| Título y autor/a: | Temporada en el infierno, de Jack Higgins. |
| Clave de lectura: | Esther y Sean intentan averiguar quién dirige un grupo criminal. |
| Valoración: | ✮✮✮✩✩ |
| Comentario personal: | La excesiva velocidad perjudica al relato. |
| Música: | Ha llegado el águila, de Lalo Schifrin ♪♪♪ |
En comparación con Ha llegado el águila, seguramente el título más famoso de Jack Higgins, Temporada en el infierno baja un peldaño la calidad.
Uno por lo menos, o dos o tres en ciertos detalles. El motivo principal es el ritmo.
¿Quieres escribir una novela de acción? Perfecto. ¿Trepidante? Muy bien. ¿En la que el lector esté deseando pasar de página a ver cómo se salvan los protagonistas? No te cortes.
Pero tampoco confundas acción con atropello. Baja una marcha de vez en cuando para preparar los acontecimientos antes de que el Browning o la Walther PPK vacíen sus cargadores. Desarrolla, cuida los detalles, la verosimilitud...
Y Higgins pasa aquí por encima de todo.
El accidente de un coche fúnebre destapa una trama de narcotráfico. Debido a las prisas, el conductor olvida en el interior del cuerpo que transporta un paquete de heroína.
La víctima había muerto ahogada en Francia, pero contiene trazas de cierta sustancia que anula la voluntad: burundanga. ¿Quizá le asesinaron para aprovechar la repatriación de los restos al Reino Unido?
Esther, su influyente madrastra, quiere investigar y pide ayuda al coronel del Grupo 4 Villiers. Los criminales, liderados por el oculto señor Smith, desean lo contrario.
El coronel pone en contacto a Esther y Sean, que ha abandonado el cuerpo de operaciones especiales debido a una lesión de rodilla pero conserva intactas otras habilidades para el «trabajo de campo».
La mafia neoyorquina, la mafia siciliana, los bajos fondos londinenses, el submundo a orillas del Sena, el IRA, el terrorismo paramilitar del Ulster… ¿Cómo se relacionan entre sí?
Yago, mano derecha de Smith, ata los cabos sueltos. Lo escucha todo, lo sabe todo. Aunque le han ordenado no atentar de momento contra la pareja, incluso protegerlos in extremis: ¿por qué?
¿Afectará su creciente fascinación por Esther a su eficacia como ejecutor llegado el caso?
Lástima de ritmo tan alocado.
Salió de la casa sin hacer ruido, abrió el maletero del Mini Cooper y la caja de las herramientas. Allí también había un Browning, que se guardó dentro de la chaqueta. Luego se sentó al volante y se internó por las calles silenciosas.

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