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martes, 14 de enero de 2025

Rastro de un sueño

Clave de lectura: Relatos que, bajo una aparente sencillez, ofrecen una agudísima percepción del mundo.
Valoración: Genial ✮✮✮✮✮
Música: Frühlingsglaube, de Franz Schubert ♪♪♪
Portada del libro Rastro de un sueño, de Herrmann Hesse.

Volver a leer a Hermann Hesse es como encontrarme con un amigo después de largo tiempo y tener la impresión de que la última vez fue ayer.

Efectivamente, puede que llevara mucho sin saludar al padre de Siddhartha o El lobo estepario, pero sigo sintiéndome tan cercano a su obra como siempre.

Rastro de un sueño compila una docena de relatos contemporáneos a estos títulos (años 20 y tempranos 30 del pasado siglo) y, pese a su brevedad, la impronta de lo extraordinario se refleja en cada línea.

El protagonista del cuento que nombra al conjunto es un escritor «de amenidades» con aspiraciones poéticas. Aunque no un lírico intrascendente, sino como aquellos (Homero, Shakespeare, Goethe, Uhland, a quien musicó el mismo Schubert) cuyos nombres despiertan ecos en lo alto.

Dado que no encuentra la voz interior sale a caminar y, en estado de ensoñación paulatina, vislumbra un zapato de niña. ¿Quién es ella? ¿Por qué acude durante el lapso de un latido esa imagen a su cabeza? ¿Magda...?

A continuación, en un periódico de la Alemania de Weimar, el veterano cajista Johannes lamenta que hasta la lengua se haya degradado, simbolizando la caída de la sociedad que alguna vez conoció. Todos, empezando por el redactor jefe, utilizan el adjetivo Trágico de forma inadecuada.

Infancia del mago plasma los recuerdos de alguien que también fue joven:

[…] tracé planes para recuperar tesoros fantásticos, para obtener la raíz de mandrágora y para emprender triunfantes expediciones por el mundo necesitado de ayuda, expediciones en las que ejecutaba bandidos, salvaba desgraciados, liberaba prisioneros, quemaba guaridas, hacía crucificar a los traidores, perdonaba vasallos renegados, conquistaba princesas y comprendía el lenguaje de las fieras.

Pero el ídolo danzante de la India que antes observaba tras la vitrina del abuelo fue convirtiéndose en una simple estatuilla, en vez de cambiar de rostro y postura cada vez que volvía a verlo.

Y un hombrecillo que se aparecía ante él en las ocasiones más inesperadas, mudo e imperioso, pasó a exigirle otras fechorías, como colarse en la habitación de la jovial señora Anna.

Compendio biográfico, La ciudad, El cuento del sillón de mimbre, El europeo (un ejemplar de este continente sobrevive en el arca cuando Dios envía otro diluvio en plena hecatombe bélica y los pasajeros de culturas «menos desarrolladas», el hindú, el chino, el malayo, el esquimal, el negro, se preguntan qué utilidad tendrá salvar su soberbia)… Todos de gran valor.

No querría dejarme en el tintero Sobre el lobo estepario, donde el famoso Harry Haller es contratado por el dueño de una casa de fieras para exhibirse en una jaula. Si el público quiere visitarla, deberá pagar un centavo adicional. Gran negocio… ¿o no?

Abrevio: en este libro se demuestra cómo la sencillez aparente de unas parábolas puede contener profundas lecciones, a poco que nos demos cuenta. Ocurre si leemos no solo con los ojos, sino haciendo participar sentidos que quizá no sepamos describir.

Por eso hay literatura que llaman clásica. Autores y libros más allá del manto de la guadaña.

Y Hesse forma parte de ellos.


martes, 7 de enero de 2025

Movimiento perpetuo

Clave de lectura: Textos inclasificables de un relatista de renombre.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Perpetuum mobile, de Johann Strauss hijo ♪♪♪
Portada del libro Movimiento perpetuo, de Augusto Monterroso.

Se ve venir la comparación de esta segunda entrada del año con la última del anterior. En efecto, ¿qué autor de cuentos en lengua española podría disputarle a Cortázar un puesto en lo alto del cajón de medallas?

Augusto Monterroso se pone en pie (o se acuesta para soñar). Presenta, como defensa de su candidatura, Movimiento perpetuo.

Y no, «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí» no forma parte de este título, si alguien se lo pregunta.

En realidad, dudo si clasificarlo como libro de relatos o si su armazón interna a partir de un concepto surrealista (las moscas), lo convierte en un volumen de memorias, pensamientos, ocurrencias, aforismos más o menos largos o qué sé yo. Tampoco importa.

Aunque eso me lo ponga difícil a la hora de redactar sinopsis individuales.

Quizá el número más amplio de temas lo sumen aquellos que juegan con el mundo metaliterario (De atribuciones, Beneficios y maleficios de Jorge Luis Borges, Fecundidad, Homo scriptor…), describiendo la naturaleza de poetas y demás autores.

Otros hacen alusión al destino maldito de Hispanoamérica (La exportación de cerebros, Dejar de ser mono…).

O las dos cosas al mismo tiempo (El informe Endymion).

[…] en Nicaragua, como es lógico, fueron atendidos ruidosamente por unos amigos del poeta Ernesto Cardenal y más en reserva por el director de uno de los varios cuerpos de policía, general Chamorro Lugo, quien después de cuatro horas y media de diálogo y fatigado ya de barajar ágilmente con ellos diversos temas relacionados con su paraíso metapense y casi podía decir que protegido de su padre, Rubén Darío, a quien según probó se sabía de memoria, los envió con suficiente brutalidad y escolta a la frontera de Honduras, no sin antes confesarles que como compatriota de aquél se consideraría siempre amigo de Platón y de la poesía, pero más de su difícil cargo […].

