miércoles, 29 de octubre de 2025

Guerra y guerra

Portada del libro Guerra y guerra, de László Krasznahorkai

Título y autor/a:Guerra y guerra, de László Krasznahorkai.
Clave de lectura:¿Existe algún lugar a salvo de la guerra?
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Un texto para vagar en tierra de nadie.
Música:I due Foscari (Ah sì, ch'io sento ancora), de Giuseppe Verdi ♪♪♪

Tras el Premio Nobel a László Krasznahorkai, acudo al rincón húngaro de mi biblioteca con ánimo de refrescar la memoria. ¿Qué títulos he leído? ¿Cuáles me faltan por leer?

Por desgracia, entre el primer grupo ninguno me despierta un recuerdo de fuegos artificiales. Para poner al día la balanza del segundo, selecciono Guerra y guerra.

Se trata de una obra compleja en estilo y contenido. Como peculiaridad ortográfica, el autor no utiliza puntos, solo comas, y cada sección consta de frases únicas. Incluso con varias páginas de longitud.

Esta ausencia de pausas discursivas conlleva riesgos: adentrarse en una telaraña verbal, poner a prueba la paciencia, comprender apenas el mensaje e incluso, en el peor de los casos, la palabra maldita. Abandono.

¿Pero funciona? Quiero decir: ¿son riesgos asumibles a cambio de recompensa?

Una pandilla navajera rodea a Korin en un puente sobre el ferrocarril. El temor le impulsa a hablar, hablar, hablar…

Archivero en una pequeña ciudad a doscientos veinte kilómetros de Budapest, ha encontrado, dentro de una caja con papeles de la familia Wlassich, cierto relato cuya importancia merece difundirse más allá de las fronteras. Ha de hacerlo público a toda costa.

Cuatro hombres, Kasser, Bengazza, Falke y Toot, naufragan en la costa de Creta. ¿Cuál es su origen? ¿Adónde se dirigía su nave? Poco después surgen señales de un cataclismo.

Los mismos aparecen en Colonia, relacionados con la construcción de la catedral. Un quinto personaje, el misterioso —¿mefistofélico?— Mastemann también se reencarna desde los tiempos minoicos.

Korin consigue un pasaje al centro del mundo, la ciudad de Nueva York. Allí podrá publicar el manuscrito en Internet y poner fin a su vida, según cuenta a quienes se va cruzando en la estación, el aeropuerto, el hotel, el apartamento del intérprete y su maltratada pareja…

Habla, habla, continúa hablando. ¿Alguien le escucha? ¿Hay alguien que no lo considere alienado?

Un carruaje se detiene en Padua con destino a Venecia. Las figuras que ya conocemos confían en que Francesco Foscari no sea elegido dogo en detrimento de la política de neutralidad de esta república.

A continuación esperan noticias, en una gigantesca hospedería cerca de Gibraltar, sobre el retorno de tres barcos. Y visitan un muro que protege la frontera romana. Quizá el periplo tenga un nexo: descubrir lugares a salvo de la guerra.

Algo imposible, a todas luces. Korin, completada su labor, se lanza a las calles en pos de una pistola. Los acontecimientos aún habrán de sorprendernos con el giro hacia el museo Hallen für die Neue Kunst de Schaffhausen.

¿Merece la pena perseverar?, me preguntaba antes sobre este libro. La extraña estructura y críptica trama empujan hacia atrás. ¿Entonces, la recompensa?...

No me atrevo a dar una respuesta de sí o no. Sufro un debate interno como el asno de Buridán, hasta tal punto consigue enredarme en su laberinto el galardonado por la Academia Sueca.

Un texto para vagar en tierra de nadie.


El amor al orden es la mitad de la existencia, de modo que el amor al orden es el amor a la simetría y el amor a la simetría es el recuerdo de la eternidad, dijo tras un largo silencio, y al ver que ella lo contemplaba asombrada, asintió con la cabeza para confirmar lo dicho, se levantó, examinó la estación que se alejaba, como si tratara de comprobar si sus perseguidores habían quedado atrás, después tornó a sentarse, se envolvió todavía más en su abrigo y añadió a modo de explicación: Una o dos horas, solo faltan una o dos horas.

jueves, 23 de octubre de 2025

Tratado de ateología

Portada del libro Tratado de Ateología, de Michel Onfray

Título y autor/a:Tratado de ateología, de Michel Onfray.
Clave de lectura:Las religiones como males de la humanidad.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Un alegato convincente.
Música:Ágora, de Dario Marianelli ♪♪♪

La actitud de Michel Onfray en este ensayo podría calificarse de agresiva. Quizá porque planta batalla a fuerzas que tampoco se distinguen por su amor al prójimo precisamente.

