Título y autor/a: | Psicopolítica, de Byung-Chul Han. |
Clave de lectura: | ¿Es nuestra pretendida libertad individual un engaño? |
Valoración: | ✮✮✮✩✩ |
Comentario personal: | Tendría que profundizar un poco más. |
Música: | Las vidas de los otros, de Gabriel Yared ♪♪♪ |
Las ideas que plasma Byung-Chul Han despiertan un interés innegable. Psicopolítica trata sobre la libertad.
¿Somos de verdad libres en la sociedad contemporánea? ¿Somos dueños del modo de vivir que deseamos?
Se nos ha enseñado que sí, que en un sistema donde cada ciudadano tiene derecho a participar, las decisiones que se toman en común son una extensión de nosotros mismos.
Ahora bien, dice Han, ¿y si fuerzas en la sombra hicieran uso de la psicología para hacernos creer eso? Que nuestras decisiones son tomadas por propia voluntad, cuando no es así.
Según él, en el «capitalismo neoliberal» se ejerce poder sin necesidad de coerción ni violencia, sino a través de mecanismos de condicionamiento combinados con técnicas de big data.
Comienza con las huellas que deja cualquier actividad en las redes: compras, búsquedas, mensajes, comentarios, gustos y disgustos... En la era de la hiperconectividad, todo está relacionado.
La suma de interrelaciones va construyendo entonces un perfil que nos define, igual que una ventana a nuestro interior. Y con muchos interiores se crea un subconsciente colectivo.
El siguiente paso será encauzarnos para apoyar ideas que convengan en diversos ámbitos. Siempre invisibles. Siempre efectivas, porque estaremos seguros de que nos enraizamos en el libre pensamiento.
No obstante, me surgen dudas para calificar la lectura de plenamente convincente.
Quiero pruebas. Pruebas, pruebas, pruebas. El filósofo lanza la advertencia, pero la defiende solo de forma retórica, sin profundizar. Parecido, salvando las distancias cualitativas, a una teoría de la conspiración.
En fin, tras tomar todo en cuenta, le doy el visto bueno.
El panóptico digital se sirve de la revelación voluntaria de los reclusos. La iluminación propia y la autoexplotación siguen la misma lógica. En el panóptico digital no existe ese Big Brother que nos extrae informaciones contra nuestra voluntad. Por el contrario, incluso nos ponemos al desnudo por iniciativa propia.
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