Y todos comparten un humor inteligente, el mejor medio para desvelar el absurdo que vive en el corazón de tantas situaciones «serias».

Siempre las moscas, siempre, siempre, siempre…

¿Debería conceder entonces al guatemalteco laureles similares a los del argentino? Eso parece.

Sin embargo, cualquier obra debe arrostrar una prueba adicional, no necesariamente justa: la subjetividad del lector. Y, guiado —o maniatado— por ella, confieso que los cuentos, aforismos, etc. de Monterroso no llegan a impresionarme tanto como los de Cortázar.

¿Que la ironía me atrae como la miel a los dípteros? Sí. ¿Que la imaginación agita sus alas desde la primera a la última página? Sí. ¿Que lo he disfrutado? Sí.

Aun con tantas respuestas positivas, no lo encuentro imprescindible. «Solo» bueno.

Así son las cosas.


sábado, 28 de diciembre de 2024

Reunión y otros relatos

Clave de lectura: Introducción a los relatos de un grande de verdad.
Valoración: Grande de verdad ✮✮✮✮✮
Música: Parker’s Mood, de Charlie Parker ♪♪♪
Portada del libro Reunión y otros relatos, de Julio Cortázar.

Cuando agito la mano para despedirme de Julio Cortázar, la alegría galopa por mis venas.

Sé que miles, o millones antes que yo, habrán sentido lo mismo. No me extraña, aun avisado es difícil reaccionar con indiferencia.

¡Qué nivel! ¡Cuánta calidad atesorada en Reunión y otros relatos!

Aunque, curiosamente, el cuento que abre el conjunto no llega a tocarme el alma: Las puertas del cielo, acerca de un abogado y su antiguo cliente y ahora amigo, recién enviudado, que rememoran a la esposa en un baile.

Y el segundo, Cartas de mamá, una relación familiar a distancia entre el Sena y el Río de la Plata, no lo entiendo del todo. Mea culpa.

Ah, pero, a partir de El Perseguidor pego un brinco. La historia del jazzman trasunto de Charlie Parker debe de ser de lo mejorcito que me he encontrado jamás sobre papel. Aprovecho el brinco para levantarme a poner un disco. Las notas del saxo comienzan a llenar la habitación…

Final del juego, el vínculo entre tres hermanas y el chico que las ve cada día desde el tren, permanece en las alturas. Prodigioso.

¿Y qué decir de La autopista del sur, colapsada por un atasco que dura días, donde los personajes crean un mundo propio, regido por nuevas normas de convivencia? No le apeo el mismo tratamiento: prodigioso.

Reunión, sobre guerrilleros que intentan alcanzar la sierra bajo el acoso de los soldados gubernamentales. Lugar llamado Kindberg, en el que un conductor recoge a una autostopista. Ya podéis imaginar: prodigiosos.

No hablaron mucho, fue un desayuno breve y había sol, a muchos kilómetros de Kindberg se pararon a tomar otro café, Lina cuatro terrones y la cara como lavada, ausente, una especie de felicidad abstracta, y entonces tú sabes, no te enojes, dime que no te vas a enojar, pero claro que no, decime lo que sea, si necesitás algo, deteniéndose justo al borde del lugar común porque la palabra había estado ahí como los billetes en su cartera, esperando que los usaran y ya a punto de decirla cuando la mano de Lina tímida en la suya, el flequillo tapándole los ojos y por fin preguntarle si podía seguir otro poco con él aunque ya no fuera la misma ruta, qué importaba, seguir un poco más con él porque se sentía tan bien, que durara un poquito más con este sol, dormiremos en un bosque, te mostraré el disco y los dibujos, solamente hasta la noche si quieres, y sentir que sí, que quería, que no había ninguna razón para que no quisiera, y apartar lentamente la mano y decirle que no, mejor no […].

Texto en una libreta, cuyo autor investiga a unos «ellos» que parecen no abandonar jamás los túneles y andenes del metro, pone el colofón.

Quizá os resulte una entrada demasiado entusiasta, o demasiado poco desarrollada en sus argumentos. ¿Prodigioso? ¿No me da vergüenza agarrarme a un solo adjetivo que se cae de tópico? ¿De verdad?

No es mi intención pontificar: hacedme caso o no me lo hagáis, o llevadme incluso la contraria, si lo habéis leído.

Lo aquí escrito, escrito queda.


lunes, 14 de octubre de 2024

Eres una bestia, Viskovitz

Clave de lectura: Viskovitz no da abasto para resolver sus problemas multiespecie.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: La poule, de Jean-Philippe Rameau ♪♪♪
Portada del libro Eres una bestia, Viskovitz, de Alessandro Boffa.

¿Un libro ingenioso? ¿Agudo? ¿Divertido? ¿Con enseñanzas que golpean el cristal esmerilado tras el humor? Efectivamente, creo que lo puedo calificar así.

Eres una bestia, Viskovitz, de Alessandro Boffa, se une a la lista de valoraciones elevadas que han aparecido en el blog.

Viskovitz es un pinzón, alerta frente a los cucos. Y un cerdo. Y un loro caribeño. Y un escualo. Y una mantis religiosa.

Su amor apasionado, platónico, cercano, imposible (depende del momento), se llama Ljuba.

Otros amores más corrientes incluyen a Lara o a Jana. O a sí mismo: ¿no tienen los caracoles ambos sexos por naturaleza?

Incluso, en el caso de las esponjas marinas, el tema se complica. Unas veces sueltan semilla, otras veces la reciben… Y además las corrientes… Quién sabe si uno acabará convertido en suegra a la par que padre.

Zucotic, Petrovic y López suelen acompañarle en sus aventuras. Lombriz, hormiga, microbio…

Porque, en cada cuento de la veintena que componen el volumen, aunque la voz del narrador sea la misma, el animal que nos habla es de lo más variado. Cada cual con problemones existenciales propios.

