lunes, 3 de noviembre de 2025

Una señal del universo

Parada de autobús en Frankfurt

A ocho pasos de distancia, nuestras miradas se encuentran.

Y pienso… Pues no pienso nada en especial.

A siete pasos más o menos, sus ojos siguen fijos en mí.

Y pienso… ¿Nos conocemos?

Quedan seis pasos cuando ella empieza a sonreírme.

Y pienso… Las gafas de sol nuevas, seguro. Deben de quedarme bien.

Cinco, cinco pasos nada más. Se aparta un mechón de pelo.

Y pienso… ¡Qué guapa!

Cuatro pasos: si meto tripa ahora y dejo de respirar, aguantaré, veamos… ¿Cómo será la fórmula? Un tren parte a las 04:44 con una velocidad uniformemente acelerada…

Y pienso… ¡Está como un tren!

¿Tres ya? ¿De verdad? ¿Número primo, racional, real, entero gaussiano, suma de los primeros naturales?

Y pienso… Esto tiene significado. Una señal del universo.

Dos pasos para recordar a Platón y los seres redondos divididos por castigo de los dioses, que vagan sin descanso en búsqueda mutua.

Y pienso… Se acabó el vagar. En palabras del GPS, «he alcanzado mi destino».

A un paso, frente a frente, ambos nos detenemos. Sus labios, volcán de fuego, me hacen una única pregunta.

Y pienso (en voz alta)… ¿La parada del autobús? Sí, claro, cruza por ese semáforo, gira a la izquierda y enseguida la ves.

¿Qué otra cosa podía esperar? Señal del universo, anda que…


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