Ah, sí, de dónde viene el seudónimo tan raro que uso: Mannelig...
Herr Mannelig es un caballero cuyo nombre aparece en una balada medieval escandinava que me gusta, sin más misterio.
Una mañana temprano, antes de que saliera el sol,
antes de que los pájaros comenzasen su canto,
a un gallardo caballero habló la troll de las montañas,
mas lo hizo con lengua falsa.
Herr Mannelig, Herr Mannelig, despósate conmigo,
a cambio, todo esto te daré gustosa.
Solo has de responder sí o no,
¿así lo harás?
Tuyos serán doce briosos corceles
que pastan en la umbría arboleda,
jamás nadie los puso silla
ni tampoco nadie los embridó.
Tuyos serán los doce mejores molinos
que se alzan entre Tillö y Ternö,
con muros del oro más rojo
y plata recubriendo sus ruedas.
Tuya será una brillante espada
que reverbera como quince anillos dorados,
podrás blandirla y salir victorioso
en todos los campos de batalla.
Tuyo será un jubón nuevo,
un ropaje digno de tu apostura,
no fue tejido con aguja e hilo,
es su trama de la más blanca seda.
Aceptaría los regalos que describes
si fueras una mujer cristiana,
pero tú, malvada troll de las montañas,
nacida eres de un espíritu de las aguas y del diablo.
La troll de las montañas atravesó la puerta,
corrió, aullando, bañada en lágrimas:
si hubiera tenido al gallardo caballero
me hubiera visto libre de mi tormento.
Herr Mannelig, Herr Mannelig, despósate conmigo,
a cambio, todo esto te daré gustosa.
Solo has de responder sí o no,
¿así lo harás?
(Traducción propia).
Se pueden encontrar versiones grabadas por numerosos grupos; no obstante, quizá mi favorita sea la de Garmarna. Con ella comenzamos las recomendaciones musicales, a ver qué os parece.
2 comentarios:
mira ya tienes comentarios, los míos, seguidora, yo, y... que tiene buena pinta. Garmarna genial claro. La historia de Mannelig, la de siempre con algunas locas. Te advierto que locos de ese tipo también hay.
Halaaa, una seguidora. Con poco más, se han fundado empresas, han nacido religiones y hasta alguna película he visto en el cine con ese número de espectadores. ¡Y eso que no era de Bergman!
Pues muchas gracias...
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