lunes, 24 de junio de 2024

El príncipe destronado

Clave de lectura: Quico nos narra un nuevo día en su vida. Y en la de Cris, la nueva reina de la casa.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✩
Música recomendada: El reloj, de Lucho Gatica ♪♪♪
Portada del libro El príncipe destronado, de Miguel Delibes.

Las obras de Miguel Delibes, aparte de otras virtudes como habilidad temática y compositiva, nos permiten beber en un verdadero manantial del idioma. Vaya secreto vengo a desvelar, ¿verdad?

Por ejemplo, gracias al título de hoy quizá descubramos que una mano gafa es aquella que tiene encorvados y sin movimiento los dedos. Personalmente tomo buena nota.

Quico, con casi cuatro años, ya no es el centro de la familia desde que llegó su hermanita Cris. Narrado en primera persona, asistimos a través de sus ojos a un escenario de soterrada competencia.

Si hace trastadas va a venir a buscarlo el diablo. El fuego será su nuevo hogar, como el que expulsa rescoldos dentro de la estufa de carbón.

El Moro, el gato de la vecina, acaba de morir. ¿Los gatos también van al infierno o a la basura?

Juan, otro hermano, le utiliza cuando conviene para juegos. Cuando no, le aparta de su lado o le hace rabiar.

La Vítora, empleada de la casa, se resiente de que a su novio, el Femio, le haya tocado la mili en África. Seguro que va detrás de las negras para lo que los hombres andan buscando… Quico le chilla que «deje de morderla».

La Domi, su niñera, también prefiere a la niña, «a-ta-ta», y amenaza con cortarle el pito si se vuelve a repasar en la cama.

(Repasar, décima acepción: dejar pasar gotas de algún líquido).

Por cierto, «eso» no se toca. Ni siquiera se mira. Es pecado. El diablo…

Papá y mamá se pelean. Mamá parece siempre muy nerviosa. Papá opina que solo lo que él piense es lo correcto y que las mujeres no deberían salir de la cocina.

En la «guerra de papá» mató a más de cien malos. La suya era una causa sagrada.

Así, desde la mañana hasta la hora de acostarse del 3 de diciembre de 1963, tras el sobresalto de la punta que supuestamente se ha tragado, una nueva fecha transcurre para todos.

La tía Cuqui y Emilio, el médico que le mira y que tanta familiaridad muestra con mamá —«ten serenidad, bobita», «también yo tengo ganas», «no puedo ahora», «eres tonto»…—, opinan que Quico es El príncipe destronado y por ello se porta como se porta.

Riqueza de tema, de composición, lingüística... Originalidad, penetración psicológica, un trasfondo susurrante de tinieblas personales...

Yo solo puedo opinar cosas positivas de este libro.


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