Mostrando entradas con la etiqueta Libros (ciencia ficción). Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Libros (ciencia ficción). Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de julio de 2024

Fábulas de robots

Clave de lectura: Aventuras de los seres más inteligentes del universo.
Valoración: Stanislaw Lem me tiene desde hace mucho a sus pies ✮✮✮✮✮
Música: Robots (Overture), de John Powell ♪♪♪
Portada del libro Fábulas de robots, de Stanislaw Lem.

No entiendo muy bien el título elegido por Stanislaw Lem para este libro: Bajki Robotów. Fábulas de robots.

Desde que leí la inefable Ciberíada, tanto tiempo atrás, sé distinguir perfectamente entre robots y constructores con diploma de omnipotencia perpetua.

Seres de cuerpos metálicos como Clapaucio y Trurl, que viajan entre planetas ofreciendo ayuda y buenos consejos a civilizaciones menos agraciadas. Incluso a esos, brrrrrr, paliduchos.

¡Qué blandos, por favor! ¡Vaya obscenidad! ¿Qué tornillo se le habrá aflojado a la princesa Cristalia, cuya bellísima presencia hace saltar chispas eléctricas hasta del hierro común, para desear unirse a uno de ellos?

Aparte del detalle en la denominación, Fábulas de robots muestra a uno de mis autores favoritos en excelente forma creativa.

Se trata de relatos relacionados con el anterior título que mencionaba. No solo a través de sus personajes, sino del espíritu general que los anima.

En efecto, si en aquel los protagonistas descendían sobre el mundo dividido entre los reyes Monstrogrito y Monstropito y aplicaban la receta de Garganciano tras serles exigidas armas para aniquilar al enemigo, el comienzo de esta ocasión incluye a tres electroguerreros, Cupricio, Ferricio y Cuarciano, que intentan conquistar a los habitantes del planeta de hielo Crionia. Y otra vez la sabiduría vence al militarismo.

El universo literario de Lem se nutre de una imaginación muy perceptiva, que invita a la complicidad. Podemos adivinar las motivaciones de sus palabras tras las brillantes carcasas: son realmente profundas.

En cuanto a la forma, despliega una ironía tan elegante que las mayores tragedias existenciales se transforman en divertidas epopeyas galácticas.

Disfrutamos de esas cualidades junto al ingeniero cosmogónico que enciende las estrellas, por ejemplo. ¿Qué consecuencias tendrá en Actinuria dejar a su poco ducho aprendiz a cargo de la nebulosa de Andrómeda, mientras él va de aquí para allá con la caja de herramientas?

Conocemos cómo Erg Autoexcitador «venció» a Paliducho, Homo antropos de la clase traqueante, proteínido, fangoso, víscido, la criatura más peligrosa y dañina que existe, ladrón de la llave del entendimiento con que cada noche se daba cuerda Electrina.

Asistimos a los esfuerzos del Gran Cibernador de la Corona, el Gran Aridinámico y el Gran Abstraccionista para deshacerse con sus ingenios de cobre, mercurio y antimateria del monstruo aparecido en Argentio, hogar de los plateados. A qué precio…

Al darse cuenta de que así no conseguía nada, el monstruo se aplastó, convirtiéndose en un espejo de antimateria: cualquiera que se encontrase frente a él se veía, pero no en simple imagen, sino en realidad; Testamercurio se vio en aquel espejo y arremetió contra sí mismo, pero naturalmente le era imposible autovencerse.

La leyenda de la calculadora que luchó contra el dragón. El amigo de Automateo. El rey Globaldo y los sabios… Guardémoslos en la memoria.

Así como a las máquinas ideadas por Trurl, alguna de ellas tan rebelde como para contestarle con cabezonería que dos por dos son siete o tan literal que, al ordenarle Clapaucio que haga «nada», volatiliza grisacos, plucvas, filidrones, zamras, esas guadolizas que hasta entonces habían adornado el firmamento y de las que ya nadie se acuerda.

¡Lem, Lem, Lem, Lem!


lunes, 13 de mayo de 2024

El profesor A. Dońda

Clave de lectura: Anexo al corpus de aventuras del astronauta Ijon Tichy.
Valoración: Suficientemente bueno. ✮✮✮✩✩
Música: Mad Max 3, de Maurice Jarre ♪♪♪
Portada del libro El profesor A. Dońda, de Stanislaw Lem.

Stanislaw Lem es Stanislaw Lem.