Cuando nos fueron asignadas las compañeras genéticamente más cualificadas para aparearse con nosotros, enseguida estuvo claro que, en las ratas, ingenio y belleza no estaban codificados en los mismos genes. Mi pareja, Jana, era una especie de talpa desmañada y de cháchara abstrusa; en cambio, la de Zucotic, Ljuba, era, desde la superficie roedora de los molares superiores hasta las últimas escamitas de la cola, la forma más perfecta que la mente más caprichosa y singular, es decir, la mía, pudiese concebir. Así, mientras yo tenía que escuchar las pedantes disquisiciones de Jana sobre ratología, topología y otros tediosos tópicos ratoniles, en la jaula de al lado la beldad era pasto de la idiotez.

Los trabajos exigibles a un macho alfa alce para reinar sobre su harén, sin ir más lejos, agotarían al mismo Hércules.

O disfrutar del aguijón más rápido del desierto de Sonora podría alejarlo de cualquier disfrute. Es lo que dicta el instinto de los escorpiones.

También, haber nacido el zángano más hermoso de la colmena, con rasgos físicos que harían perder el sentido desde a una reina hasta la última de las obreras, ¿supondrá una ventaja o todo lo contrario?

Aunque Boffa ofrece un nivel que raya a buena altura en todos los casos, mis episodios favoritos incluyen la encarnación en escarabajo pelotero que construye un imperio de m…, el antiguo perro detective que intenta pasarse a una vida espiritual a base de mantras, el león vegetariano que suspira por la gacela de andar incitante...

Y uno muy original, el del lirón que sueña con una Ljuba imaginaria que sueña con un Viskovitz que la sueña.

Me reafirmo en la escala: ingenioso, agudo, divertido...


martes, 13 de agosto de 2024

Por así decirlo

Clave de lectura: Algo sobre el nihilismo contemporáneo, el embarullamiento, la banalización...
Valoración: No lo entiendo ✮✮✩✩✩
Música: Die Harmonie der Welt (II.Musica Humana), de Paul Hindemith ♪♪♪
Portada del libro Por así decirlo, de J.Á. González Sainz.

Creo que empiezo a tener un problema. Lenta, fastidiosa, inexorablemente...

Debo de estar volviéndome viejuno.

Si hace algún tiempo, por ejemplo, me hubiera encontrado frente a un cuadro titulado «blanco sobre fondo blanco», a lo mejor la poderosa imaginación juvenil se habría puesto a trabajar, adivinando formas y texturas ocultas, hasta conseguir ver… Pues no sé, un bodegón.

Pero ya no me ocurre. Ahora, blanco sobre fondo blanco significa blanco sobre fondo blanco. Y no es una pintura que yo entienda.

Una sensación por el estilo se apodera de mí tras leer Por así decirlo, «caprichos o disparates» según la definición de J.Á. González Sainz. A pesar de la buena voluntad, me cuesta horrores conjeturar un significado.

La arquitectura de las ¿historias? que contiene resulta tan simbolista como abstracta. Con un apabullante despliegue de recursos lingüísticos que le sirve de fuste, eso sí.

En el primer relato, un concierto de la orquesta sinfónica en la plaza mayor de la ciudad se convierte en un galimatías celebrado por casi todos cuando la batuta pasa del director a una extraña figura que surge del público e imita sus gestos. Cada pieza finaliza con un remedo de tiroteo entre carcajadas y aplausos.

En el segundo, el protagonista vive una jornada kafkiana desde que entra en el ascensor por la mañana y su corpulento vecino se cuela detrás. Termina «tirando los dados» en lo que —al menos es lo que parece más claro de todo el libro— constituye una parodia del sistema de votación democrática.

A continuación, un hombre y una mujer se cruzan en el tren. El dúo de quizá madre e hija, quizá no, quizá chinas o filipinas o indonesias que los acompaña comiendo pipas de forma compulsiva, ¿qué influencia tendrá sobre el momento y el futuro de ambos?

En último lugar, otra pareja —¿o será la misma tras contraer matrimonio, a tenor de la acusada miopía de él y la hipermetropía de ella?— pasa los días fascinada por la contemplación de sus peces domésticos. Saben que no deben elevar la temperatura del acuario ni un grado, pues los ejemplares, cuyo hábitat natural es de aguas frías, se acercarían a la muerte. Pero no se resisten a introducir los dedos y transmitirles su propio calor corporal. Hasta que, efectivamente, el penoso hecho ocurre. Entonces...

Como señalaba, tengo que acudir a las interpretaciones que dan el mismo autor o sus valedores editoriales, ante mi decadencia cognitiva. Busco entrevistas, otros comentarios, le echo un vistazo a la contraportada...

Se trata de cuatro divertimentos, tan graves como humorísticos, que buscan proyectar una especie de cuadrilátero metafórico de nuestras vidas; cuatro iluminaciones sobre la condición de nuestra época y de nuestra conciencia o falta de ella, sobre el destino de los habitantes del nihilismo contemporáneo, con su sistemático embarullamiento, falsificación y banalización de todo, y sobre la naturaleza del poder y la inocencia, sobre el engaño y el vaivén de las cosas humanas.

Y concluyo con un lacónico «lo que tú digas».


miércoles, 4 de octubre de 2023

La mujer rota

Clave de lectura: Egoísmo, soledad, fracaso vital.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: La vie en rose, de Edith Piaf ♪♪♪
Portada del libro La mujer rota, de Simone de Beauvoir.

Últimamente tengo suerte con los libros a los que me acerco. El número de impresiones positivas, en comparación con las neutrales y mucho más con las de rechazo, supone una estimable proporción de acierto.

