martes, 28 de febrero de 2023

¿Es posible un mundo sin guerras?

Clave de lectura: Estudio sobre la psicología de la violencia.
Valoración: Bienintencionado ✮✮✮✮✩
Música: God of War, de Bear McCreary ♪♪♪
Portada del libro ¿Es posible un mundo sin guerras?, de Arno Gruen.

¿Es posible un mundo sin guerras? Es lo que se pregunta, ni más ni menos, Arno Gruen en este ensayo.

La base de estudio se apoya en las herramientas que nos proporciona el psicoanálisis y las conclusiones resultan afirmativas. Sí, es posible.

La experiencia del autor le da desde luego voto de prestigio. Nacido en la Alemania de Weimar y emigrado forzoso junto con sus padres en el 36, entendía perfectamente el concepto de odio.

Pero, en desacuerdo con el gigante Freud, que enraizaba el deseo por la violencia en nuestra propia naturaleza, él aboga por que se introduce de forma ajena, se cultiva en el subconsciente desde la infancia y acaba matando al niño original.

Nos supeditamos a un molde subrepticio relleno de pautas culturales y sociales que nos «obligan» a hacer cosas ante las que no acertamos a rebelarnos. Y, según nos adentramos en la edad adulta, somos dueños de nuestras vidas cada vez en menor medida.

Entonces, ¿obedecemos a un ciego determinismo? ¿Quedamos reducidos a células que se amoldan a la corriente general o a una «voluntad superior»? ¿Estamos abocados a traicionar a nuestro yo íntimo que grita paz, amistad, concordia, compasión, solidaridad?

Gruen opina que no. No solo podemos ejercer la libertad, renunciando si es preciso a creencias o pretendidos valores inculcados por nuestro entorno, sino que debemos hacerlo. Sobre todo los más jóvenes, ya que, cuando los lustros se acumulan en nuestras sienes, tendemos a adaptarnos: lo desconocido nos da miedo.

«¿Qué lleva a los hombres a ejercer violencia sobre otros hombres? ¿Qué mueve a los soldados a obedecer incluso las órdenes más absurdas? ¿Qué conduce a un político a enviar a miles de hombres a la muerte, aparentando ante sí mismo y ante los demás que actúa correctamente?».

A través de ejemplos extraídos de su trayectoria como profesor y terapeuta, citas de novelas, poemas, personajes históricos o contemporáneos y fuentes de inspiración alternativas, nuestro Quijote de la mente desmenuza la ambición, la falta de escrúpulos, la competitividad extrema, el ansia de dominio, actitudes que triunfan…, para mostrárnoslas desnudas.

Olvidamos cómo en algún momento aprendimos a amar y consideramos débiles los sentimientos. Confundimos fortaleza con poder. Nuestra confianza emocional, pilar en una existencia equilibrada, se tambalea, creando sombras de rechazo a nosotros mismos que convertimos en daño hacia los demás. El dolor engendra dolor.

Hay que retornar a los sueños que valen la pena, es su mensaje. Aquellos procedentes de nuestros primeros pasos, no los anhelos de poseer aparatos de marca o presumir de famosos a los que nos acostumbran.

Hermoso pensamiento. Quisiera creerlo. Quisiera tener su misma visión de la esperanza.

No sé si a estas alturas ya será tarde.


martes, 21 de febrero de 2023

Eugenia Grandet

Clave de lectura: Los amores de Eugenia y Adolphe. El padre de ella por medio.
Valoración: De indiferente para abajo ✮✮✩✩✩
Música: Anacreón (Obertura), de Luigi Cherubini ♪♪♪
Portada del libro Eugenia Grandet, de Honoré de Balzac.

Antes de que mi conciencia sensata me persuada de lo contrario, lo anoto aquí con todas sus letras: no me gusta Eugenia Grandet.

Tampoco es que me eche para atrás, aclaro, la pluma de Honoré de Balzac tiene un peso importante. Pero en ningún caso añadiré este libro a mi lista de clásicos universales.

Para convencerme a mí mismo, he de definir primero qué atributos rodean a un clásico universal que se precie.

La atemporalidad. Que los personajes, sus formas de pensar, sus actos, sus diálogos, la historia que nos cuentan, pertenezcan a la complejísima psique humana de cualquier tiempo, más allá de que se vistan con túnicas, gorgueras o sombreros de copa, según quiera ambientarlos el autor.

Que se encuentre por encima de las convenciones. Que nos arranque una exhalación de sorpresa. Que se nos meta dentro y nos atrape, haciendo surgir tras nuestra piel un mundo tan real —o más real, o el único real— que lleguemos a dar de lado, insomnes, aquel al que se aferran de diario los sentidos.

¿Por qué atreverme entonces a empujar a la Grandet desde unas alturas a las que tantos lectores de dos siglos acá la han aupado?

