lunes, 22 de julio de 2024

Sobre la libertad y la igualdad

Clave de lectura: Libertad versus igualdad en la obra de un influyente pensador.
Valoración: Más o menos interesante, a expensas de seguir profundizando ✮✮✮✩✩
Música recomendada: Miss Liberty (Give Me Your Tired, Your Poor), de Irving Berlin ♪♪♪
Portada del libro Sobre la libertad y la igualdad, de Isaiah Berlin.

Con todos mis respetos, Isaiah Berlin no me impresiona demasiado en estos ensayos, titulados Sobre la libertad y la igualdad. Los encuentro razonablemente interesantes, pero…

El autor los concibió como conferencias universitarias, y plasma en ellos reflexiones que lo convirtieron en un abanderado del liberalismo moderno. Según el prefacio del editor, Henry Hardy, se trata de «lo que dijo realmente».

Un resumen encaminado a facilitar la comprensión del auditorio, que posteriormente reelaboraría.

La frontera entre libertad positiva y negativa supone la piedra angular de la primera parte: la posibilidad intrínseca de hacer y las barreras externas para no hacer.

La libertad política y su desarrollo dentro de las democracias sería el tema de la breve segunda charla.

Mientras la igualdad, tratada como concepto teórico al igual que práctico (las interpretaciones interesadas que de él se han derivado), ocupa el último tercio del libro.

Adelantaba que su lectura no me ha dejado con ojos henchidos de emoción. ¡Burro de mí! ¡Capirote! Tendré que explicarme, aunque sea brevemente.

Por supuesto, me interesa la pretendida dicotomía libertad-igualdad: ¿se trata de valores que convergen o que divergen? En su caso, ¿es preferible uno al otro para aspirar a la vida buena? ¿Ese estado tiene grados? ¿Puede medirse? Para que yo alcance un nivel mayor, ¿tiene alguien que rebajar el suyo?

Como todo el mundo, deseo que los grandes pensadores me ayuden a sustentar respuestas con vigas sólidas, argumentadas, y no tanto instintivas.

Berlin opina que se puede disfrutar de libertad o de igualdad, no de ambas a la vez en la misma proporción. Por ejemplo, a mayor libertad económica habría menor igualdad y viceversa. El punto de equilibrio constituye un debate en el que estamos inmersos como sociedad.

También considera que determinados «valores» existen solo como constructo humano, la naturaleza no entiende de tales cosas. Han salido de nuestro interior, donde aún luchan por dominar cada acto, y ese «pluralismo» —con un sentido de la palabra bien diferente al estándar, desde luego— desemboca en el conflicto moral permanente. Ninguna razón prevalece como «lo mejor».

Ahora bien, para poder alcanzar un acuerdo o un desacuerdo con la propuesta del filosófo, esta se me queda un poco corta. Le doy un par de vueltas sin salir de un estado de laxitud.

A mi modo de ver, lo que Berlin «dijo realmente» requeriría de un mayor desarrollo, quizá a costa de perder en inmediatez comunicativa, que permita redondear una idea cabal. Las vigas sólidas recién mencionadas.

De momento tendré que seguir profundizando.


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