Tratado de ateología tiene un objetivo claro: denunciar a las religiones monoteístas —cristianismo, judaísmo, islam— como males de la humanidad.

Varios bloques pavimentan el camino. Ateología parte de «la muerte de Dios» de Nietzsche para refutarla; aun camuflado bajo improntas culturales, está lejos de haber desaparecido de nuestras vidas.

Monoteísmo describe la «logica» común de los prosélitos: su odio por la inteligencia, la libertad, el progreso científico, el sexo, las mujeres… A cambio de someternos a dictados absurdos en la Tierra, aseguran recompensas delirantes fuera de ella.

Cristianismo arremete contra esta fe concreta, cuyo constructor no se llama Jesús de Nazaret, sino Pablo de Tarso, eficacísimo perturbado mental. Es la figura a la que más dedica Onfray sus iras, aunque no se olvida del emperador Constantino y sus sucesores, quienes forjaron la unión entre el gobierno temporal y el del espíritu en Occidente.

Teocracia abunda en dicha alianza, que tanta sangre ha vertido a lo largo de la historia. Y en las contradicciones irresolubles de todos los libros sagrados que, junto a vagas alusiones a la concordia, exhortan de forma nítida a la aniquilación del infiel.

Necesitamos desarrollar un mundo secular hasta la raíz que actúe de contención a la barbarie en nombre de lo divino.

Mi comentario: pasando por alto el tono «intenso», que llega a saturar, y un par de afirmaciones sobre las que necesito documentarme, encuentro el Tratado de ateología convincente. Siempre que lo juzgue desde la óptica de la razón, claro está (si me apuráis, desde ópticas que pueda llamar humanistas).

La duda que planteo es de carácter formal: defender el ateísmo atacando al teísmo, en lugar de por sus propias virtudes, ¿no acaba convirtiéndolo en una cuarta «religión» con igual intolerancia? Donde se excluye el pensamiento especulativo —«mágico», si se quiere—. Donde las posibilidades fuera del canon son heréticas.

Donde la existencia de infieles nos impide alcanzar dimensiones más altas. Menuda paradoja…


El Génesis ya enseña el desprecio por el saber; pues, no lo olvidemos, el pecado original, la culpa imperdonable transmitida de generación en generación, se debe a haber probado la fruta del árbol del conocimiento. Lo imperdonable consiste en haber querido saber y en no contentarse con la obediencia y la fe que Dios exige para acceder a la felicidad.

lunes, 20 de octubre de 2025

De reyes, reinas y otros héroes (XIII)

Estatua de Jan Kiliński en Varsovia

Nuestro héroe de hoy, Jan Kiliński, es zapatero de oficio. En 1794, a las órdenes de Kościuszko, lidera las milicias ciudadanas de Varsovia frente a las tropas de la zarina.

Pero ni eslavos del este ni prusianos se lo toman bien. Escudándose en un acuerdo de reparto anterior, el intento polaco termina aplastado y Jan recluido en prisión.

Cuando se inaugura, colocan el monumento sobre un pedestal de granito. ¿Qué mejor que reciclarlo de la catedral de Alexander Nevski, héroe nacional de los ocupantes y demolida tras recobrar el país la independencia? Damnatio memoriae.

Durante la última guerra consigue librarse de quedar reducido a escombros. Apenas pierde los brazos.

Y aquí sigue a la fecha, con bigote, sable y pistolón de pedernal. Plano contrapicado, silueta sobre cielo gris, que anda la tarde un poco ramplona, sus y a ellos.

