¿Y ahora qué hacemos?
Si pensaba legarle mis inmensas posesiones al peque.
Y de repente aparece otro y el peque ya no es el peque. ¡Hala! ¡Dos sobrinos para repartir!
Pues nada, a darle muchos besos a su tío si quieren ganarse la paga. Que las chuches no salen gratis.
Música, libros, fotos, cosas que me pasan, que recuerdo, que se me ocurren, ficciones, viajes y qué sé yo cuántas cosas más...
domingo, 10 de agosto de 2014
jueves, 7 de agosto de 2014
Veintitrés y contando
Calderón, Ricky, Chacho, Llull, Rudy, Navarro...
Abrines, Claver, Pau, Marc, Ibaka, Reyes...
Veintitrés días y contando para que empiece.
¡BA-LON-CES-TO!
Abrines, Claver, Pau, Marc, Ibaka, Reyes...
Veintitrés días y contando para que empiece.
¡BA-LON-CES-TO!
domingo, 3 de agosto de 2014
El verdadero origen del coñac
El Ararat es donde Noé varó su yate de recreo. Debían de tener montada una buena juerga para ir a embarrancar en una montaña, pero tampoco es para culpar al timonel. Con tantas parejitas de todas las especies a bordo…
Y continuando con la tradición, fue el mismo Noé quien bajó a tierra, plantó unas vides, estrujó sus frutos, los dejó macerar et voilà, ¡inventó el vino!
Por eso los armenios creen a pies juntillas que el néctar de la vida tiene su origen en sus pagos, y todos los demás son unos copiotas. Pero la inquina la reservan para la falacia esa de que el coñac se inventó en Cognac. Según su versión, agentes secretos bonapartistas les robaron a ellos la fórmula, le pusieron el nombre de Napoleón y con un poco de marketing…
Si alguna vez os acercáis a visitar una bodega por allí, esta es la historia que os vais a llevar de recuerdo. Y para demostrároslo (y que luego paséis por la tienda con cierto espíritu jovial en el manejo de la billetera), os abrirán unas cuantas botellas de degustación.
Para qué discutir. Con el frío que hace en aquellas cuevas.
Y continuando con la tradición, fue el mismo Noé quien bajó a tierra, plantó unas vides, estrujó sus frutos, los dejó macerar et voilà, ¡inventó el vino!
Por eso los armenios creen a pies juntillas que el néctar de la vida tiene su origen en sus pagos, y todos los demás son unos copiotas. Pero la inquina la reservan para la falacia esa de que el coñac se inventó en Cognac. Según su versión, agentes secretos bonapartistas les robaron a ellos la fórmula, le pusieron el nombre de Napoleón y con un poco de marketing…
Si alguna vez os acercáis a visitar una bodega por allí, esta es la historia que os vais a llevar de recuerdo. Y para demostrároslo (y que luego paséis por la tienda con cierto espíritu jovial en el manejo de la billetera), os abrirán unas cuantas botellas de degustación.
Para qué discutir. Con el frío que hace en aquellas cuevas.
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