jueves, 23 de abril de 2020

El asedio (XXXV)

La manos sosteniendo la cabeza...

Aunque no tendría sentido un gesto de tristeza prolongado. Lo que merece su memoria es una sonrisa amplia y franca.

Y, si tuvimos incluso la fortuna de verlo en persona sobre un escenario, junto al resto de Les Luthiers, revivir las miles de carcajadas que resonaron.

Ese es su legado

(En recuerdo de Marcos Mundstock).



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