(Por supuesto, Chopin en la caja de las corcheas).


jueves, 16 de octubre de 2025

La caída

Portada del libro La caída, de Thomas Mann

Título y autor/a:La caída, de Thomas Mann.
Clave de lectura:Relatos donde prima la psicología de los personajes.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:No es el mejor Mann.
Música:Ganymed, de Hugo Wolf ♪♪♪

Thomas Mann pertenece a la más brillante constelación de autores dentro del universo literario, jamás podría decir otra cosa. Sin embargo, los doce relatos bajo el título común La caída me despiertan un mediano interés.

Su ambiente evoca la joie de vivre de las clases burguesas europeas antes de 1914: salones de té, artistas refinados, señoras con cutis de porcelana, húsares, valses, distinción social…

Y otra realidad que late al poco de levantar las sedas: conveniencia, vulgaridad, mascarada… El retrato psicológico de los personajes desvela este doble perfil.

Por ejemplo, todos admiran a Ángela en Anécdota; los caballeros maduros se arrodillan y los jóvenes se baten por ella en duelo. Solo su marido, respetable subdirector de banco, acumula un rencor que en algún momento explotará. ¿Por qué?

En Voluntad de vivir, el reencuentro con un antiguo compañero de colegio, de salud frágil, y la visita conjunta a la familia del barón Stein, hacen sospechar al narrador de los sentimientos ocultos entre aquel y la joven Ada.

La caída rememora lo ocurrido a cierto estudiante cuando se fija en una hermosa actriz. Cabello oro mate, ojos crédulos y al mismo tiempo alegres, naricilla fina, boca dulce e inocente… ¿Inocente?

La muerte: el conde la conoce, es más, sabe que visitará su casa el próximo 12 de octubre. «Es mejor que acabemos pronto», le parece ya escuchar. Su hija le trae flores recogidas en la playa.

El sanatorio Einfried, donde se reúnen pacientes necesitados de aire puro, enmarca quizá la historia más sugestiva, Tristán, gracias a los ecos de La montaña mágica.

El niño prodigio, Horas penosas, Tobias Mindernickel, Luisita, El camino del cementerio, Visión, Un momento de felicidad... Pequeños albores que brotan y pronto se desvanecen.

¿El gran Mann? Sí, sin duda, pero no el mejor Mann.


Le dije a Asunción, cuando estaba sobre mis rodillas: «¿Qué pasaría si me marchara pronto de tu lado, de algún modo? ¿Estarías muy triste?». Ella apoyó su cabecita en mi pecho y lloró amargamente. Mi garganta está estrangulada de dolor.

lunes, 13 de octubre de 2025

Patriotismo

Motocicletas multicolores

El protagonista de la película Senderos de gloria cita una frase de Samuel Johnson cuando le exigen atacar, a mayor fama de la nación (y del general que da la orden), la colina de las hormigas: «El patriotismo es el último refugio de los canallas».

¿Es así? ¿Han de considerarse sus aspavientos una gran hipocresía, disfraz de quienes claman por la moralidad pública sin preocuparse de la propia?

¿Aquellos que por ejemplo rezan a un dios compasivo (golpes de pecho e inclinaciones ceremoniales) antes de masacrar a sus criaturas?

¿O los que componen discursos para atraer la moneda más baja del espectador? ¡La colina de las hormigas es nuestra por nacimiento! ¡Solo nuestra!

Patriotismo… ¿Ocupan desprecio y arrogancia el lugar de esta golpeada palabra? ¿Y respeto, nobleza o virtud? ¿Son acaso valores proscritos?

¿Dónde se hallan? ¿Celebraremos su incruento retorno algún día?

Muchas preguntas… La respuesta, si es que existe, quizá resida lejos de ningún auto de fe:

En el corazón de cada persona.


jueves, 9 de octubre de 2025

Potlatch

Portada del libro Potlatch, de Alfonso Lantero

Título y autor/a:Potlatch, de Alfonso Lantero.
Clave de lectura:Poesía de dudas y certezas, de sombra y de luz.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Nos arropa su sencilla importancia.
Música:Sinfonía nº 5 (IV.Adagietto), de Gustav Mahler ♪♪♪

Músico conocido, ingenioso contertulio, recitador, marino, figura caminante por Pimiango, lugar en el que, para fortuna de paisanos y viajeros, ha querido radicarse…

En Potlatch, Alfonso Lantero reúne momentos que solemos empujar a un lado, ignorándolos —despreciándolos incluso, adictos como nos hemos convertido a la velocidad inhumana— y nos desvela su papel como refugio de la realidad.

