, recupera la historia reciente de España y la reinterpreta con un enfoque inédito en la literatura hispana».

Pues bien, no me ha gustado nada. Nadaaaaaaaaaaa (grito de frustración). Un nuevo leño a la hoguera de descrédito sobre los galardones literarios.

Laura Gamazo, hija de un influyente empresario, muere envenenada en el Ritz en vísperas de su boda y el padre encarga aclarar los hechos a un equipo de investigadores: Antonio Menéndez, policía retirado y viejo amigo de la familia, Clot y otros agentes en activo.

Pese a las desavenencias que surgen entre ellos, han de colaborar para cubrir todas las hipótesis posibles. En los bajos fondos y en las altas esferas. Cada una de ellas con peligrosas ramificaciones.

Entre tanto, la selección española de fútbol disputa el Campeonato de Europa a las órdenes de Luis Aragonés. Los corazones del país entero bombean pasión por que, de una maldita vez, rompan la barrera de los octavos de final.

Aquel día del España-Suecia, cuando quizá dio comienzo todo, me encontraba en el viejo puente de Eduardo Dato, más o menos en el centro de mi Madrid, que empieza en Puerto Atocha, en la bóveda de la antigua estación, y acaba en la Plaza de Castilla, contra la proa del monumento a José Calvo Sotelo, el protomártir.

Así se resumen el caso, los principales actores y el escenario.

¿Y el desarrollo? ¿Y el desenlace? Una absurdez, que me perdonen el jurado del premio, los críticos profesionales y hasta el espíritu del seleccionador. Un fracaso rotundo.

Si dijera que, en medio de la trama detectivesca, el autor introduce alguna que otra digresión, estaría dándole la vuelta a la realidad. Lo que hace es introducir retazos de trama en medio de monumentales digresiones.

El libro trata realmente de cómo las familias Gamazo y Menéndez adquirieron su estatus a partir de la Guerra Civil, un éxito a la sombra del régimen pero con el olfato de saber nadar y guardar la ropa. Y larguísimas peroratas futboleras que ironizan con lo idiotizada que está la gente con la pelota.

Tiene algunos hallazgos, de acuerdo, me resisto a que me invada una opinión tan negativa. Por ejemplo, un interrogatorio dentro de cierta secta que abomina de comuniones que no depositen la hostia directamente en boca, asoma con interés a mitad del volumen… Para desvanecerse en dos patadas.

Y la conclusión, despejando el móvil y los medios utilizados por los asesinos, se antoja fútil a más no poder. O las escenas de ayuntamiento morboso protagonizadas por Clot, que no hay quien las salve.

En fin, fatal.


lunes, 26 de febrero de 2024

Justicia

Clave de lectura: ¿Un hombre culpable e inocente? ¿Un abogado preso de la desesperación? «¿Justicia?».
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✩
Música: Concierto para piano nº 2 (II.Allegro appassionato), de Johannes Brahms ♪♪♪
Portada del libro Justicia, de Friedrich Dürrenmatt.

Uno de los dilemas presentados en el libro que comenté en la anterior entrada hace referencia a un juez con pruebas sobre la culpabilidad de un acusado pero conocimiento de que su obtención ha sido ilícita (han entrado en su domicilio sin una orden, por ejemplo, o esta se ha firmado de forma irregular después del arresto).

¿Qué debería hacer moralmente? Mirar hacia otro lado para castigar así los actos del criminal o preferir el imperio de la ley y que se vaya de rositas?

Justicia. Ley. ¿No son acaso lo mismo, al menos en un sistema democrático? ¿No? El suizo Friedrich Dürrenmatt abunda en esta disyuntiva a través de una novela con el título del primer concepto.

Todos sabemos que el doctor Isaac Kohler, adinerado consejero cantonal, es culpable de asesinato. El narrador nos lo deja claro desde el principio.

Ha pedido a su chófer que detenga unos minutos el auto en el que acompaña a un ministro británico hasta el aeropuerto. Se ha apeado con un revólver. Ha disparado sobre Winter mientras este almorzaba en el Du Thèâtre, delante de testigos, incluso del comandante de policía. Ha vuelto a salir.

