Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: La chica de ayer, de Nacha Pop ♪♪♪
Fluidez. Esa es la palabra que andaba buscando para empezar el comentario.
Fluidez narrativa. Naturalidad. Cada escena tiene su porqué en el transcurrir de la historia de Tierra de campos.
Una historia que son los recuerdos de Dani, el protagonista, alternados con el viaje que hace en el presente al pueblo de su padre para enterrarlo.
Una retrospectiva, ya bien pasados los cuarenta, hacia el viejo barrio madrileño de Estrecho, el colegio, los amigos, los inicios en el mundo de la música, el amor...
Hacia el rebelde y provocador Gus. Hacia el padre, la madre, Animal, Oliva, Keiko, todos quienes han jugado algún papel para convertido en la persona que es.
Fama. Caída. Resiliencia.
Cada despedida es un ensayo para la despedida definitiva. Con cada ocasión de un adiós le concedemos a la tristeza una jornada de prácticas. Así, Kei se empeñó en venir a despedirme al aeropuerto pese a que yo le pedí que no lo hiciera, que se ahorrara ese entrenamiento de un músculo que no se entrena. Pero vino. Y yo quise mostrarme tranquilo, convencido de que tan sólo me marchaba por un mes, para organizar a los míos. Pero ella sospechaba que no sería tan simple. No volverás, me había asegurado tres tardes antes.
Y cuyo resultado supone también la memoria de una época.
Mi enhorabuena a David Trueba.
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