Sobre el blog

¿Por qué has pulsado este botón, a ver? ¡Con tantos como hay cerca! Tendré que contarte una historia para que no te quedes a medias.

Inauguré este blog un día, ya no me acuerdo si de ventura, de 2008. Un par de amigos tenían los suyos y me «picaron» para unirme al mundillo.

Lo llamé Tres corcheas y unas letras (ahora me parece cursi) por estas razones:

Su objeto principal debía ser el comentario de libros que iba leyendo y músicas que iba escuchando, dos de mis pasatiempos favoritos, rellenando aquí y allá con un tercero: la fotografía.

Y cualquier cosa que me apeteciera compartir contigo, como algún poemilla o poemucho, algún desahogo, alguna declaración para la ONU… Aquellos fueron los cimientos.

El otro motivo fue un juego de palabras (sí, sí que es cursi, perdón), con el tema que abre la 5ª de Beethoven: tres corcheas y una negra. ¡Pam, pam, pam, paaaaaaaaam! El famoso «tema del destino».

Dejemos de darle vueltas. Así nació, así creció y ya está hecho un blog mayorzote. Yo lo quiero igual.

En cuanto al nombre con que firmo, Mannelig, tampoco tengo muy claro el momento en que las nornas me lo sugirieron (¿o serían los trolls?). Se trata de un caballero medieval que titula una conocida balada, y a lo mejor estaba envuelto por las brumas del hidromiel y los arenques fermentados cuando le di al enter. ¡Ay!

Si he satisfecho tu curiosidad, para que triunfe el karma positivo haz algo bueno por alguien. Aunque no lo conozcas. Ráscate el bolsillo, barre la acera de su portal, háblale de la novela que te ha alegrado la vida, impídele que envenene su juicio con el hidromiel que trajo aquí a mi propio avatar (llega a bebértelo tú, si no queda más remedio, para apartarlo de sus labios)…

Un placer.

P. D.: ¿Más preguntas? ¿Invitaciones a cenar? ¿Un abono para la Filarmónica de Viena? Me sorprendes, la verdad. Mándalo a 144667@gmail.com y ya veremos qué resulta.