Valoración: ✮✮✮✮✮
Comentario personal: Me siento afortunado de haberlo leído.
Música: Ainadamar (aria «Desde mi ventana»), de Osvaldo Golijov ♪♪♪
Algunas veces, tampoco demasiadas, justo después de terminar una novela te preguntas a ti mismo: ¿qué acabo de leer?
Y te quedas pensativo, absorto, muy «dentro» aún de esas páginas.
Es el caso de La voz dormida, de Dulce Chacón. Una historia tan vívida, tan cercana, tan surcada de claroscuros…
La historia de unas mujeres en la posguerra española, supervivientes, encerradas en prisiones de rejas, aquellas que se aferran con las manos y otras del espíritu.
Imposible respirar tras ninguna de ellas.
Mujeres osadas y sometidas al mismo tiempo al temor.
Insisto: contada con esa desbordante riqueza de expresión y de registros…
El hacinamiento en la enfermería de la prisión provincial de Ventas produjo en el doctor Ortega un extraño sentimiento de horror, mezcla de impotencia, repugnancia y lástima. Todas las camas se encontraban ocupadas por dos presas. Las enfermas compartían los lechos de sábanas escasas en limpieza y faltas de mantas.
Algunas veces, tampoco demasiadas, te sientes afortunado por haber abierto un libro como este.