La racha no solo no se rompe, sino que se refuerza significativamente al introducir en el recuento el título de hoy: La mujer rota, de Simone de Beauvoir.

A través de tres relatos, nuestra autora cede la palabra a espíritus quebrados que, al llegar a cierta edad, se dan cuenta de que aquello en lo que más creían, lo que consideraban un pilar sobre el que sostenerse para siempre, de repente ya no está ahí.

Quien nos habla en La edad de la discreción lo ha dado todo por su militancia política y su obra literaria. Su pareja comparte sus ideas, es el compañero perfecto. Pero el hijo... Él quiere ser un burgués, un traidor. Disfrutar de un puesto en un ministerio y un matrimonio con una chica de «buena familia».

Intenta intimidarlo, chantajearlo emocionalmente, que vuelva al ambiente donde creció. Sin éxito. Surge entonces la angustia por envejecer. La decepción por los deseos incumplidos de existir a través de él.

En Monólogo, una mujer «limpia, pura, intransigente» odia el mundo. Porque el mundo la odia. Porque ella lo odia. Porque… A sus ojos, el objetivo de sus vecinos, sus conocidos, de quienes caminan por la calle, es amargarla. El círculo de desprecio no tiene fin.

Se ha separado del marido a cambio de la pensión y el apartamento, aunque haya tenido que ceder la custodia del niño. ¡Ah, seguro que lo educan en contra de ella! ¡Si viviera su otra hija, esa ingrata que tampoco se dejaba manejar a pesar de que todo lo hacía por su bien! ¡Qué malvados al dejarla sola! Sola. Sola…

Ni un coche ni un paso por la calle ni un ruido en la casa un silencio de muerte. El silencio de la cámara mortuoria y sus miradas sobre mí que me condenaban sin haberme escuchado y sin apelación. ¡Ah! Se pasan de la raya. Todos sus remordimientos los encajaron sobre mi espalda el chivo emisario ideal y por fin podían inventar un pretexto para su odio. Mi desgracia no los ha ablandado.

La mujer rota, la tercera y más extensa historia que da nombre al conjunto, son las páginas de un diario. La voz interior que lo redacta hace planes una vez que las niñas se han independizado. Los proyectos que nunca pudo realizar por compromisos hacia los demás se abren luminosos en el futuro.

Aunque esa adolescente rebelde que le pide un cigarrillo, ansiosa de escapar de una institución pública de acogida, podría trastocarlos.

Y, sobre todo, la respuesta que obtiene de su marido a una sencilla pregunta: «Sí, Monique, hay una mujer en mi vida».

Una mujer. Otra mujer. A quien ella conoce: bonita, brillante, seductora. Con quien ha de compartirlo. ¿Por qué? ¿Cuándo aparecieron las grietas en la relación que no distinguió a tiempo? ¿Ha sido suya la culpa? Y ahora, ¿qué va a hacer?

Una intensa y emocionante obra para enseñarnos que hay quienes construyen de nuevo sobre las cenizas, obteniendo de ellas un mortero aún más fuerte. Pero también personas que «fracasan» y, ante la falta de certezas que las golpea, quedan inermes, perdidas en su propio yo.

Rotas.


lunes, 31 de enero de 2022

Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco

Clave de lectura: Asombrosas aventuras del singular Harry Purvis, contadas por… Harry Purvis.
Valoración: Grande, Arthur C. Clarke ✮✮✮✮✩
Música: Así habló Zaratustra (Introducción), de Richard Strauss ♪♪♪
Portada del libro Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco, de Arthur C. Clarke.

Aunque la obra por la que más se le recuerda pueda ser, por motivos obvios, 2001: Una odisea espacial, lo cierto es que Arthur C. Clarke nos legó otras novelas y relatos como mínimo con igual mérito.

Sus bases científicas avanzadas, espíritu descubridor y sagacidad en el estilo narrativo, siguen desafiando el paso del tiempo.

Tenemos una muestra en los Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco.

La colección se compone de quince historias, publicadas en 1957, con un par de denominadores comunes. El primero es que alguien las saca a la luz en el local de dicho nombre, la Taberna del Ciervo Blanco, sito en una calleja londinense nada fácil de encontrar.
Para las primeras doce visitas es imprescindible la ayuda de un guía; después todo consiste en cerrar los ojos y confiar en el propio instinto, y a lo mejor se tiene suerte.
El segundo es que ese alguien es Harry Purvis, personaje que lo sabe todo sobre todo, conocedor de los experimentos más asombrosos y de sus consecuencias (cuando no protagonista de primera mano). Y con aplomo para que cualquiera que ose poner en duda su autoridad multidisciplinar quede humillado ipso facto.

Así, los parroquianos le escucharán embelesados perorar acerca del Silenciador Fenton, los rifles de rayos empleados en una malhadada producción hollywoodiense, aquella vez en que evitó la evacuación del sur de Inglaterra, los peligros de la melodía ideal, tan pegadiza en la mente…

El Proyecto Clausewitz para desarrollar una computadora militar, la colonia inteligente de termitas del profesor Takato, las aventuras del submarino de recreo Pompano, una orquídea con gustos culinarios «especiales», el verdadero origen del iceberg hallado a la altura de Florida, el descubrimiento accidental de la antigravedad…

Hasta que el caso de Ermintrude Inch proporciona ciertos indicios de la situación conyugal de Harry. Y la rubia impresionante que aparece a continuación en busca de un marido que no está dando clases de mecánica cuántica los miércoles por la noche, como le había hecho creer, tiene efectos indeseados en la continuidad de su tradición oratoria.

Siempre grande, Clarke.


miércoles, 16 de enero de 2019

Escuela nocturna

Clave de lectura: Todavía no la he encontrado.
Valoración: Tampoco sé qué decir ✮✮✩✩✩
Música: Sextet, de Steve Reich ♪♪♪
Portada del libro Escuela nocturna, de Zsófia Bán.