La memoria de un continente (América) brota desde un pequeño rincón de pueblo (Las casas viejas). Cierto rostro familiar en la calle (La ventana) existe junto a sombras anónimas tras los vidrios de un bulevar (La ciudad infinita).

El amor (Caballo exhausto en la arena), el ¿éxito? (El otro) y lo que viene después (Sobre mis pasos). Y la voz, tan amiga, del último adiós (Huellas).

¿Y el título? Como acto ritual, un potlatch significa desprenderse de bienes, dar sin esperar nada a cambio. Con el mismo espíritu, los poemas nacen de horas tomadas por Lantero a la noche, pero pertenecen a quienes los leemos.

Sentimos que nos cubre su manto. Nos arropa la sencilla importancia de estos versos.

Porque son lo que somos: dudas y certezas, sombra y luz de mil pequeños azares.

Humana sombra, humana luz.


El encinar me espera sobre el acantilado.
El cenobio arruinado,
misterioso y umbrío
se resiste a desaparecer.
En la agenda dice:
bajar a la playa,
rezar por los muertos,
picar la leña,
encender el fuego.
Haré cosas
que no sirvan para nada.

lunes, 6 de octubre de 2025

Muro de las Lamentaciones

Muro de las Lamentaciones en Jerusalén

El cuaderno de Rutka, Ganarle a Dios, El canto del pueblo judío asesinado… Son los títulos de algunos libros comentados en los años de andadura del blog.

Junto a historias fotográficas de Jerusalén, Varsovia, Auschwitz

Al principio de la despiadada matanza de inocentes para vengar una despiadada matanza terrorista (la cadena de odio se extiende, eslabón a eslabón, más atrás de lo que dura la vida en Gaza), me engañé a mí mismo.

Tuve fe en que un rastro de humanidad detendría la sed de sangre. ¡Un pequeño rastro! ¡Después de los pogromos! ¡Y del Holocausto! ¡No podía estar repitiéndose con las víctimas adoptando el papel de verdugos!

El pueblo de una democracia se negaría. Los soldados se negarían. Jefes de Gobierno, ministros y generales habrían de escuchar a una marea de personas horrorizadas exigiendo la paz.

Exigiendo, no pidiendo. Qué iluso.

¿Paz? Aunque llegasen a descansar las bombas, se alza un nuevo Muro de las Lamentaciones y es sordo a voces desnudas.

No hay valor tras sus piedras para comprender y recomenzar.

Jefes de Gobierno, ministros, generales… Y quienes prefieren ignorar, hoy como ayer, la lluvia de cenizas de los hornos.

Obedecen a un ídolo, no ya de oro, sino fundido de cicatrices.

En su nombre, Dolor, estamos todos malditos.


jueves, 2 de octubre de 2025

Oasis

Portada del libro Oasis, de Ana Lucas

Título y autor/a:Oasis, de Ana Lucas.
Clave de lectura:Una crónica de emociones.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Su ímpetu de juventud desarma.
Música:No sé mañana, de Rosana ♪♪♪

Oasis es una crónica de emociones. La aceptación de que alguien, indistinguible en apariencia de miles de «alguien» a nuestro alrededor, se puede transmutar en huracán y atraernos con giro vertiginoso.

Y, tan súbito como llega, desaparecer.

Lo que esperamos. Lo que creemos adivinar. Lo que obtenemos. Los espejismos y equivocaciones, con consecuencias que ningún sabio sería capaz de repetir en redomas de alquimia.

El , el yo, el nosotros… El mayor misterio.

Versos-personas y personas-versos. Ana Lucas declara que comenzó a escribirlos para sí misma y quiso «dignificarlos» desde aquel rincón oculto, en forma de libro.

Poemario sincero, con un ímpetu de juventud y una expresividad que desarman.


Alguien, siempre alguien,
carezco de valor y fuerza
para reptar sola por debajo de estos muros.
La suma de los fracasos
es una cifra desorbitada
para un corazón tan joven;
así que he cerrado los ojos por un rato
para volar a otra ciudad.