¿Una introducción tautológica? Pues sí. Lo que quiero transmitir es mi fe inconmovible en uno de los mayores escritores que ha tenido nuestro tiempo.

Aunque no el cien por cien de sus obras se enmarquen en la genialidad, no dejan de ser hijas suyas. No dejan de haber nacido de un genio. Y ello les aporta un toque distintivo.

Tenemos un ejemplo en El profesor A. Dońda, libro bastante menor del astronauta Ijon Tichy —Diarios de las estrellas o Congreso de futurología—. Sus apenas noventa páginas en la última edición española se recorren casi a la velocidad de la luz.

Affidavid Dońda, catedrático de svarnética (verificación estocástica de las reglas automatizadas del mal de ojo), proyecta introducir en un ordenador «todos los conjuros, intervenciones mágicas, embrujos, encantamientos y fórmulas chamánicas creados por la humanidad». Le subvenciona Hauwari, gobernante de Gurunduvayu y Hermano Mayor de la Eternidad entre otros títulos y condecoraciones.

Tras dos años de programar no parece que ocurra nada, aparte del descrédito y las burlas por parte de la comunidad científica. Sin embargo, se da cuenta de algo trascendental: descubre que la información tiene masa.

Ergo, si esta aumenta y aumenta, se iniciará una reacción en cadena que…

La materia, la energía y la información son tres estados de la masa —me explicó con paciencia—. Se puede convertir una en otra según las reglas de la conservación. Pero todo tiene su precio, así es este mundo. La materia se convierte en energía, la energía y la materia son necesarias para construir la información y la información se puede volver a transformar en ellas de nuevo, pero no de cualquier manera, claro. Por encima de la masa crítica desaparece como barrida por el viento.

Las computadoras de todo el mundo se encuentran ya tan abarrotadas que se van a autodestruir. La explosión creará un «cosmosete, un universito requetechiquitín», con sus galaxias, nebulosas y tal.

Como corolario, «cuanto más sepa una civilización, más cerca estará de la ignorancia».

Efectivamente, con los bancos de datos, sistemas económicos, militares, políticos y cualquier asomo de modernidad sumidos en el colapso, Tichy se esfuerza en cincelar la historia sobre tablas de arcilla. ¿De qué manera lo conseguían los babilonios? A él se le da fatal…

Mientras tanto, un gorila que le ha «invitado» a desalojar el búnker donde antes vivía tan bien, rodeado de latas de sopa de cangrejo, se entretiene jugando con granadas, lo que aumenta el nerviosismo de nuestro antihéroe.

El espíritu tragicómico modela el conjunto, como era de esperar. Ese aspecto surrealista presente en la escritura del polaco.

También, salvando las distancias, se percibe algún eco de Memorias encontradas en una bañera, modificando la desaparición del papyr a un soporte digital más contemporáneo.

Y, desde luego, la ironía de que nos demos autobombo como especie racional (Homo Sapiens en lugar de Monstrotratum Furiosum, como nos denominaba la Organización de Planetas Unidos en Diarios de las estrellas). Estamos tan pagados de nuestro papel central en el orden de las cosas…

Qué dura será la caída.


jueves, 18 de enero de 2024

Un cubo de aire

Clave de lectura: La imaginación polifacética de Fritz Leiber, al servicio de sus relatos.
Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: Sky Captain and the World of Tomorrow, de Edward Shearmur ♪♪♪
Portada del libro Un cubo de aire, de Fritz Leiber.

Fritz Leiber era un estupendo escritor, aún retengo libros suyos sin problemas en mi cada vez más comprometida memoria.

Y si este no me parece de los más destacados, teniendo en cuenta otros antecedentes, sí obtiene al menos un meritorio notable.

Un cubo de aire recopila cuentos dentro del marco de la ciencia ficción, un género bastante amplio en cuanto a los temas y planteamientos que admite.

En este caso, una ciencia ficción más de «entorno» que de estricto sendero conductor de las historias.

Por ejemplo, El manicomio de los 64 cuadros se ambienta en un torneo de ajedrez. Narra las vicisitudes de varios jugadores para intentar vencer a «la máquina», el cerebro electrónico que amenaza con sustituirlos a todos en los tableros.

El original Rump-Titty-Titty-Tum-Tah-Ti se ocupa de un cuadro con manchas de pintura trazadas al azar y una melodía. Ambas, por alguna razón, comienzan a influir obsesivamente en la vida de millones de personas.