La primera lectura de la temporada y no sé qué opinar. Cortocircuito cognitivo. Empezamos bien...

Intentaré esforzarme: en su aspecto formal, los ¿relatos? de Escuela nocturna descansan en bloques de asignaturas: Inglés-Tareas del hogar, Geografía Humana Nacional-Naturaleza, Física-Biología, etc.

Sin embargo, estas denominaciones constituyen un motivo genérico más que una base temática.

Y es que dicha base brilla por su ausencia. O, al menos, Zsófia Bán despliega una inventiva surrealista tan, tan personal, que no llego a interpretarla.

Es decir, entiendo el exterior de las palabras, su literalidad, pero igual que si fuera una retahíla sin demasiado (o ningún) sentido.

Se puede morder el aire de tan puro que es. Se puede morder a Yoli. Es indispensable mencionar la presencia del pinus nigra en la cumbres solitarias (¿qué es lo que llama la atención de un director de la maderera?), así como la visión de la, tan extendida, syringa vulgaris, o sea, la lila vulgar. Una lila nunca es vulgar. Yoli tampoco no es vulgar. Yo, por mi parte, lo digo: yo era un verdadero Hércules.

Tampoco se debe a la traducción del húngaro, a la que incluso impondría una medalla al mérito. Simplemente concluyo que es un libro demasiado «raro» para mí.

Me quedo en el limbo.


jueves, 19 de abril de 2018

La hembra de nuestra especie

Clave de lectura: Mujeres con sus iras, miedos y deseos.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✩
Música: El cabo del miedo, de Bernard Herrmann ♪♪♪
Portada del libro La hembra de nuestra especie, de Joyce Carol Oates.

Cada uno entenderá lo de «bueno» a su manera, por supuesto, pero me atrevería a resumir que en un buen libro se aúnan el qué y el cómo.

Primero la inspiración, convengamos, ese misterio que hace surgir una historia de la nada.

Segundo, la forma de «juntar las palabras» para insuflarle vida.

Y ya que La hembra de nuestra especie nos ofrece un qué subyugante y un cómo extraordinario, justifica el puesto de Joyce Carol Oates en lo alto de un podio.

Calidad presente en cada relato de los nueve que componen un volumen dominado por personajes femeninos. Con sus iras, sus miedos y sus deseos, luces y tinieblas del alma humana.

Con tensiones no resueltas para mantener nuestra lectura en vilo y una prosa de acero envuelto en seda, precisa y rica al mismo tiempo.

Caí al callejón desde el porche trasero de su casa, gimiendo como un perro herido, y salió inmediatamente al exterior, gritando: «¡Dios mío, Dios mío! ¡Lo siento, de verdad!»; me agarré a la barandilla para ponerme en pie, sin dejar de mirar la sangre oscura que me corría por los pantalones de trabajo; la bala me había hecho un rasguño en la pantorrilla de la pierna derecha, me había desgarrado la carne.

Lo que yo llamo un buen libro.


miércoles, 24 de enero de 2018

El elefante desaparece

Clave de lectura: El universo de Murakami condensado en relatos cortos.
Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: To the Edge of Dream, de Toru Takemitsu ♪♪♪
Portada del libro El elefante desaparece, de Haruki Murakami.

Dicen que los habitantes del mundo nos dividimos en dos: murakamistas y no murakamistas.

Y yo intento mantener un delicado equilibrio zen, pero...

Soy murakamista. A mucha honra.

Por eso se me iluminan los ojos cuando empiezo a distinguir los contornos de estos relatos, las raíces que entrelazan sus cimientos, los hilos que sostienen sus paredes.

Esas atmósferas que casi puedo tocar. Que rozan la piel mientras leo.

Aunque, para ser sincero, no siempre tenga del todo clara cuál es la historia que me están contando.

¿Qué importa? Acepto sus misterios. Las recorro con el sincero fervor del creyente.

«Señora, señora. Escúcheme. He venido a pedir mano. ¿Lo entiende? Me arrastro hasta aquí desde muy muy profundo. Mucho esfuerzo. He escarbado tierra y mis uñas rotas. Si tuviera mala intención, mala intención, no tomar molestia. He venido porque la quiero mucho. La quería desde lugar profundo. No podía soportar y me arrastré hasta aquí arriba. Todos me querían detener, pero no podían. Me hacía falta coraje. Pensará que soy descarado por pedir mano y ser monstruo».

Y al final... El elefante desaparece.

El de Haruki Murakami, por supuesto.


miércoles, 9 de noviembre de 2016

El ruido de un trueno

Me levanté con la vaporosa sensación de felicidad que dan los días de fiesta.

El agua de la ducha estaba caliente, quedaba confitura de moras para desayunar…

Y me dije: todo está bien, vamos a echar un vistazo a las noticias.

Cinco minutos más tarde, me puse a buscar en la biblioteca un relato de Ray Bradbury. Ese que se titula El ruido de un trueno, en el que un tipo entra en las oficinas de Time Safari Inc.:

Una verdadera máquina del tiempo. —Sacudió la cabeza—. Lo hace pensar a uno. Si la elección hubiera ido mal ayer, yo quizá estaría aquí huyendo de los resultados. Gracias a Dios ganó Keith. Será un buen presidente.

—Sí —dijo el hombre detrás del escritorio—. Tenemos suerte. Si Deutscher hubiese ganado, tendríamos la peor de las dictaduras. Es el antitodo, militarista, anticristo, antihumano, antiintelectual. La gente nos llamó, ya sabe usted, bromeando, pero no enteramente. Decían que si Deutscher era presidente, querían ir a vivir a 1492. Por supuesto, no nos ocupamos de organizar evasiones, sino safaris. De todos modos, el presidente es Keith. Ahora su única preocupación es...

