La leoparda se agazapa en la oscuridad.
En los bancales del río reptan monstruos. Un solo descuido por su parte, un crujir aterrador de mandíbulas, y sería ella quien se convirtiera en cena.
Ah, gacelas entre el follaje.
Centímetro a centímetro, paciente, implacable. Cada vez más cerca…
En un momento, todo ha terminado. El olor a sangre se esparce por la sabana.
La hiena surge de repente, a la carrera, y es el doble de grande. El doble de fuerte. Reclama para sí el trofeo.
Un mundo de depredadores, de carroñeros, de víctimas…
Elecciones y política moderna.
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