sábado, 30 de julio de 2016

Brevísima y viperina nota sobre… (IV)

El Capital, de Karl Marx.

Vas en el metro leyéndolo y notas cómo la gente se inclina. Quieren distinguir mejor el título.

Deben de pensar: «Pero… ¿de verdad es…?»

Pones la mano en el fuego por que muchos que lo sacan en su discurso ni lo han abierto. Y quienes lo desprecian, tres cuartos de lo mismo.

Dicho lo cual…

Y si la edición resumida, que es la que tienes, ofrece un hervor del resto...

Jo.

Eres bastante plomo, amigo Karl. Bueno, mucho.


miércoles, 20 de julio de 2016

Brevísima y viperina nota sobre… (III)

Buenos días, pereza, de Corinne Maier.

Ayyyyyyy, me está bien empleado.

Comienzo del reclamo en la contraportada: El libro que está cambiando el mundo.

Ah, pues compro.

Continuación del reclamo en la contraportada: Buenos días, pereza pretende decir por fin la verdad, toda la verdad, no la que algunos quieren hacernos creer.

Sí, sí, ya lo creo que compro.

Resumen del contenido: que hay que rascarse en el trabajo lo que cada uno tenga pero cobrar religiosamente a fin de mes, con ánimo de que todo el tinglado se hunda.

Ya.

Pues eso, que me está bien empleado por mirar las contraportadas.



domingo, 10 de julio de 2016

Brevísima y viperina nota sobre… (II)

…las Lecciones sobre la filosofía de la Historia, de Hegel.

Iba yo a mi casita, lalaralarita… y al pasar junto a un quiosco vi un ejemplar de la Fenomenología del espíritu.

Hice lo que tenía que hacer, por supuesto: abalanzarme sobre él para que ningún otro Dasein con patas pudiera arrebatármelo. Mío, mío.

Y continué el camino y de repente, glup, recordé la impresión que en su día me causaron las citadas Lecciones. Se me borró la sonrisa.

No digo más. Te voy a dar otra oportunidad, Georg Wilhelm Friedrich, pero es la última. Que lo sepas.



lunes, 4 de julio de 2016

Brevísima y viperina nota sobre…

El arte de amar, de Erich Fromm.

Pues claro que me lo leí. La premisa de que no debemos dedicar nuestra energía vital a lograr el éxito y el dinero, el prestigio y el poder, sino a cultivar el arte de amar, me atrajo como una piedra imán.

Pero cuando por fin llegué a la última página, por fin…

Ya era hora.

Me parece que me quedo sin nada: ni éxito, ni pasta, ni prestigio ni expansión emocional ni gaitas. Menos mal que guardo unas cervezas en la nevera.