Y durante el safari en el pasado pisa sin querer una mariposa y al final…

Bueno, es mejor leerlo. O verlo para creerlo. Porque…

Ha salido Trump.


martes, 6 de septiembre de 2011

El libro de las maravillas

Clave de lectura: Fantasías de un pionero fundamental.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Desbordante... y poético
Música: Legend, de Jerry Goldsmith ♪♪♪
📖
Portada de El libro de las maravillas, de Lord Dunsany.

Un barco pirata navega, tensas las jarcias, por las arenas del desierto africano. ¿De qué huye?

Un mago, harto de los insufribles ruidos de Londres, encarga a su acólito que le procure el ingrediente necesario para hacerlo desaparecer.

Los nómadas que intentan robar la Caja Dorada se miran entre sí aterrados, porque saben «quién» acaba de encender la luz en la cámara superior.

El señor Thomas Shap, rutinario comerciante de la city, ve cómo su vida sufre drásticos cambios tras coronarse en sueños rey de Larkar.

En cierta tienda de cierto callejón, los clientes acuden a intercambiar sus males, aunque quizá no deberían alegrarse demasiado con el resultado del trueque.

Un ídolo milenario, acostumbrado a que todos se postren a sus pies, comienza a sufrir celos de la nueva imagen que los sacerdotes han colocado a su lado en el templo.

Escuchemos la profecía que se pronuncia, entre sones de arpa, sobre la eterna búsqueda de la ciudad de Carcasona.

El viento nos trae nombres como Bethmoora o Poltarnees, la que mira al mar, de donde ningún hombre que haya viajado desde las tierras interiores ha vuelto jamás…

Esta añeja historia tenía muchos años honorables cuando los lecheros llevaban sombreros de piel de castor, su origen era todavía un misterio cuando las batas blancas estaban de moda, los hombres se preguntaban unos a otros cuando los Estuardo estaban en el trono (y sólo la Antigua Sociedad sabía la respuesta) por qué el lechero se estremece cuando divisa la aurora.

Así son las historias que se ocultan tras las tapas de El libro de las maravillas, de Edward John Moreton Drax Plunkett, más conocido para el lector por su título de nobleza: el decimoctavo barón Lord Dunsany.

Cuentos breves, oníricos, subyugantes, salidos de una imaginación que comenzó a llenar los odres de lo que hoy se conoce como literatura fantástica.

Admirado por Tolkien, reconocido por el mismísimo Lovecraft como una de sus más fuertes influencias, la voz de Dunsany nos susurra arcanos de significado y antigüedad inconcebibles.

Relatos que desearemos leer con los ojos entrecerrados junto al vivificador fuego de una posada, mientras fuera… quizá algo con lo que no conviene encontrarse merodea en la oscuridad.


viernes, 11 de diciembre de 2009

Pizzería Kamikaze

Clave de lectura: Aventuras desventuradas en el más allá de los suicidas.
Valoración: ✮✮✮✩✩
Comentario personal: Luctuosamente simpático.
Música: Orfeo en los infiernos (Obertura), de Jacques Offenbach ♪♪♪
📖
Portada del libro Pizzería Kamikaze, de Etgar Keret.

Es posible que el «otro lado» no sea la alegría de la huerta. Al menos, para los espíritus que hayan acelerado por su propia mano el momento de cruzar el umbral.

Por ejemplo, en el relato más largo incluido en Pizzería Kamikaze, del escritor israelí Etgar Keret, al protagonista su nueva barriada de ultratumba le recuerda a una calle de Tel Aviv. Lo cual resulta escasamente estimulante.

Enseguida encuentra empleo como pizzero, un apartamento de alquiler y amiguetes de bares, para entretenerse en sus horas libres. Sin embargo, las cosas no acaban de salirle bien: sigue sin ligar demasiado, por no decir muy poco, igual que antes del suicidio.

Y eso que tampoco es exigente con el aspecto físico: todos en el inframundo tienen el mismo cuerpo del que habían disfrutado hasta entonces, pero añadiendo los efectos del método elegido para cambiar de plano existencial.

Los más demandados son los «impecables», gracias a las pastillas o al veneno.

Por la noche encontré un pub, bastante guay por cierto, el Fiambre Bar. Ponen una música que no está nada mal. Puede que no a la última, pero tiene estilo, y muchas tías van allí solas. De algunas puedes saber exactamente cómo acabaron, porque tienen cicatrices en las muñecas y cosas así, pero otras están estupendas.

Así que, cuando tiene noticia de que su ex-novia también anda por allí, nuestro personaje emprende un viaje por este Hades tan diferente al que esperaba, decidido a recuperar a su verdadero amor.

¿Lo conseguirá? ¿Estará ella interesada en retomar la historia? ¿Qué aventuras «vivirá» entre tanto, con qué otros curiosos vecinos del lugar se habrá de tropezar?

Luctuosamente simpático.


sábado, 21 de noviembre de 2009

Cuentos de un minuto

Clave de lectura: Cuentos cortos con gran sentido del humor.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Sorprendente y divertido.
Música: Vals «del minuto», de Frédéric Chopin ♪♪♪
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Portada del libro Cuentos de un minuto, de István Örkény.

Venga, rapidito. Tenemos hoy por aquí al húngaro István Örkény y sus Cuentos de un minuto.

Los relatos cortos son un subgénero de doble filo, que lo mismo puede mostrar las miserias que la habilidad de sus cultivadores. En el espacio de unas pocas páginas, o incluso párrafos, hay que condensar un mundo.

El autor no se puede entretener con preliminares, explicaciones y tramas complejas. Tiene que ir directo al corazón del lector y pegarle un par de amistosos sopapos para que abra los ojos, sorprendido.

