Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: Cuentos de Terramar, de Tamiya Terashima y Carlos Núñez ♪♪♪
Gente de la calle de los sueños se podría describir como novela costumbrista. Más o menos.
Las costumbres que narra Teru Miyamoto se ambientan en Osaka. Incluso, según una nota del traductor, escribe en un dialecto de la zona.
¿Qué ocurre por aquellos pagos? ¿Quiénes se relacionan día a día en el barrio? ¿Cuáles son sus preocupaciones?
Tenemos a Haruta, poeta no publicado, hilo conductor del relato. Ama en silencio a la estudiante de peluquería Mitsuko.
Mitsuko anda muy preocupada por el joyero que encontró en la calle y no ha entregado a la policía. Piensa que Ryuichi podría ayudarla.
Ryuichi intenta ocultar los tatuajes que delatan su pasado. Junto a su hermano Ryuji, antiguos miembros de la yakuza, han vuelto para ayudar en la carnicería del padre.
Hay quien sospecha de ellos porque dos motoristas han destrozado el minúsculo local de la viuda Tomi.
Aunque las malas lenguas tampoco dejan de señalar a Gonyi, presidente de la asociación de comerciantes. Si consiguiera desahuciar a la anciana inquilina, ¿no obtendría los votos que controla el casero Furukawa en las elecciones a la asamblea de distrito?
Tetsutaro, el adolescente que roba en la relojería familiar, quizá haya dejado embarazada a su novia Rie, hija del dueño del pachinko.
Y muchos otros personajes pueblan estas páginas, un microcosmos donde todos los vecinos tejen sus vidas.
Un buen ejemplo de que, si existe un rasgo que defina a las personas de cualquier lugar, no importa lo remoto que se dibuje en el mapa, es la universalidad de los sentimientos.