A mi juicio, esta novela solo cumple a medias con los valores exigibles, aunque estos sean metafóricos. El resto de su contenido se somete a premisas hoy anticuadas.

Por ejemplo, no presento quejas sobre la descripción que hace monsieur de Balzac de la emergente sociedad burguesa, donde la astucia comercial y el dinero se convierten en aspiraciones absolutas y la caduca sangre azul del ancien régime intenta emparentar con los recién llegados para no perecer.

También, en justicia, Grandet padre brillaría en un podio de avaros ilustres. Y secundarios como la criada Nanon o los pretendientes que conspiran por la mano de la joven Eugenia se perfilan con trazo firme.

Lo que ocurre es que, ay, ni ella ni su primo Adolphe pasan el corte de personajes polifacéticos. Me aburren.

Esa mujer virginal, pura y suspirante, dispuesta a esperar al príncipe azul igual que un objeto espera expuesto en un escaparate… Ese petimetre llorica que acaba yéndose a capturar unos cuantos esclavos cuya venta le devuelva la dignidad financiera con que reclamarla…

Estereotipos. Retratos tan acartonados que los pilares sobre los que se apoya la trama se agrietan sin remedio.

Cuando los protagonistas y sus problemas causan tal indiferencia… ¡En fin!


martes, 14 de febrero de 2023

Brujos, reyes e inquisidores

Clave de lectura: Brujas buenas, Inquisición mala.
Valoración: Suspende ✮✩✩✩✩
Música: Las brujas de Eastwick, de John Williams ♪♪♪
Portada del libro Brujos, reyes e inquisidores, de Emilio Ruiz Barrachina.

Brujos, reyes e inquisidores se queda muy lejos de los ambiciosos objetivos que declara. Al menos, a mí me lo parece.

Expone Emilio Ruiz Barrachina que la persecución histórica de la brujería por el fanatismo religioso es exactamente lo mismo que el ejercicio actual de la violencia por las clases dominantes para mantener su estatus en el orden capitalista.

El problema de fondo de esta tesis es la escasa solidez de la lógica que maneja el autor. La ilación hace aguas. Más que un discurso científico, parece un alegato de filias y fobias personales.

Comienza planteando la evolución del Cristo perseguido al perseguidor, ya que la iglesia católica, existiera realmente o no la figura a la que adora, tuviese carácter divino, humano o un refrito de ideas sacadas del mito de Osiris-Dioniso, lleva en su seno la semilla de fuerzas oscuras. Pablo de Tarso se erige en el sumo sacerdote umbrío.

Lo que más interés despierta en el primer bloque es el triunfo de la literalidad a la hora de interpretar las escrituras sagradas, que avasalló a las corrientes alternativas representadas por el gnosticismo.

Pasa a continuación a analizar la figura de los brujos, cuyos atributos son reconocibles en culturas de varios continentes, pero que entraron en la fama popular a partir del Malleus Malleficarum, compendio de artes nigrománticas editado en la Edad Media europea. Aquelarres diabólicos, pócimas, maldiciones, vuelos nocturnos…

Aunque, más que los brujos, las verdaderas protagonistas del relato son sus equivalentes femeninas: las brujas. La histeria contra la mujer de los padres de la fe queda patente en numerosos pasajes bíblicos.

Los movimientos milenaristas, las cruzadas y el catarismo son algunos fenómenos que entran también en escena. Y, por supuesto, la Inquisición.

De todas las ramas nacionales, la española merece un lugar destacado. Sobre todo tras implantarse en las nuevas sociedades americanas, caldo de cultivo sincretista.

En las páginas de cierre hace balance Ruiz de sus cuentas con el todopoderoso capital, heredero en métodos y espíritu de exclusión del Santo Oficio.

Termino ya igualmente: léase con todo el aprovechamiento posible, que alguno tiene, si bien su empeño en la polémica como objeto en sí, no como medio dialéctico para convencer, le impide ganarse el nihil obstat.


martes, 7 de febrero de 2023

Gaziantep

Mosaico en Gaziantep.

Paseo en calma por el centro de Berlín, de Jerusalén, de Varsovia. Tanta sangre en la memoria de sus calles…

Asciendo por las laderas del Etna, con risas de niños jugando en la nieve. Contemplo latidos de luz crepuscular sobre los amenazantes volcanes de Guatemala.

Tras los ecos del Coliseo, las piedras gritan. En el Madrid que nunca duerme se alzan los muros, ahora silentes, del viejo tribunal de la Inquisición.

Escaleras del templo de Hatshepsut. Mezquita omeya de Damasco. La hermosa Lisboa, una vez arrasada. Todos esos lugares recuerdo.

Como también, mientras leo palabras como terremoto, desastre, víctimas, recuerdo los milenarios mosaicos y columnas ante los que me detuve en la lejana Gaziantep.

Muerte y vida. Vida y muerte. Y de nuevo la vida.

Nuestro ciclo por siempre.