¡Paf, paf!

Pues bien, esta recopilación es un excelente ejemplo, gracias a un humor que juega con lo absurdo, la ironía, los dobles sentidos, seguramente influido por la prohibición de publicar que sufrió por parte de las autoridades tras la fallida revolución del 56.

Movimiento revolucionario en Paraguay.
En Asunción, la capital del país, la división blindada número 3, considerando insuficiente su paga, se presentó frente al palacio presidencial. Después de un breve tiroteo echaron a López Burillo, el presidente de derechas, amigo de los Estados Unidos, de tendencias reaccionarias, y colocaron en su lugar a Aurelio Lapaz, de tendencias progresistas. Al cierre de nuestra edición, la población de la ciudad celebra con un desfile de antorchas la nueva derrota de la reacción en América del Sur.

Nuevo movimiento revolucionario en Paraguay.
Las fuerzas aéreas paraguayas que reclaman su paga, lanzaron un batallón de paracaidistas en el jardín del palacio presidencial. Después de un breve tiroteo lograron echar a Aurelio Lapaz, el presidente amigo de Estados Unidos, de tendencias derechistas, el cual apenas ocupó el cargo por tres cuartos de hora. El nuevo presidente es López Burillo, de pensamiento progresista, cuyo triunfo los habitantes de Asunción celebran con un desfile de antorchas, el cual continúa en el momento de cierre de esta edición.

Örkény sale más que airoso del reto.


miércoles, 3 de junio de 2009

Matrimonio por interés

Clave de lectura: Humor a escondidas en la Unión Soviética.
Valoración: ✮✮✮✩✩
Comentario personal: La libertad interior es la primera libertad.
Música: Tahiti Trot, de Dimitri Shostakovich ♪♪♪
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Portada del libro Matrimonio por interés, de Mijaíl Zóschenko.

Mijaíl Zóschenko fue acusado de antipatriota y expulsado de la Unión de escritores en la Rusia stalinista. Un veto con consecuencias muy peligrosas.

Sin embargo, no por ello dejó de describir el mundo que le rodeaba con espíritu jocoso. Podemos disfrutar de ese sentido del humor en Matrimonio por interés y otros relatos (1923-1955).

Se trata de una colección de situaciones esperpénticas que, según los testimonios, estaban pensadas para compartir leídas en voz alta (y disminuir así la probabilidad de que te pillaran con literatura subversiva).

¿Los temas? Antipatrióticos todos ellos: la lotería, las visitas al dentista del seguro, el alquiler del piso, el funcionamiento de los baños públicos, las diferencias entre los cigarrillos rusos y los extranjeros…

Por ejemplo, en temas amorosos conviene establecer unas condiciones previas para que no te toquen en suerte vagos y pretendientes de medio pelo. Hacer ciertas preguntillas:

Sólo una cosa tengo clara y son las novias que sirven al Estado. Allí no hay engaño: sueldo, clase, categoría... Pero también con ellas te puedes equivocar.
Por ejemplo, a mí me gustó una. Nos echamos el ojo. Nos conocimos. Que si esto que si lo otro, ¿dónde está empleada?, le pregunto, ¿cuánto cobra? ¿Qué nivel es el suyo, qué sueldo?
—Estoy empleada en un almacén —me contesta—. Y mi nivel es tal y cual.
—Vaya —le digo—. Merci y perfecto. Usted —le digo— me gusta. Y su nivel me resulta simpático, tampoco el sueldo está mal. Presentémonos.

Todos estos y unos cuantos palos más son tocados por nuestro autor. ¿El resultado?

La recomendación de la semana.


domingo, 3 de mayo de 2009

Cuentos del pueblo judío

Clave de lectura: Si nos hacen cosquillas, ¿no reímos?
Valoración: ✮✮✮✩✩
Comentario personal: El humor siempre es sano.
Música: Yiddish Freylekhs, de Kroke ♪♪♪
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Portada del libro Cuentos del pueblo judío, de Ben Zimet.

Parece que los habitantes de la villa de Khelm, en Polonia, tenían fama de ser... mmmm, especiales. Con una comprensión absolutamente particular de las cosas del mundo.

En Cuentos del pueblo judío, de Ben Zimet, tendremos numerosas ocasiones de conocerlos más de cerca. A ellos y sus asombrosas historias.

Enraizados en siglos de narración oral y compilados a partir de tradiciones jasídicas, asquenazíes y sefarditas, la lección de estos cuentos, lo que nos transmiten con mirada humorística, es el convencimiento de que la verdadera sabiduría resulta bastante diferente de la que se presume con bombo y cimbal.

Y algunas penas pueden sucumbir ante algunas risas.

Breve recomendación de hoy.

Un día, Aza'a Schlemil fue convocado por la gran Asamblea de los Grandes Sabios de Khelm para informar de su reciente viaje a África.
—Hacía tanto calor —dijo Aza'a—, que la gente no podía soportar la ropa y andaba totalmente desnuda.
—Pero entonces —dijo uno de los mayores Sabios—, sin su ropa, ¿cómo se las arreglaban para distinguir a los hombres de las mujeres?

P.D.: Y si queréis disfrutar todavía un poco más, no olvidéis darle a las corcheas para que suene música klezmer, qué caramba.


miércoles, 31 de diciembre de 2008

Sorpresas de 2008 (Szabó, Runciman, Haushofer, Debney)

Esta va a ser la última entrada del año, así que quisiera recordar algunas agradables sorpresas que me he llevado en los últimos doce meses y que aún no habían encontrado aquí su sitio.

Dando la vuelta al nombre del blog, empecemos por el apartado de las letras.


Portada del libro La balada de Iza, de Magda Szabó.