Un cubo de aire, que da título al conjunto, es lo que el joven narrador sale a buscar del minúsculo refugio donde él y su familia sobreviven después de la catástrofe que ha alejado la trayectoria terrestre de la del Sol.

Mirad, cuando la Tierra se enfrió, toda el agua del aire se congeló primero y formó una especie de capa de tres metros de espesor por todas partes y luego en lo alto de esa capa cayeron los cristales de aire congelado, formando otra manta principalmente blanca de veinte o quizás veinticinco metros de espesor.

El grupo beat describe a una comunidad de hippys que van a su aire más allá de la estratosfera, y el mandato de desahucio que reciben para obligarlos a volver al suelo firme.

Las zorreras de Marte nos introduce en una surrealista guerra de trincheras entre alienadas tropas humanas y nativos del planeta rojo.

Y así, hasta alcanzar la decena de imaginativas situaciones: el colapso que amenaza al sistema de correos tras enviar alguien una carta manuscrita, los efectos de inyectar helio para que las hogazas de pan sean más esponjosas…

Vale la pena.


lunes, 11 de diciembre de 2023

Amo del espacio

Clave de lectura: Relatos de la Edad de Plata de la ciencia ficción.
Valoración: Entretenido ✮✮✮✩✩
Música: The Lost Galaxy, de Ettore Stratta ♪♪♪
Portada del libro Amo del espacio, de Fredric Brown.

Después de lecturas un poco densas me apetece zambullirme en algo más «suave». Más de entretenimiento puro, sin dudas estratosféricas por medio. ¿Estratosféricas? Ah, pues no es mala idea la de abandonar nuestra gravedad al efecto.

El título en el que vienen a fijarse mis ojos escrutadores es Amo del espacio. Cuenta atrás para la ignición…

La novela más famosa de Fredric Brown debe de ser la divertida Marciano, vete a casa. No obstante, dio a la imprenta numerosos cuentos cortos en los que los giros inesperados consiguen atraparnos como imanes y no soltarnos ya hasta el punto final. El volumen de hoy recopila varios de ellos.

Así, en Verde Tierra tenemos a un náufrago que ansía, mientras recorre el peligroso lugar donde se estrelló años atrás con una «mano femenina» que le aporta resiliencia en el hombro, volver a disfrutar del color de la hierba frente al púrpura de los bosques locales. ¡Una nave, una nave ha visto la señal de su pistola de rayos! ¡Desciende!

Empezó a correr, tropezando a veces a causa de su impaciencia, hacia el lugar donde la nave estaba aterrizando. Pudo ver que se trataba de un aparato de una sola plaza, igual que el suyo. Pero eso estaba bien: en caso de emergencia podría llevar a dos personas, al menos hasta el planeta más cercano, donde él conseguiría otro medio de transporte para volver a la Tierra. A las verdes colinas, los verdes campos y los valles verdes.

En Sirio Cero los viajes interestelares son igual de comunes, aunque encontrarse con un planeta no cartografiado en un viaje comercial de rutina —el perenne negocio de las tragaperras— y que en él residan un antiguo conocido y una estrella de cine despampanante resulta turbador.

Ratón estelar nos enseña que el primer ser vivo en despegar de nuestro suelo no fue humano, ni tampoco cánido ni primate. Un representante de los roedores tuvo ese honor, pilotando el invento de un científico con acusado acento alemán. Y los efectos al cruzarse su trayectoria con la de un asteroide camuflado, hogar de una raza alienígena inteligente, fueron…

Pi en el cielo y la fuerza que «mueve» las estrellas de su posición habitual. Llamada, donde el último hombre que ha sobrevivido a la extinción de la especie escucha tocar a la puerta. Ven y enloquece, en el que un periodista ha de hacerse pasar por orate para que lo ingresen y tener oportunidad de investigar cierto misterio en el manicomio, aunque la pura realidad es que él es Napoleón y se lo tenía callado…

Etcétera. Lo dicho, a entretenerse tocan.


domingo, 3 de septiembre de 2023

Los corredores del tiempo

Clave de lectura: Viaje por el tiempo hasta el misterioso Neolítico.
Valoración: Entretenido sin pretensiones ✮✮✮✩✩
Música: Interstellar, de Hans Zimmer ♪♪♪
Portada del libro Los corredores del tiempo, de Poul Anderson.

Como lectura de verano obtiene buena nota, la verdad.

Lo de lectura de verano no va con segundas. Quiero decir algo para relajarse, adecuado para pasarlo bien mientras alrededor el tiempo se diluye apaciblemente, muy apaciblemente...