Y es el propio fiscal Jämmerlin, una vez decretada la búsqueda, quien le estrecha la mano, petrificado, al sentarse a su lado en la sala de conciertos. Mozart, Brahms, Bruckner, ni pensar en interrumpir tal manifestación de cultura. Solo tras los largos aplausos es por fin detenido.

No se encuentra el arma durante las pesquisas, pero las demás evidencias no admiten duda. El juicio se celebra y la sentencia, veinte años entre rejas, es la que cabía esperar.

Pero un detalle continúa tan oscuro como el paradero del revólver: ¿por qué apretar el gatillo? No tiene ningún motivo, responde Kohler. Un atentado contra la lógica.

El consejero contrata entonces a un joven e idealista abogado, Spät, para que parta de la hipótesis opuesta a la reconocida: su inocencia. Nada de locuras o atenuantes. Discutiendo su propia palabra, le pide demostrar un imposible: «lo hizo pero no lo hizo».

Al final acabé aceptando. Cierto es que a la mañana siguiente aún estaba dispuesto a negarme. Intuía que mi reputación como abogado se hallaba en juego, aunque todavía no poseyera ninguna; y es que la propuesta de Kohler era absurda, un jueguecito indigno de mi profesión, una simple oportunidad para ganar dinero de una forma insensata y que mi orgullo desdeñaba.

¿Puede haber algún agujero? ¿Y si Spät consiguiera de hecho trenzar una historia alternativa para exonerarlo, quizá en contra de su misma voluntad?

¿Una en la que las diferentes figuras del drama —Hélène, la hija del reo, el abogado estrella Stüssi-Leupin, el profesor Knulpe, el arquitecto Friedli, el detective privado Lienhard, el doctor Benno, Monika Steiermann, Lucky…— parecen jugar al billar sobre un tapete, buscando el mayor número de carambolas para que la vida continúe en la plácida sociedad alpina?

¡Se va a librar! ¡Lo va a conseguir! ¡Y vuela a un exilio dorado en el extranjero, donde no podrán reclamarlo!

Y Spät, ahogado entre las paredes de una botella, proscrito en la profesión, arrastrándose en casos menores del hampa, es el propio narrador.

Con una última esperanza: que Kohler pague algún día. Y que sea su mano temblorosa por el alcohol la ejecutora.

Reseñable obra, ya lo creo. Muy a tener en cuenta.


miércoles, 16 de septiembre de 2020

Soles negros

Clave de lectura: Cuarta entrega de la serie detectivesca sobre el teniente Andrade.
Valoración: Regular ✮✮✩✩✩
Música: Suite Pandora (I.The Quest), de Roberto Gerhard ♪♪♪
Portada del libro Soles negros, de Ignacio del Valle.

Recuerdo con gusto la primera novela que leí sobre el teniente Andrade. En orden cronológico, sería la segunda de la serie: El tiempo de los emperadores extraños.

Su continuación, Los demonios de Berlín, me pareció más inconsistente. Aun así, mantuvo el tipo.

El título que nos ocupa hoy es Soles negros. Y el listón baja de nuevo.

Ignacio del Valle sigue profundizando en la complejidad moral del protagonista, ascendido a finales de los años cuarenta a capitán de la Guardia Civil. Y le hace acompañarse de Manolete, antiguo compañero de batallas, como fiel mastín.

El asesinato a resolver en esta ocasión es el de una niña cuyo cuerpo ha sido descubierto en una finca de Extremadura. Tierra calificada de seca y cruel en las primeras páginas, que se convierte en un personaje más.

En ella, los vencedores de la guerra intentan que su reciente poder no se ponga en duda. Porque algunos vencidos no han firmado aún la rendición.

Los habitantes de Pueblo Adentro, ocultos tras las ventanas, sienten sobre todo hambre y miedo.

También Andrade teme que alguien le reconozca. Aquello que ocurrió en Badajoz en 1936…

En busca de respuestas que le acerquen a lo que se va convirtiendo en una trama criminal con ramificaciones tan lejanas como Madrid y Asturias, los claroscuros de su conciencia no dejan de torturarle.

El crepúsculo fue alargándose y Arturo se unió a la tribu de bebedores inveterados que guardaban silencio y se refugiaban en los rincones más oscuros de los bares. Cuando salía de uno y entraba en otro, la calidad de la luz había cambiado, pero la gente parecía idéntica. Alcohol y más alcohol; no le hacía sentirse mejor, solo le ayudaba a mantenerse vivo.

