lunes, 1 de abril de 2024

Esto no es Bambi

Clave de lectura: Así que quieres trabajar en William Golding, ¿eh? ¿Tú lo vales?
Valoración: En la misma diana. ✮✮✮✮✩
Música: Highway to Hell, de AC/DC ♪♪♪
Portada del libro Esto no es Bambi, de David Pérez Vega.

«Jóvenes de alto potencial», nos llamaron. A unos cuantos con merecimiento y a otros, entre los que me incluyo, supongo que para completar el cupo.

El éxito y el fracaso son dos impostores, decía Kipling, pero no estábamos preparados para entenderlo entonces. Ni los buenos ni los mediocres.

Para los herederos de abuelos y padres currantes, las moquetas, los trajes, incluso la posibilidad de cruzarse en el pasillo con un nombre habitual de las páginas color salmón, suponían un acicate. ¡Más horas, más esfuerzo, más, más! ¡Hay que escalar hasta la cumbre!

«Aquellos maravillosos años»…

En fin, si alguna vez tuviera que escribir memorias tragicómicas sobre las mil cosas absurdas que el espíritu de los tiempos me llevó a contemplar o en las que participé, laboralmente hablando, alrededor del cambio de siglo, ya sé qué título tomaría como inspiración.

Esto no es Bambi, de David Pérez Vega, se ajusta casi como un guante.

Los diferentes personajes, a quienes se asigna el rol de narrador en cada capítulo para que entendamos mejor sus propios puntos de vista, se reúnen por vez primera en un training organizado por la firma de auditoría a la que van a prestar servicio —si se demuestran dignos, claro está—. Una de las big five del ramo.

Marta, Carmen, Alfonso, Nerea, Daniel, Javier… Cada uno lleva en la mochila un origen, unos apellidos, un carácter variopinto. Lo que comparten es el sueño de demostrar que el mundo es suyo. Por convencimiento o autoimposición.

Acólitos del sistema, personas en el lugar equivocado, aquellos que flotan, los dispuestos a humillarse si sirve a sus propósitos de poder humillar en el futuro, los que se rompen en el camino…

Y el tono en que están redactadas sus «aventuras», con la vis tanto cómica como reflexiva que señalaba, contribuye notablemente a que esta novela se catalogue como un nuevo acierto en la producción del autor.

Un verdadero acierto, doy fe.


lunes, 25 de marzo de 2024

Mithistórima y otros poemas

Clave de lectura: Poesía de un Premio Nobel.
Valoración: Se queda lejos ✮✮✩✩✩
Música: Yar Ko Parag - Bingeol, de Eleftheria Arvanitaki ♪♪♪
Portada del libro Mithistórima y otros poemas, de Yorgos Seferis.

Mithistórima y otros poemas, del Nobel griego Yorgos Seferis, llama a la puerta de mi piel y esta solo se entreabre.

Las emociones que debería despertarme apenas se agitan en el interior. Deslizo los ojos por sus versos como si fueran la línea del horizonte, demasiado lejana.

Muchos beben del mundo clásico, de imágenes como un bajorrelieve, una cabeza de mármol, gorgonas, la quilla de un barco, la partida hacia otros puertos…

El mar está siempre ahí, susurrante.

Y también el olvido, la nostalgia, la ceniza, la niebla, el tiempo agotado, la muerte…

¿Por qué entonces la sensación de desapego? ¿Qué puede faltar a las palabras del poeta? ¿O qué me falta a mí para sumergirme del todo en ellas?

No puedo explicarlo, a mi pesar. La poesía llena o no llena, es algo que sobrepasa la «racionalidad».

Y Seferis… No, no me llena.


martes, 19 de marzo de 2024

Acciones de la guerra de los Treinta Años

Clave de lectura: Desarrollo de la guerra de los Treinta Años en escenarios menos conocidos.
Valoración: Muy interesante ✮✮✮✮✩
Música: Marche du Régiment du Roy, de Jean-Baptiste Lully ♪♪♪
Portada del libro Acciones de la guerra de los Treinta Años, de William P. Guthrie.

Echémosle un ojo a las Acciones de la guerra de los Treinta Años, de William P. Guthrie. ¿Otra vez?, diréis los habituales de la casa. ¿Pero no había aparecido ya este libro por aquí?

Bueno, solo en parte. Los volúmenes anteriormente comentados fueron las Batallas de la guerra de los Treinta Años, circunscritos a los escenarios centroeuropeos del conflicto.

Para completar el mapa, el autor estudia ahora las campañas llevadas a cabo en Europa oriental, el Báltico, Italia y Francia.

Empieza por quizá las más interesantes en cuanto a potencial desconocimiento del lector: aquellas que asolan Polonia, Lituania, las ciudades del norte de Alemania y alrededores.

En la primera mitad del siglo XVII, la Confederación Polaco-Lituana ejerce su dominio sobre amplios territorios. Y es por ello objeto de apetencia de vecinos como el Imperio ruso, los turcos o, en especial, la ambiciosa Suecia.

Los reyes polacos se defienden con denuedo, si bien la falta de ejércitos permanentes les impide aprovechar los eventuales éxitos más allá de treguas a corto plazo.

Moscú queda de momento a un lado debido a las crisis dinásticas internas (el falso zar Dimitri, el operístico Boris Godunov...). Y para combatir a la Sublime Puerta cuentan con los aliados cosacos.

