El gris se apodera de los ojos.
Golpea a la luz, tiene sed
—sed voraz, prisa avariciosa—
de convertir nuestra mirada en bronce.
Un susurro de repente,
un batir de alas sin anunciar,
y obra el espejo, otra vez azul plata,
su sencillo milagro eterno.
1 comentario:
"de convertir nuestra mirada en bronce." Ese verso es de antología. Te felicito.
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