Quizá la niña hallada no es la única víctima. Ni será la última...

La descripción de la época es convincente. El odio, el resentimiento, la miseria imponiéndose en todos los órdenes de la vida, no solo el material, constituyen un potente trasfondo para el género negro.

No obstante, avanzamos a empellones a través de una trama tan confusa, deslavazada, con tantos personajes pululando no se sabe bien con qué objeto, que el trasfondo se ve eclipsado.

Y cuando el caso debería alcanzar su clímax ocurre… justo lo contrario.

Que alguien me explique el final, por favor.

O todo el episodio asturiano, me atrevo a decir que inverosímil.

Nada, sabor agridulce.


domingo, 6 de septiembre de 2020

La noche de los generales

Clave de lectura: Asesinatos sin resolver en tiempos de guerra.
Valoración: Estoy indeciso ✮✮✮✩✩
Música: La noche de los generales, de Maurice Jarre ♪♪♪
Portada del libro La noche de los generales, de Hans Hellmut Kirst.

Todo comienza en la escena de un crimen: año 1942, Varsovia está ocupada por los nazis y una mujer es asesinada en su apartamento.

El comisario local Liesowski debería ocuparse del caso, pero es el comandante Grau, del servicio de contraespionaje de la Wehrmacht, quien toma el mando de las pesquisas.

Porque un testigo ha atisbado algo a través de una rendija: unos pantalones bajando la escalera.

Una tela con las bandas típicas del uniforme de un general alemán.

Solo tres personas con tal graduación carecen de coartada: el petulante von Seydlitz-Gabler, el manipulador Kahlenberg y Tanz, símbolo del héroe germánico.

Aunque Grau no lo tendrá fácil en su labor detectivesca. Ascendido a teniente coronel cuando quizá ya se acerca demasiado, su traslado a París hace imposible la resolución.

Es en Francia, ya en 1944, donde un nuevo asesinato, con las mismas características, reúne a los antiguos actores. Y a varios más: Prévert, de la Sureté, el cabo Hartmann, Guillermina von Seydlitz-Gabler, su hija Ulrica, Raymonde…

Luego se lo explicaré, monsieur Prévert —contestó Grau, y retiró el plato con los restos de langosta; tenía el aspecto de un gladiador que ve acercarse a su enemigo a través de una espesa niebla—. De momento, solo le diré que este caso es sumamente importante. El sujeto que ha cometido ese homicidio ya se me escapó una vez de las manos. Pero de esta sí que no escapa. ¡Es una verdadera suerte que esté usted, monsieur Prévert! Me prestará usted su importante y valiosa ayuda.

Las tropas aliadas avanzan con rapidez, y hay en marcha un complot de oficiales para acabar con Hitler. ¿Saldrá a la luz por fin, en tiempos tan convulsos, el nombre del culpable?

A pesar de lo que pueda sugerir la sinopsis, me parece la trama de Hans Hellmut Kirst ha envejecido regular. La noche de los generales no termina de engancharme.

La caracterización de los personajes constituye su baza más destacada: cada pieza del puzle que encarnan cumple un papel. Kirst traza las personalidades de forma interesante.

Pero el desarrollo global me resulta demasiado «aséptico», sin verdadero suspense. ¿No se desvela el asesino demasiado pronto? ¿Y resulta la conclusión realista?

No sé, no sé…


miércoles, 7 de febrero de 2018

El tiempo de los emperadores extraños

Clave de lectura: El crimen nunca descansa, en cualquier tiempo y escenario.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Vídeo: Trailer de «Silencio en la nieve» ♪♪♪
Portada del libro El tiempo de los emperadores extraños, de Ignacio del Valle.

El tiempo de los emperadores extraños, de Ignacio del Valle, es una novela de detectives y suspense en un entorno del todo inusual.

Es enero de 1943 en el frente de Leningrado y un oficial español aparece sin vida bajo circunstancias que apuntan a un asesinato.

Así que se encarga a un soldado, Arturo Andrade, asistido por el sargento Espinosa, que busque al culpable.

Su mérito: haber solucionado tiempo atrás como inspector de policía la desaparición de un cuadro del Prado.

