lunes, 8 de septiembre de 2025

El hombre que tuvo el coraje de cambiar la historia

Portada del libro El hombre que tuvo el coraje de cambiar la historia, de Giles Milton

Título y autor/a:El hombre que tuvo el coraje de cambiar la historia, de Giles Milton.
Clave de lectura:Comienza la carrera por dominar el comercio de las especias.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Hay que pasar por alto su enfoque nacionalista.
Música:Alfred (Rule Britannia), de Thomas Arne ♪♪♪

Los ingleses (porque yo soy inglés, por supuesto) somos lo más. Valientes, sagaces, emprendedores...

Los holandeses, con alguna honrosa excepción, son malos bichos. Los portugueses no se nos acercan a la suela del zapato.

Los españoles solo valen para hundirles algún galeón como pasatiempo, panda de inútiles.

¡Qué contentos se van a poner los nativos cuando nos vean aparecer! ¿Cómo no van a firmar el documento de cesión voluntaria de tierras? ¡Van a estar protegidos por su majestad!

Me llamo Giles Milton y todo esto lo dejo claro en mi libro El hombre que tuvo el coraje de cambiar la historia.

Perdonad un preludio tan irónico, pero es que el tono que adopta el autor para narrar los viajes europeos hacia las islas de las especias, así como singladuras en pos de rutas alternativas entre el XVI y el XVII, resulta acusadamente chovinista.

A veces roza lo cómico, aunque no sea su intención (¿a quién se le habrá ocurrido traducir en términos de coraje el original Nathaniel’s Nutmeg, es decir, La nuez moscada de Nathaniel?).

Ahora bien, si hacemos el esfuerzo de pasarlo por alto, se trata de un texto bastante entretenido, cercano a una película de aventuras del Hollywood clásico.

En efecto, en plena Era de los Descubrimientos, llegar a las remotas zonas especieras, cargar las bodegas y que los vientos soplen de vuelta a los mercados metropolitanos se convierte en cuestión de Estado. Admite cualquier coste con tal de desbancar a la competencia.

Los navegantes portugueses han abierto el camino y pretenden monopolizarlo desde su base de Ternate. La Corona española intenta demostrar que el Tratado de Tordesillas le da derecho y Juan Sebastián Elcano alcanza las Molucas rodeando la Tierra.

Seguidamente, las Provincias Unidas echan su cuarto a espadas y la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales arrasa con todo y con todos.

Los únicos que podrían pararlos son los súbditos de Albión, ya que Nathaniel Courthope establece un puesto avanzado en Run. Junto con treinta compañeros resiste ataques durante años, a pesar de su inferioridad numérica.

La tregua obtenida por su heroísmo tiene un final conocido como masacre de Amboyna. Acusados de querer apoderarse de un fuerte, los honrados comerciantes ingleses reciben un trato del gobernador holandés van Speult que deja a nuestra Inquisición como hermanitas de la caridad.

Todo ello se conecta con exploraciones y figuras (Cabot, Barents, Drake, Frobisher, Cavendish, Hudson…) que, de forma insospechada, harán emerger la ciudad de Nueva York.

Aprovechemos los datos que aporta la lectura y sonriamos, excusando fruncir el ceño, por cómo los aporta.


Sin embargo, el duro tratamiento que había recibido no hizo mella en su orgullo de ser inglés, y su férrea determinación de defender la bandera de su país inspiró a los comisionados que le siguieron, hombres como Nathaniel Courthope para quienes el patriotismo y el cumplimiento del deber eran incluso más importantes que el comercio.

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