Justo lo que no le ocurre al protagonista de esta novela de Poul Anderson. Ni a él ni a ningún otro personaje de la trama, por tomar partido en el conflicto más prolongado de la historia.

Poco tranquilizador ha de ser introducirse en un antiguo túmulo a mediados del siglo XX y volver a salir en el mismo lugar pero a la altura del Neolítico.

Los corredores del tiempo se inicia con Malcolm Lockridge, veterano de los marines, recorriendo una carretera danesa en compañía de la «hermosa y enigmática» Storm Darroway. Le ha contratado para recuperar un tesoro o algo parecido.

A la vista de los dólmenes que motean el paisaje, ella le explica que en la Edad de Piedra se adoraba desde allí al Mediterráneo a una diosa.

Justo la denominación que Malcolm le daría a su jefa, fascinado por su melena negra, «cejas arqueadas sobre largos y oblicuos ojos verdes, marcados pómulos, nariz recta, con las ventanas ligeramente acampanadas, boca y mentón imperiosos, piel morena…». Le tiene atontadito.

Y más todavía se queda cuando abre una puerta oculta al pie de uno de los dólmenes mediante un tubo de energía que eleva el tapón de tierra contra, aparentemente, las leyes de la física.

Una luz apagada surgió de la lente. El tubo zumbó y vibró en sus manos. Un escalofrío recorrió las zarzas, aunque no soplaba viento. Abruptamente se elevó un montículo de tierra. Se elevó... directamente hacia arriba. Una compuerta de un diámetro de tres metros y un espesor de seis. Un tapón de césped y tierra que colgaba, sin ningún soporte, ante los ojos de Lockridge, que saltó con un grito.

A partir de ahí, se verá inmerso en las luchas entre los Guardianes y los Batidores, dos bandos con filosofías opuestas de cómo conviene evolucionar a las sociedades humanas.

Storm lidera uno, basado en una especie de misticismo, y un tal Brann el otro, que representa la estricta racionalidad científica.

Reconozco que, en la tradición de los viajes temporales, los corredores a los que hace mención el título, unos túneles que permiten desplazarse entre siglos a bordo de vehículos antigravitatorios, no están demasiado explicados por el autor. Pero, ¿dije algo de lectura de verano?

Conviene también hacer la vista gorda, o los oídos en este caso, a las «diaglosas», unos aparatos que sirven para hablar las lenguas de los grupos que se van encontrando por el camino: pescadores jutlandeses como la simpática y fiel Auri, invasores indoeuropeos con carros de guerra, marinos iberos que dirigen sus galeras a las tierras del norte…

Y no es menos cierto que hay ciertas paradojas en la acción que…

Hala, ya está, dudas fuera. ¡Aventuras, aventuras! ¡Más!


martes, 11 de julio de 2023

Crónicas marcianas

Clave de lectura: Llegada y asentamiento humano en el planeta rojo.
Valoración: Reflexivo. Lúcido. Elegíaco. Imprescindible ✮✮✮✮✮
Música: Crónicas marcianas, de Stanley Myers ♪♪♪
Portada del libro Crónicas marcianas, de Ray Bradbury.

Ciencia ficción, ciencia ficción…

Bien, es cierto que en Crónicas marcianas se habla de cohetes, de exploraciones, de la inmensidad del espacio, de los valles, llanuras y montañas que recorren el deseado planeta rojo.

Ray Bradbury nos regala una épica que hace soñar hoy igual que en 1950, cuando se publicó por primera vez.

Civilizaciones milenarias, ciudades de piedra con torres de cristal, telepatía, barcos de las arenas…

El ser humano en búsqueda permanente de nuevos retos y fronteras. Marte, nuestro segundo paso hacia la inmortalidad.

Sin embargo, esa épica no es más que un recubrimiento metalizado que fulgura bajo la luz de las estrellas.

Lo que de verdad hay debajo, lo que de verdad nos pone el autor frente a los ojos, son los fantasmas que nos han acompañado desde que aprendimos a usar el mismo fuego que impulsa las naves colonizadoras.

Los cohetes incendiaron las rocosas praderas, transformaron la piedra en lava, la pradera en carbón, el agua en vapor, la arena y la sílice en un vidrio verde que reflejaba y multiplicaba la invasión, como espejos hechos trizas. Los cohetes vinieron como langostas y se posaron como enjambres envueltos en rojizas flores de humo.

