lunes, 19 de diciembre de 2022

El último día del viejo mundo

Clave de lectura: ¿Pudo evitarse in extremis la Segunda Guerra Mundial?
Valoración: Interesante ✮✮✮✮✩
Música: El mundo en guerra, de Carl Davis ♪♪♪
Portada del libro El último día del viejo mundo, de Adrian Ball.

Hace ochenta y tres años, un sábado de septiembre como cualquier otro se convirtió en El último día del viejo mundo. Adrian Ball nos lo relata en cuatro sencillas partes:

De medianoche a las 6 de la mañana. De las 6 de la mañana al mediodía. Del mediodía a las 6 de la tarde. De las 6 de la tarde a medianoche.

En ese momento, la oscuridad se asemejó perpetua. Expirado el ultimátum para que Alemania detuviese su ataque sobre Polonia, Gran Bretaña y Francia entraron también en la lucha. Comenzaba la Segunda Guerra Mundial.

Un único día para decidir la suerte de millones, que veinticuatro horas antes vivían sus vidas cotidianas sin aviso. Una inmensa incógnita: ¿pudo ocurrir de forma diferente?

En estas páginas Ball intenta describir la trasera del telón. Todos los esfuerzos, incertidumbres y apuestas que se lanzaron en un juego frenético contra el reloj.

No solo por mano de los estadistas, sino de figuras en apariencia secundarias cuya participación y testimonios habrían de quedar casi sepultados bajo la «gran historia» y que aquí reciben su parte de voz.

¿Se hallaban los nazis tan envalentonados por el éxito de sus jaques anteriores que no supieron prever las reacciones? ¿Era consciente la Unión Soviética de las consecuencias de su pacto con el régimen germano? ¿Hicieron algo los italianos para disuadir a sus aliados del Eje?

¿Por qué dudó tanto el Gobierno de París en cumplir con sus compromisos ante los polacos? ¿Eran Chamberlain y su gabinete tan ilusos como los trata la memoria colectiva?

¿Son los deseos de paz una debilidad cuando se trata de defender un derecho? ¿Dónde se sitúan las «líneas rojas» que, una vez traspasadas, justifican el uso de la fuerza?

Aún hoy nos lo seguimos preguntando.


martes, 6 de diciembre de 2022

Tip y Coll orgía

Clave de lectura: Humor inteligente con bombín y chistera.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Vídeo: Cómo llenar un vaso de agua ♪♪♪
Portada del libro Tip y Coll orgía, de Luis Sánchez Polack y José Luis Coll.

Hoy, día de mi fiesta nacional favorita, con toda la solemnidad que reclama la ocasión, vengo a decir en voz tonante que…

Que Tip y Coll eran grandes. Luis Sánchez Polack y José Luis Coll.

Y si acaso alguien osara discutirlo, traigo pruebas palpables a esta tribuna. Palpables y catables: toda una Tip y Coll orgía.

El humor es un rasgo con tantas variaciones y peculiaridades culturales, que su definición resulta muy complicada. Incluso contradictoria.

¿Por qué se desternilla un japonés de algo que a un español le produce apenas perplejidad? ¿Exige el humor inglés haber estudiado en Eton para entenderlo?

¿Ha oido alguien hablar de los chistes en alemán? ¿Podría robarnos la carcajada un italiano si le atáramos las manos a la espalda?

Pero, en vez de empeñarnos en buscar las diferencias, en «racionalizar» la causa aparente de la hilaridad, ampliemos un poco el sentido de la pregunta.

Planteémonos su origen último. La misma necesidad que, a lo largo y ancho de nuestro mundo, aquí y en las quimbambas, todos manifestamos: reír. ¿No será un rasgo de unión, de felicidad, de profundísimo sentido de lo humano?

Me da la sensación de que Tip y Coll así lo entendieron.

El suyo es un humor basado en la palabra. En el doble sentido, el equívoco, el matiz, el absurdo inteligente.

Si de algo adolece este libro es quizá que debemos leerlo, valga la paradoja. Si pudiéramos escucharlo, y más con las voces y gestos de sus autores, saldría ganando.

A lo largo de sus escenas y diálogos se desarrollan temas que, no por tratarse con óptica cómica, pierden su relevancia social: política, antimilitarismo, burocracia, arte, literatura, biología, especulación filosófica…

Ojalá nos riéramos más de nosotros mismos.

P.D.: ¡Eh, que se me olvidaba! ¿Qué se dice en este blog un 6 de diciembre?

¡Viva la Constitución Española!