Valoración: Me esperaba más ✮✮✩✩✩
Música recomendada: Obertura Dramática, de Evaristo Fernández Blanco ♪♪♪
Dado el prestigio de Pierre Vilar, habría querido comentar su versión de La Guerra Civil Española con cierto ánimo de hallazgo.
Y no, me da la impresión de que el texto no ha tenido un digno envejecer. Me decepciona.
Vilar opta por un enfoque hiperpolítico, basado en la ortodoxia marxista. A mí me parece, por el contrario, que la práctica historiográfica «de derechas» o «de izquierdas» —autores que ponen en primer plano lo que les conviene para apoyar una tesis decidida a priori—, ha de ser sustituida por una actitud que no calificaré de «neutral» —porque los seres humanos no lo somos, no podemos interpretar sin implicarnos los hechos del nazismo, por ejemplo—, pero sí «objetiva».
Basada en la investigación, los documentos, desmadejando los mitos, calibrando y contrastando la veracidad de los testimonios. Un golpe de Estado es un golpe de Estado. Un asesinato es un asesinato. Un «es que…» puede servir para explicar, no para justificar un fin.
Quedamos entonces en que Vilar pertenece a la vieja escuela del pueblo en armas, inspirado por el noble ideal revolucionario frente al odioso círculo opresor de curas, terratenientes y camisas azules. ¿Cómo estructura a partir de esta propuesta su obra?
En un contenido demasiado parco, incluidos prólogo, notas y biografía. Dicha brevedad, que en otros estudios —verbigracia, el de Enrique Moradiellos, cuyas impresiones recogí en su momento—, constituye una característica intrínseca, transmite aquí precipitación.
En el prólogo expone una semblanza sobre la España de los años 30 (él nació en 1906 y pudo vivir los acontecimientos en propia persona).
El primer capítulo intenta abordar una complicada pregunta: ¿Por qué la Guerra Civil? Su militancia le encarrila por la vía de sentido único, sin posibles derivaciones.
A continuación describe las fuerzas en liza, ya que la heterogeneidad —a expensas de cómo se amalgamaron a lo largo del conflicto— era muy acusada en el momento del estallido. Aquí tenemos quizá la aportación más interesante.
Como contrapunto, el plano militar resulta el menos logrado. No va a servir a quienes busquen detalles bajo los grandes movimientos de tropas.
La evolución política, económica, cultural y la ideología impuesta en ambas mitades del país una vez quedaron claros los frentes ocupa los capítulos cuarto y quinto. Vuelve a elevar un tanto el listón, con las salvedades mencionadas.
Algunos problemas de debate: así se titula el número seis, dedicado a las consecuencias que perviven en la sociedad contemporánea.
Y unas reflexiones finales que tampoco escalan el Himalaya, me temo.
En suma, un exceso de cal y algo de arena.