La soberbia, el egoísmo, la avaricia, la segregación, el desprecio a lo que es diferente y no comprendemos.

La creencia en nuestra superioridad innata, frente a la cual el universo debe doblegarse.

Deseamos que aquellos habitantes originales de Tyrr, quienes moraban con sus pequeñas y grandes preocupaciones en su pequeño y gran mundo, hubieran prevalecido en lugar de hacerlo los recién llegados.

Con el gatillo tan fácil e iguales prejuicios que en la Tierra, donde la guerra nuclear y el exterminio penden de un cable cada vez más fino, quebradizo, sobre la vida.

Ciencia ficción… Sí, ciencia ficción reflexiva, lúcida, elegíaca.

Ciencia ficción imprescindible.


jueves, 10 de junio de 2021

El mundo que Jones creó

Clave de lectura: Philip K. Dick llega para no irse nunca más.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Ultimátum a la Tierra, de Bernard Herrmann ♪♪♪
Portada del libro El mundo que Jones creó, de Philip K. Dick.

El mundo que Jones creó es una novela primeriza de Philip K. Dick. Si la comparamos con títulos posteriores, se nota que las hechuras están aún algo verdes.

Pero tiene una imaginación tan desbordante...

En un planeta de posguerra, que gobierna el Fedgov sobre principios relativistas, un grupo de personas habita en un refugio construido especialmente para ellos: limo, géiseres, atmósfera saturada de amoníaco, temperatura ambiente entre 37 y 38 grados… Apenas sobrevivirían fuera de sus paredes, pese a que son «libres» de salir si así lo desean.

En el exterior han empezado a aterrizar unas criaturas con aspecto de ameba, los derivos. Dicen que son organismos alienígenas que vagan sin rumbo por el espacio. ¿Inofensivos?

Y, por supuesto, está Jones. Personaje salido literalmente de una feria, con la capacidad de conocer el futuro con un año de antelación. Que ha organizado su propia iglesia y cuyos adeptos se multiplican. Un dolor de muelas para las autoridades, encarnadas por el agente del servicio secreto Cussick.

Instantes después, se elevaba por encima de la oscura ciudad sin conocer su destino. A su derecha, uno de los policías había caído en un estado de plácido adormecimiento, con el arma descansando en su regazo. La aeronave estaba en piloto automático, y los otros dos policías empezaron a jugar a las cartas. Cussick se acomodó y se preparó para un largo viaje.

Vehículos sin conductor. Videoteléfonos. Cantantes famosos ya fallecidos y sustituidos en los escenarios por réplicas robóticas exactas. Una novela escrita en… 1954.

Toda una promesa. Toda una realidad.


miércoles, 22 de noviembre de 2017

El mundo interior

Clave de lectura: Nueva utopía de una sociedad «perfecta».
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Buena novela.
Música: Pulstar, de Vangelis ♪♪♪
📖
Portada del libro El mundo interior, de Robert Silverberg.

Corre el año 2381 en la «mónada urbana» número 116, un rascacielos con 881.115 habitantes.

Hace tiempo que los problemas alimentarios terrestres han sido resueltos aprovechando cada centímetro de suelo para el cultivo, de manera que las ciudades se construyen hacia arriba. Y la natalidad se promueve activamente.

El sociólogo Charles Mattern, con la secreta vergüenza de que su mujer Principessa no haya aportado más que cuatro vástagos a ese crecimiento, es el encargado de explicarle las bondades del entorno a Nicanor Gortman, visitante de una colonia de Venus.

Así comienza El mundo interior, de Robert Silverberg.

Las mónadas resultan autosuficientes, ya que toda actividad tras sus muros se basa en el reprocesado de los desechos. Y la gente es feliz porque, como principio básico de convivencia, no existe la intimidad.

En efecto, ¿cuál podía ser la mayor causa de frustraciones en las sociedades del pasado? Envidiar al vecino. Envidiar lo que los otros tuvieran o hicieran, desde los bienes materiales hasta los encuentros tête à tête. Solución: ahora todo es visto y compartido por todos. En el sentido más amplio.

Por la noche es algo completamente normal entrar en otros hogares. De este modo cambiamos parejas en cualquier momento; generalmente las esposas se quedan en casa y son los maridos los que emigran, pero no necesariamente. Cada uno de nosotros tiene acceso en cualquier momento a cualquier otro miembro de nuestra comunidad.

