jueves, 18 de diciembre de 2025

Las bellas imágenes

Portada del libro Las bellas imágenes, de Simone de Beauvoir

Título y autor/a:Las bellas imágenes, de Simone de Beauvoir.
Clave de lectura:El interior de una familia «bien» francesa.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Beauvoir me convence de nuevo.
Música:La Valse, de Maurice Ravel ♪♪♪

El gran recuerdo que guardo de La mujer rota me anima a volver a Simone de Beauvoir. ¿Estará este título a similar altura?

Las bellas imágenes retrata el interior de una familia de la buena sociedad francesa. Dominique lo controla todo como una reina hasta que la revolución amenaza su trono: Gilbert planea sustituirla por una pareja más joven e igual de ambiciosa.

La piel, el cuello, los ojos... Ya no tiene veinte años. Aun así, ha de retenerlo a cualquier precio, sería imperdonable perder estatus. ¿Volver a Chanel en vez de Balenciaga? ¿Volver con su ex marido, el padre de Laurence?

Laurence practica un juego propio. El matrimonio con Jean-Charles resulta satisfactorio gracias al mutuo entendimiento de sus objetivos y a que, para soslayar frialdades, guarda la ardiente carta de Lucien.

Este protesta de su papel. ¿Por qué Laurence no lo elige para los días igual que para las noches? ¡No seguirá con ella a escondidas! Aunque, por otra parte…

Jean-Charles piensa en maravillas: ¡cohetes, equipos de alta fidelidad, mundovisión! Los adelantos técnicos anticipan el paraíso, al menos a aquellos que él conoce y con quienes se relaciona. Le van a contratar en un estudio de arquitectura donde el dinero corre a raudales.

Catherine, la hija mayor, consigue buenas notas y muestra un excelente comportamiento. Pero de repente pregunta por absurdos como el hambre o las guerras. O «por qué existimos». Debe de influirla su nueva amiga en el colegio, habrá que buscar la manera de separarlas.

La vida, más que teatro, consiste apenas en el decorado. No importa «tener texto», sino ser iluminados por los focos. Crear una escena de triunfo a los ojos de los espectadores.

Clase social, renta, cultura, automóviles, amantes… Y todo se basa en la nada.

Beauvoir me convence de nuevo. Abusando del oxímoron, ¡pobres ricos!


También dicen, Gisèle Dufrène lo piensa, que mamá le echó el guante a Gilbert por interés: esta casa, sus viajes, sin él no habría podido permitírselos. Entendido. Pero es otra cosa lo que él le ha dado; sea como fuere, ella estaba desamparada desde que dejó a papá (papá erraba por la casa, parecía un alma en pena; y con qué dureza ella se fue tan pronto como se casó Marthe); gracias a Gilbert se ha convertido en esa mujer tan segura de sí misma.

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