Pero todo ha cambiado desde entonces. Tras la condena por un crimen que él mismo cometió, a cambio de la amnistía ha sido obligado a servir en la División Española de Voluntarios.

Y, según van aumentando las víctimas, empieza a darse cuenta de que el enemigo puede surgir de la nada, en cualquier momento. No está claro con qué uniforme.

Arturo sonrió y devolvió el saludo; cogió las hojas, las plegó limpiamente introduciéndolas en la cartera y se puso en pie. Acto seguido, se colocó la gorra y se cuadró con un firme chasquido de tacones.

El autor consigue trasladarnos muy bien el sufrimiento de la guerra, tanto físico como psíquico, agudizado por el espantoso frío bajo el que han de sobrevivir los personajes. El final resulta inesperado y el conjunto más que convincente.


lunes, 5 de febrero de 2018

La señorita Smila y su especial percepción de la nieve

Clave de lectura: Misterio fuera y dentro de la historia vital de Smila.
Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: La señorita Smila, de Harry Gregson-Williams y Hans Zimmer ♪♪♪
Portada del libro La señorita Smila y su especial percepción de la nieve, de Peter Høeg.

Se comete un crimen que parece un accidente y la protagonista insiste en investigar más a fondo que la policía.

Sus sospechas nacen del particular conocimiento que tiene sobre la superficie donde la víctima había dejado sus huellas.

Un conocimiento milenario, adquirido por una herencia cultural que las autoridades danesas siempre se han esforzado en borrar.

Así comienza la trama de La señorita Smila y su especial percepción de la nieve, escrita por Peter Høeg.

Esta obsesión por descubrir la verdad la llevará desde Copenhague hasta su lugar de nacimiento, Groenlandia, donde alguien no quiere que el resultado de unas presuntas expediciones geológicas salga a la luz.

¿Quién será el asesino que ahora también la acecha? ¿Podrá ella librarse durante la búsqueda de los propios fantasmas que la atenazan desde su niñez?

Cada vez hace más frío y yo me alegro, porque sé que ahora la helada ha llegado al punto idóneo en que el hielo permanecerá. A estas alturas, los cristales han formado puentes y han encerrado el agua salada en bolsas de una estructura parecida a las vetas de los árboles, por las que el líquido se filtra lentamente; un hecho que muchos de los que miran hacia Holmen ignoran, pero que no deja de ser un argumento para pensar que el hielo y la vida guardan, de maneras diversas, una estrecha relación entre sí.

Tensiones dosificadas, personajes creíbles y buena ambientación. Puede que el final mereciera estar un poco más logrado, pero vaya...


martes, 26 de abril de 2011

Triple

Clave de lectura: Espías y acción de Israel a Europa.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Entretenidísimo.
Música: Munich (Hatikvah), de John Williams ♪♪♪
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Portada del libro Triple, de Ken Follett.

Nat Dickstein es un agente israelí encargado de una difícil misión: conseguir uranio para fabricar la bomba atómica.

Nadie debe averiguar sus intenciones. Porque estamos en el año 68 y Oriente Medio es un polvorín que puede volver a estallar en cualquier momento: egipcios, sirios, palestinos...

Y los rusos haciendo de las suyas para que la zona caiga definitivamente bajo su influencia.

Es la trama que propone Triple, de Ken Follett.

Dickstein tiene un pasado oscuro, incluso para sus jefes. Algo le ocurrió cuando estuvo prisionero durante la Segunda Guerra Mundial, que le ha marcado para siempre.

Sus adversarios son antiguos compañeros de estudios en Oxford: Hassan, resentido por la ruina de su familia desde que existe el Estado hebreo, y el coronel de la inteligencia soviética Rostov, con quien solía jugar al ajedrez.

En su bando figura Al Cortone, un mafioso que le debe la vida. Y la figura clave es... Suza.

Cuando la conoce, todo se tambalea. ¿Será ella capaz de penetrar en los abismos de su alma? ¿Será la única persona que puede salvarle, al mismo tiempo que el principal peligro que se cierne sobre la operación?

Siempre que una muchacha hermosa se enamora de un espía, el espía está obligado a preguntarse para qué servicio de inteligencia enemigo podría estar trabajando ella.

