Valoración: Tampoco sé qué decir ✮✮✩✩✩
Música: Sextet, de Steve Reich ♪♪♪
La primera lectura de la temporada y no sé qué opinar. Cortocircuito cognitivo. Empezamos bien...
Intentaré esforzarme: en su aspecto formal, los ¿relatos? de Escuela nocturna descansan en bloques de asignaturas: Inglés-Tareas del hogar, Geografía Humana Nacional-Naturaleza, Física-Biología, etc.
Sin embargo, estas denominaciones constituyen un motivo genérico más que una base temática.
Y es que dicha base brilla por su ausencia. O, al menos, Zsófia Bán despliega una inventiva surrealista tan, tan personal, que no llego a interpretarla.
Es decir, entiendo el exterior de las palabras, su literalidad, pero igual que si fuera una retahíla sin demasiado (o ningún) sentido.
Se puede morder el aire de tan puro que es. Se puede morder a Yoli. Es indispensable mencionar la presencia del pinus nigra en la cumbres solitarias (¿qué es lo que llama la atención de un director de la maderera?), así como la visión de la, tan extendida, syringa vulgaris, o sea, la lila vulgar. Una lila nunca es vulgar. Yoli tampoco no es vulgar. Yo, por mi parte, lo digo: yo era un verdadero Hércules.
Tampoco se debe a la traducción del húngaro, a la que incluso impondría una medalla al mérito. Simplemente concluyo que es un libro demasiado «raro» para mí.
Me quedo en el limbo.
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