Y aunque también es cierto que algunos inadaptados, los neuros, se niegan a sentirse dichosos bajo las reglas, con tirarlos a las tolvas ya está. Más reciclaje.

Entonces, ¿por qué los acontecimientos parecen abrir fisuras en la perfección del sistema? ¿No habíamos quedado en que los neuros son solo neuros?

Buena novela, sí señor.


martes, 19 de junio de 2012

Memorias encontradas en una bañera

Clave de lectura: Todo se derrumba y hay que vivir como siempre.
Valoración: ✮✮✮✮✮
Comentario personal: Escritor y novela extraordinarios.
Música: To the Unknown Man, de Vangelis ♪♪♪
📖
Portada del libro Memorias encontradas en una bañera, de Stanislaw Lem.

Stanislaw Lem escribió Memorias encontradas en una bañera alrededor de 1960. Muchas cosas han pasado desde entonces; sin embargo, ¿por qué esta novela sigue manteniendo un aura de credibilidad bajo su ropaje satírico?

¿Se trata de un futuro que ya no puede cumplirse? ¿De verdad?

Dentro de algunos siglos, los historiadores estudiarán extrañados la época actual, el Neogeno Tardío. Apenas quedan evidencias de nuestros logros, aunque se supone que habíamos alcanzado la cúspide de la civilización.

Más nos valdría haber legado inscripciones en piedra, ya que, cuando una sonda de exploración espacial volvió a la Tierra transportando el catalizador alienígena que desintegraba el papyr, todo se derrumbó.

Papyr, un término cuyo influencia sobre la vida de los individuos aún se discute por los expertos.

Algunos plantean que quizá fuera una deidad con múltiples encarnaciones: Thoolar, Bool-Sah o Kap-Eh-Taal, por ejemplo, de culto ampliamente extendido.

De lo que no cabe duda es que todo el saber científico se depositaba en él. Su pérdida supuso el gran colapso.

Por ello es tan importante el hallazgo arqueológico de un complejo de túneles bajo las Montañas Rocosas. Allí, en una bañera, bajo los restos de dos esqueletos, ha aparecido un rollo con el relato de alguien que lo presenció de primera mano: Las notas de un hombre del Neogeno.

Entré primero en la Sección Verística, luego en la Sección de Desinformación, donde un funcionario de la Sección de Presiones me dijo que debía subir al octavo piso, pero allí nadie quiso ni siquiera hablarme; iba extraviado entre una multitud de altas jerarquías, cada corredor resonaba de enérgicas pisadas y golpes de puertas y tacones; se mezclaba con estos ruidos marciales la música cristalina de unas campanitas que me recordaban cascabeles de trineos.

Lem es un escritor extraordinario y este libro supone una de sus mejores creaciones.

No es difícil identificar una crítica al «sistema» en sentido amplio, a través de un protagonista que deambula por pasillos y oficinas de un inmenso refugio atómico, desde el cual se dan órdenes contra unos presuntos enemigos a las que ya nadie hace caso.

Donde el poder es... de papel.

Nada más por hoy. Hala, a disfrutar.


lunes, 9 de mayo de 2011

El germen

Clave de lectura: El mundo del futuro se encuentra con las profecías del pasado.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Imaginativo... y mesiánico.
Música: Metallic Rain, de Vangelis ♪♪♪
📖
Portada del libro El germen, de Mike Resnick.

Año 2047: preparémonos ante el panorama que imagina Mike Resnick en El germen.

Gracias a la tecnología, la población mundial tiene sus necesidades básicas cubiertas. Ni siquiera hay que trabajar demasiadas horas.

Por lo tanto, la industria del ocio se ha convertido en la más próspera, a cambio de ofrecer novedades continuas al consumidor. Y Salomon Moody Moore muestra gran perspicacia para llenar el mercado de emociones. Especialmente, las ilegales.

Cabeza del mayor imperio mafioso de Chicago, no se toma a bien que un circo recién llegado a la ciudad refunfuñe a la hora de contratar sus «servicios». Cuando sufre un atentado, su humor empeora aún más.

Las indagaciones para descubrir al culpable apuntan a Jeremías el G., un tipejo de poca monta. Se ordena su busca y captura.

Sin embargo, este parece disfrutar de una suerte que sobrepasa lo verosímil. Después de muchas vueltas y revueltas, Salomon llega a entenderlo. Las pruebas están ahí, aunque se resista a creerlas: su oponente es... el Mesías.