Intriga, tiros, carreras, micrófonos, traiciones, barcos asaltados en alta mar... Se trata de otro tablero, el del gran juego, cuyas piezas de carne y hueso son peones a sacrificar si el premio es la victoria.

De forma «no oficial», se rumorea que la historia de fondo ocurrió realmente. Al menos, material fisible desapareció nadie sabe cómo. El talento narrativo del autor rellena los huecos, compone muy buenos personajes y nos mantiene pegaditos a las páginas del libro desde el comienzo hasta el desenlace.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Sangre a borbotones

Clave de lectura: Distopía y detectives en un Madrid surcado por canales.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Novela negra con solera.
Música: Juez Dredd, de Alan Silvestri ♪♪♪
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Portada del libro Sangre a borbotones, de Rafael Reig.

Madrid, Federación Ibérica de los Estados Unidos, fecha indeterminada de este siglo.

La hija de alguien ha desaparecido. Alguien sospecha que su mujer le engaña. El personaje femenino del libro que alguien está escribiendo ha adquirido vida propia y su autor no sabe cómo continuar...

Son casos que llegan a la agencia de investigación compartida por Clot y su socio Dickens. Horas bajas para el negocio, de esas en las que un profesional ha de aceptar cualquier encargo.

Aunque alguno puede resultar más peligroso de lo esperado. ¿Qué relación oculta puede haber entre ellos?

Así comienza Sangre a borbotones, de Rafael Reig.

Manex Chopeitia, el todopoderoso presidente de Chopeitia Genomics, la empresa cuya sede social es el edificio más alto y mejor protegido del continente, está interesado en que el sabueso no continúe metiendo las narices donde no le llaman.

Atascos de bicicletas en hora punta, conducidas por los habitantes de una metrópolis hispano-angloparlante. Viviendas adosadas en el subsuelo de Argüelles, con luz artificial y jardines plegables.

Muelles de carga en Puerto Atocha. Botes de vela maniobrando en los canales de la Gran Vía madrileña...

El Canal Castellana atravesaba la ciudad de norte a sur y ya se había convertido en la principal vía de comunicación entre el centro y el resto de la península. También era un lugar apropiado para depositar a los sabihondos, los entrometidos, los deudores y los bocazas, todos con sus correspondientes zapatos de cemento. La policía lo dragaba cada pocos meses, lo que resolvía aproximadamente la mitad de los casos de desapariciones que teníamos pendientes.

Como tantas otras leyendas urbanas, ¿existe en realidad el Protocolo 47, cierto experimento genético secreto financiado por Telefónica?

Novela negra con solera, de la que se adquiere en barricas de buen roble americano.


miércoles, 15 de abril de 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres

Clave de lectura: Un gran éxito de la novela negra escandinava.
Valoración: ✮✮✮✩✩
Comentario personal: Ni sí, ni no.
Música: You Are Beautiful, de James Blunt ♪♪♪
📖
Portada del libro Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson.

Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson, no es una mala novela. Nótese el matiz: no defiendo que sea buena, sino que no es mala.

Dicho lo cual, tampoco alcanzo a entender la fiebre desatada a su alrededor, así que seré breve en el comentario.

Como puntos fuertes, la trama detectivesca se muestra razonablemente sólida y los personajes creíbles, tanto en sus aspectos psicológicos como en sus actos —la Salander, todo un hallazgo—.

Destacaría que el autor no deja títere con cabeza en la denuncia de aspectos poco publicitados de la, en apariencia idílica, sociedad nórdica, como la violencia machista o los tejemanejes empresariales.

Y es innegable que mantiene la atención... Al menos, desde la página ciento cincuenta, que es cuando suceden cosas.

Si he de serte completamente sincero, la desaparición de Harriet fue la razón por la que, al cabo de unos años, abandoné el timón de la empresa. Perdí la ilusión. Sabía que había un asesino en mi entorno […].

Esto último lo apunto en el debe, ya que el ritmo se ve perjudicado para mi gusto.

Además, los protagonistas suelen tener demasiada suerte, convirtiendo sospechas poco claras en útiles pistas para resolver el misterio en que se ven envueltos. Y, sobre todo, el final no sé si está muy logrado, la verdad.

Voy a contracorriente: recomendada ma non troppo.