La balada de Iza, de Magda Szabó. Había leído otra obra suya, La puerta, y me pareció brillante. Pues esta lo es incluso más.

Se trata de una historia acerca de las relaciones entre una madre recién enviudada y su hija, aderezada con la participación del ex-marido, el nuevo pretendiente y constantes flashbacks a la vida del padre.

La caracterización psicológica de los personajes es extraordinaria: qué sienten, qué les motiva, cómo se ven los unos a los otros... Se muestran totalmente reales.

Y de un tema base sólo en apariencia común, Szabó desarrolla una novela que nunca pierde interés (salvo un final demasiado acelerado, si nos empeñamos en ponerle alguna pega). Nueve y medio sobre diez.


Portada del libro La caída de Constantinopla, 1453, de Steven Runciman.

La caída de Constantinopla, 1453, de Steven Runciman. Afirmar, como lo hace en el prólogo el historiador Antony Beevor, que inspiró a Tolkien para escribir El señor de los anillos, ya llama la atención.

Un libro considerado de referencia en el género, donde he encontrado mucha amenidad al tiempo que varias curiosidades.

Así, resulta que existió realmente el imperio de Trebisonda (o, lo que es lo mismo, Trapisonda, el terrenito suspirado por Don Quijote como recompensa al iniciar su vida de caballero andante).

También, que entre los contingentes que tomaron parte en la defensa de la ciudad había una guarnición catalana, comandada por Pere Julià. Y que un excéntrico noble castellano, don Francisco de Toledo, quien insistía en ser pariente lejano del emperador, acompañó a Constantino XI Paleólogo hasta el final.


Portada del libro Nosotras matamos a Stella y El quinto año, de Marlen Haushofer.

No nos olvidemos de la austriaca Marlen Haushofer. La descubrí gracias a dos novelas cortas editadas en un único volumen: Nosotras matamos a Stella y El quinto año.

Los conflictos internos de la autora, que en 1943 dejó la universidad para casarse, se ven reflejados en estos relatos. Incómoda con las limitaciones que le imponía su papel de ama de casa, se dedicó a escribir como evasión.

En el primero describe el sufrimiento de una mujer que se siente moralmente culpable, en lugar de víctima, por los engaños de su marido.

En el segundo, por su parte, la protagonista es una niña de cinco años que narra sus vivencias en casa de sus abuelos. Si bien la atmósfera se dibuja con tono más relajado, no deja de estar presente un trasfondo ominoso debido a la desaparición del resto de la familia durante la guerra.


Trasladándonos ahora al mundo de las corcheas, con el número uno indiscutible... La isla de las cabezas cortadas, música de John Debney.

La película me parece entretenida, pero la banda sonora es más que eso, es estupenda.

Pasa magistralmente de lo aventurero a lo romántico, de lo épico a lo lírico, de los mares abiertos a las sombrías mazmorras...

¿Cómo pude habérmela perdido hasta ahora?

En fin, nada más. Os deseo un buen año nuevo. Dong, dong, dong, dong...

domingo, 16 de noviembre de 2008

Lugares comunes

Clave de lectura: Cuentos sobre la vida misma.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Tiene clase.
Música: El carnaval de los animales (El cisne), de C. Saint-Saëns ♪♪♪
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Portada del libro Lugares comunes, de Irene Jiménez.

Irene Jiménez, nuestra autora del día, escribe estupendamente, con creatividad y estilo. Se puede disfrutar de ambas virtudes literarias en este volumen de relatos: Lugares comunes.

Se trata de historias cercanas, que surgen a partir de personajes y situaciones de la vida misma. En la universidad, por ejemplo, narra el inesperado encuentro amoroso de dos jóvenes: Itziar no quiere llegar tarde a la clase de Movimientos artísticos contemporáneos y Mario quiere venderle un separador de libros con un poema.

En un pasillo, Alejandra, un ama de casa cansada, espera a que la llamen. Ha acudido a una agencia de estudios de mercado para participar en cierta encuesta: ¿cuál de los seis botes de champú que le van a colocar delante es el que elegiría si tuviera que comprarlo en una tienda? ¿Por qué? Hay un gran espejo y, seguramente, revisores poderosos la observan.

En casa de los señores, Ksenia ha bajado la basura y ayudado a los niños a acostarse. Se prepara una infusión. Piensa en Polonia, su país natal. A través de las ventanillas del autobús vio lo mismo durante todo el viaje: polígonos industriales, fábricas de cristales rotos, cementerios de automóviles… Entonces escucha gemidos en la alcoba principal.

En la oficina hay rumores de que la compañía no marcha bien. La dirección ha decidido no cobrar incentivos a fin de año, con gran dolor. Entre los trabajadores se preguntan quién se quedará y quién será despedido. ¿Y si Leticia hubiese de anunciárselo a Manuel, su pareja? ¿Y si te tocara precisamente a ella?

Sólo a eso de las once, durante un repentino silencio sin caricias, Leticia cambió de postura y se sorprendió al leer por primera vez, nítidamente, la preocupación en las pupilas brillantes de Manuel. En seguida se sintió culpable por haber olvidado que les restaban veintiocho años de hipoteca y quiso decir algo, pero le faltó tiempo porque al darse cuenta él de su desliz, al saber que Leticia lo había descubierto repasando los primeros cálculos, abandonó el sofá con rapidez, dirigiéndose a la cocina.

En la calle. En la ventana. En el dormitorio. En una fiesta. Lejos… El resultado, insisto, es de muy grata lectura. Tiene clase. Os animo a que le echéis un ojo como punto de partida para descubrir más títulos suyos.

Y como en uno de los cuentos aparece un músico que ensaya El carnaval de los animales, podemos escuchar de paso esa gran fantasía zoológica de gallinas, tortugas, elefantes... y un cisne, salida de la imaginación de Camille Saint-Saëns.