Pero al cabo de pocos meses sus principales negocios sufrieron pérdidas del treinta por ciento o más, y Sueños Hechos Realidad, que había florecido hasta convertirse en saludable fuente de ingresos con sucursales en once estados, se hallaba prácticamente en bancarrota, puesto que el populacho prefería comprar sueños a un Mesías antes que a un rey del crimen.

Amoral, bebedor, estafador, polígamo... ¿Conseguirá Jeremías ser reconocido como señor teocrático del orbe? ¿Será capaz Salomon de impedir que se cumplan las antiquísimas profecías o quizás él mismo ha de cumplir un papel fundamental en ellas?

¿Volverá a aparecer la zarza ardiente para dar explicaciones?

Qué bueno...


viernes, 16 de julio de 2010

La fuga de Logan

Clave de lectura: Huida de una sociedad futurista.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Hasta se llevó al cine.
Música: La fuga de Logan, de Jerry Goldsmith ♪♪♪
📖
Portada del libro La fuga de Logan, de William F. Nolan y George C. Johnson.

La fuga de Logan, novela escrita por William F. Nolan y George Clayton Johnson, dio origen a una película y a una serie televisiva.

Sus protagonistas viven en el año 2116, en una sociedad donde las necesidades de los ciudadanos están previstas y cubiertas por el Pensador, un cerebro electrónico. Para ser feliz no hay más que dejarse llevar.

La única pega sería que todos han de morir a los veintiún años. Perdón, morir no: someterse al sueño. Debido a la superpoblación y las guerras de siglos pasados, los recursos del planeta están limitados a un número fijo de personas.

Un cristal implantado en la palma de la mano cambia de color para avisar de que va llegando el momento.

El triunfo del sistema es que la gente haya interiorizado ese destino, excepto un grupo de rebeldes. Cierto rumor hace referencia a un santuario donde vive Ballard, un viejo de más de veintiuno.

Una leyenda sin fundamento para las autoridades, claro está. Pero Jessica 6 cree en ella y quiere escapar.

La figura inmóvil en la puerta avanzó. Un hombre que contaba cuarenta y dos años acercose a ellos. Su rostro, de facciones muy marcadas, daba fe de haber vivido el doble que otro cualquiera de los seres de aquel mundo. Su pelo estaba surcado de mechones grises.

Logan 3, por su parte, es un vigilante. Tras abatir a uno de los rebeldes, hermano gemelo de Jessica, comienza a investigar en su entorno. Y bueno, como suele ocurrir...

Chico conoce a chica, chica cambia la forma de ver el mundo de chico.

Ahora les toca correr, mientras Francis, el antiguo compañero de Logan, les pisa los talones. ¡Rápido, rápido!


lunes, 1 de febrero de 2010

Las estrellas, mi destino

Clave de lectura: ¿Por qué abandonaron a Gully Foyle en el espacio? ¿Cómo logró sobrevivir?
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Un clásico de la ciencia ficción.
Música: Apollo 13, de James Horner ♪♪♪
📖
Portada del libro Tigre, tigre (Las estrellas, mi destino), de Alfred Bester.

Tigre, tigre, de Alfred Bester (también editada con el título de Las estrellas, mi destino) es una fantasía interestelar con elementos detectivescos, un clásico del género.

Nos encontramos en el siglo XXV y la historia humana ha cambiado muchísimo desde que un tal Jaunte descubrió nuestra capacidad para teleportarnos con el poder de la mente. Es decir, jauntear.

Cierto que existen limitaciones, pues hasta el momento sólo es posible trasladarse a sitios que uno ya conozca y no más lejos de mil quinientos kilómetros. Pero quizá ese escollo acabe superándose para bien de la exploración del universo.

Y de las oportunidades mercantiles, por supuesto. El interés de las multinacionales por aumentar su cuota de mercado puede llevar hasta la guerra entre planetas.

Mientras tanto, debido a la amnesia, el mecánico de tercera Gully Foyle no logra aclararse. Las únicas imágenes del pasado que acuden a su mente corresponden a la nave en que viajaba, que resultó destruida, y a otra nave que, en lugar de rescatarle, le abandonó a su suerte.

De forma inverosímil pudo salvarse, aunque fuerzas poderosas le persiguen desde entonces y no entiende la razón.

Robin se tendió en el patio de mármol. Foyle conectó su cuerpo, aceleró hasta convertirse en una relampagueante mancha y abrió un agujero en la pared de cristal. Muy abajo en el espectro de sonido oyó apagados ruidos. Eran disparos. Rápidos proyectiles pasaron a su lado. Se echó al suelo y conectó sus oídos, recorriendo desde las más bajas tonalidades hasta los sonidos supersónicos y captando finalmente el zumbido del mecanismo de control del Atrapahombres.

