martes, 27 de abril de 2021

El documental

La leoparda se agazapa en la oscuridad.

Primero ha escrutado la orilla del río, pero no.

En los bancales reptan monstruos. Un solo descuido por su parte, un crujir aterrador de mandíbulas, y sería ella quien se convirtiera en cena.

Ah, gacelas entre el follaje.

Centímetro a centímetro, paciente, implacable. Cada vez más cerca…

¡Alarma! Las presas brincan en todas direcciones, ¡huir, huir!

En un momento, todo ha terminado.

La leoparda obtiene su recompensa y el olor a sangre se esparce por la sabana.

La hiena surge de repente, a la carrera, y es el doble de grande. El doble de fuerte. Imposible defenderse.

La hiena reclama para sí el trofeo.

Otro grupo de gacelas, ágiles y nerviosas. Un nuevo intento. El hambre aviva sus instintos.

Lentamente, lentamente…

La acometida tiene éxito. Ahora no hay un minuto que perder, las hienas rara vez merodean solas. La leoparda trepa a lo alto de un árbol, arrastrando el peso, donde estará más segura.

El aire se estremece cuando la atalaya es invadida por el leopardo macho. Los rugidos de ira atraviesan como garras la noche.

Sin remedio. No es rival para los de su misma especie.

Humillada, la leoparda vuelve de vacío a su cubil.

El cachorro, escondido durante horas, sale a recibirla. Unos lametones y a dormir.

A la mañana siguiente, madre e hija se aventuran juntas. Quizá quiera enseñarle cómo es el territorio en el que algun día cazará. El mundo de los depredadores, de los carroñeros, de las víctimas…

O quizá quiera darle un par de consejos sobre elecciones y política moderna.



martes, 20 de abril de 2021

A la escucha (XXIV)

Hay películas que son como una droga. Alucinógenas, con un poder inmenso para agarrarte del hipotálamo y dejarte repantigado en el sofá.

Te encuentras sin querer con un canal que la pone y es más fuerte que tu voluntad.

No importa que la puedas grabar, que la tengas en tu videoteca, que la hayas visto cien veces, que puedas hacer cualquier otra cosa de provecho en ese tiempo, en vez de marcar tu huella sobre el cojín.

Empieza a sonar una melodía y…

Como la imaginada por Gabriel Yared para El paciente inglés.


lunes, 12 de abril de 2021

Nuestro mundo (XXI)

No me es fácil decir en qué lugar de nuestro mundo he sentido la mayor felicidad del viajero. ¿Cómo se miden esas sensaciones?

Pero quizá, solo quizá, si apenas pudiera pronunciar un nombre, creo que elegiría el de Birmania.

Crucé el puente de U Bein, con sus pilares de teca desapareciendo en la distancia. En Bagan, la de las mil pagodas, el crepúsculo turbó mis sentidos. Me adentré bajo la lluvia en Inpawkhon…

Por ello, cuando leo las noticias sobre el golpe de Estado y los cientos de vidas segadas por las balas, me pregunto si alguna de las víctimas estuvo a unos metros de mí, si me sonrió o me miró con los ojos llenos de asombro cuando alcé mi vieja cámara.

Los porteadores en los muelles de Rangún, las vendedoras de los mercados a la ribera del lago Inle, los monjes mendicantes de Amarapura, las niñas de elaboradas tanakas en sus mejillas, junto al palacio de Mandalay…

Nuestro inmenso, nuestro maravilloso, nuestro desolador mundo.





martes, 6 de abril de 2021

Brevísima y elogiosa nota sobre… (LXXII)

Yo iba por el barrio, de vuelta a casa con la bolsa de la compra al hombro. Y al pasar junto al escaparate vi…

Pues no vi nada, la verdad, no de manera consciente. Cuadernos escolares, carpetas, rotuladores, algún que otro libro de texto…

Pero al poco me detuve. Giré pensativo la cabeza y volví hacia atrás.

El tiempo necesario para que un sexto sentido empezara a picarme la memoria: ¿no era Michael Alpert ese nombre de refilón, oculto en una esquina, entre cuadernos, carpetas, etc.?

Pues efectivamente, el mismo autor de La Guerra Civil Española en el mar, que hace años me había gustado bastante. Allí estaba. De manera que entré para adquirir también su último título: La Guerra Civil en el aire.

Mi impresión, nada más terminarlo, es otra vez positiva. Se trata de una monografía muy interesante sobre la actividad aérea en la gran desgracia, con énfasis en la participación de alemanes, italianos y soviéticos.

Detalla por qué los aparatos y sus tripulaciones se erigieron a menudo en protagonistas, con influencia directa sobre el resultado del conflicto. Los Junkers permitieron el transporte de tropas para tomar Sevilla, los Chatos y Moscas aseguraron la defensa de Madrid, los Chirris dominaron los cielos de grandes batallas, los Messerschmitt, Heinkel o Stukas se midieron con los Katiuskas y Natachas

Desde los días iniciales de la rebelión, con modelos y tácticas heredados de la Primera Guerra Mundial, el uso de esta arma cambió a pasos gigantescos, anticipando lo que en breve se convertiría en la "guerra moderna". Cada bando sacó sus propias conclusiones al respecto.

No obstante, sin discutirle la calificación elogiosa, me parece que está un punto por debajo de la obra sobre el mar.

Quizá menos detallado, con repeticiones en el planteamiento, obviando ciertas acciones, dejando sin aclarar aspectos del bombardeo de Guernica, un tono condescendiente común en algunos hispanistas foráneos... Cosas así.

Peccata minuta. Adelante con él.