Por ello ha de camuflar su identidad y, sobre todo, no dejar traslucir emociones que le hagan enrojecer o encolerizarse. Pues, cuando la sangre acude a su rostro... Algo pasa.

La recomendación de hoy.


domingo, 23 de noviembre de 2008

A la sombra de los bárbaros

Clave de lectura: ¿Distopía o posibilidad real para evitar «ideas peligrosas»?
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Da que pensar.
Música: Fahrenheit 451, de Bernard Herrmann ♪♪♪
📖
Portada del libro A la sombra de los bárbaros, de Eduardo Goligorsky.

Este título no es de nueva lectura, lo descubrí hace ya tiempo. Sin embargo, no me resisto a hacer un breve comentario: A la sombra de los bárbaros, del bonaerense Eduardo Goligorsky.

Se trata de un volumen de relatos con un denominador común: se desarrollan en un país del futuro donde el gobierno impone a sus habitantes un férreo aislamiento de todo tipo de influencia exterior. Las fronteras están selladas. El objetivo es mantener unos «sólidos principios morales» en la sociedad.

Las medidas incluyen la separación de sexos hasta los veintitrés años, así como la prohibición del cine, el teatro, la música, los libros, el arte y distracciones similares que, en definitiva, sólo sirven a los jóvenes para desahogar sus instintos libidinosos.

Y, aunque ciertas historias pudieran parecer ingenuas en su argumento y desenlace, un poco en la línea de «esto no podría pasar», he querido traerlas aquí porque nos dan mucho pie a la reflexión. Las apariencias engañan.

¿No ha sido y seguirá siendo el sueño dorado de algunos, en el mundo presente, perseguir y aplastar todo tipo de «ideas peligrosas»? Las que ellos elijan a voluntad, por supuesto. Las que amenacen su poder...

[…] callan que éste es el precio que estamos pagando porque hemos decidido aislarnos de una civilización libertina para salvaguardar nuestro patrimonio espiritual, y que si no tenemos naves espaciales para explorar, como otros países, lejanos planetas donde al fin y al cabo hasta ahora sólo se han encontrado pueblos tan depravados como los que nos rodean, nuestras almas se han proyectado en cambio hacia el cielo de su propia salvación eterna.

Sí, esto podría pasar.


viernes, 21 de noviembre de 2008

Ojo en el cielo

Clave de lectura: Mundos ocultos dentro de los personajes se hacen realidad.
Valoración: ✮✮✮✮✮
Comentario personal: Buenísimo.
Música: Blade Runner (títulos finales), de Vangelis ♪♪♪
📖
Portada del libro Ojo en el cielo, de Philip K. Dick

Si habéis leído a Philip K. Dick, ya sabéis que era capaz de imaginar unas historias asombrosas. Si aún os es desconocido, no dejéis pasar la ocasión de remediarlo. Por ejemplo, con su novela Ojo en el cielo.

Resulta que un grupo de visitantes sufre un percance en un «desviador de radiaciones protónicas» y, al despertar de la conmoción, se encuentran viviendo en un escenario alternativo: el surgido del subconsciente de alguno de ellos.

Para poder regresar a la realidad «estándar» hay que darle otro golpe en la cabeza al creador de la fantasía, pero no siempre es fácil identificar a ese subconsciente responsable, porque de puertas para afuera todos parecen «normales».

Cuando por fin lo consiguen, es sólo para aterrizar en el siguiente universo. Y después en otro más, a cuál más bizarro.

Así, habrán de seguir la voluntad de un dios a la antigua usanza, que premia o castiga a la gente por sus acciones (como hacer que te ataque una plaga de langostas, por ejemplo). O arreglárselas en un mundo donde el sexo no existe, para fastidio del protagonista.

Más tarde toma el relevo la psique de una librera paranoica, que ve peligros detrás de cada esquina.

Hamilton se sacó el 45 del bolsillo de la chaqueta. En el preciso instante en que sus dedos quitaron el seguro del arma, una idea extraña le asaltó. En su vida había usado pistola… ni siquiera había visto aquella antes.

Y acaban en medio de una revolución soviética en los Estados Unidos, donde el camarada comisario político es quien menos nos podíamos esperar.

En una palabra: buenísimo.