Por su parte, los hoy tranquilos escandinavos no lo son por entonces tanto. Ya han tenido choques constantes en la zona de Livonia y un nuevo monarca quiere desequilibrar la balanza.

Gustavo II Adolfo, el León del Norte, anda a malas con su primo Segismundo (quien, sobre el papel, disfruta de igual derecho al trono de Estocolmo que al de Varsovia) y ensaya a su costa las tácticas que habrán de llevarle hasta la exitosa jornada de Lützen, unos años más tarde, frente a los imperiales.

En cuanto a los campos de batalla de Italia y Francia, la partida se disputa entre la Monarquía Hispánica y su mortal enemigo, el maquiavélico Richelieu. Ambos con sus respectivos —y tornadizos, según las circunstancias— aliados locales: Milán, Génova, Saboya…

Al cardenal le interesa cerrar el «Camino Español» que conecta Flandes con el Mediterráneo, y a Madrid le es vital mantenerlo. Gastando lo menos posible, eso sí, que los galeones de Indias no dan abasto en sus bodegas para pagar tantos frentes.

Aunque gastar lo justo implica disponer de menos tercios de los aconsejables, llegado el momento. En la complicada orografía italiana parecen a menudo a punto de prevalecer, pero… Unas veces van hacia adelante, atacando con uñas y dientes, y otras hacia atrás, defendiéndose con dientes y uñas.

La Fronda, el conflicto que golpea las tierras galas tras las muertes de Richelieu y de Luis XIII, constituye quizá la última oportunidad para Felipe IV. Incluso el Gran Condé, el más prestigioso de los generales, vencedor en Rocroi, se pasa al bando peninsular. Victoria brillante en Valenciennes… y derrota final en Las Dunas.

Al igual que en sus tomos previos, Guthrie mantiene un alto nivel para explicarnos el panorama geoestratégico, los intereses y argumentos de cada corona involucrada en la sangría. Y a continuación desmenuza los choques aportando todos los datos disponibles: número de infantes, de caballos, de cañones, moral, orden de batalla, terreno, líderes, movimientos…

El ciclo se cierra de esta manera con nota.


lunes, 11 de marzo de 2024

Conocer Nietzsche y su obra

Clave de lectura: Resumen de la filosofía de Nietzsche bajo la lámpara de Savater.
Valoración: Razonablemente bueno ✮✮✮✩✩
Música: Wie sich Rebenranken schwingen, de Friedrich Nietzsche ♪♪♪
Portada del libro Conocer Nietzsche y su obra, de Fernando Savater.

Di gracias cuando en el examen de selectividad cayeron Platón y Rousseau. ¡Me los sé, me los sé! Es que había otras opciones en el bombo que…

A Nietzsche, por ejemplo, lo tenía estomagado. ¡Vaya tipo abstruso! Antihumanístico, en mi particular cosmovisión juvenil. Apenas hubiera podido pergeñar tres o cuatro frases sobre La gaya ciencia en modo papagayo.

Con esta manía a las espaldas, abro ahora un libro titulado Conocer Nietzsche y su obra. El nombre del autor es reclamo suficiente para dar el paso: de nuevo, Fernando Savater.

¿Resultado? Bueno, el señor del bigote salvaje aún me cae «gordo», aunque —y esto no es baladí— gracias a su apólogo creo entenderlo mejor.

Si no el bigote, Savater consigue desbrozar los significantes y que parte de la hojarasca se vea más clara.

La muerte de Dios, la voluntad de poder, el eterno retorno, el superhombre, la «gran política»…

Como digo, otra cosa es que mi sensibilidad, ya poco dieciochoañera, siga resistiéndose a sus planteamientos. Las manías son así de cabezonas.

Y es que en absoluto me parece «heredero de la Ilustración», como su colega filósofo afirma. Acepto por el contrario el rol de «radicalizador crítico». En un sentido bastante literal: drástico, extremista, intransigente.

(Me atraviesa la memoria aquella escena de la película Así en el cielo como en la Tierra en la que Dios Padre lee a Nietzsche bajo la farola de la plaza y le comenta admirativamente a Jesucristo que escribe «a gritos»).

Aunque no sea mi taza de té, hay que beberla con sus gotas de limón para poder opinar. Tiempo bien invertido, en suma.


lunes, 4 de marzo de 2024

Todo está perdonado

Clave de lectura: Madrid, ciudad sin petróleo, con fútbol y una ley en venta al mejor postor.
Valoración: Penalti injusto ✮✩✩✩✩
Música: El trío infernal, de Ennio Morricone ♪♪♪
Portada del libro Todo está perdonado, de Rafael Reig.

En mi inocencia, empecé a leer Todo está perdonado creyendo que sería fiel continuadora de Sangre a borbotones, la curiosa distopía del detective Carlos Clot en un Madrid surcado por canales navegables.

Además, Rafael Reig había ganado con ella el premio Tusquets, cuyo jurado la describió así: «Una novela compleja que, sin dejar de lado el humor, recupera la historia reciente de España y la reinterpreta con un enfoque inédito en la literatura hispana».

Pues bien, no me ha gustado nada. Nadaaaaaaaaaaa (grito de frustración). Un nuevo leño a la hoguera de descrédito sobre los galardones literarios en este país nuestro de los horrores.

Laura Gamazo, hija de un influyente empresario, muere envenenada en el Ritz en vísperas de su boda y el padre encarga aclarar los hechos a un equipo de investigadores: Antonio Menéndez, policía retirado y viejo amigo de la familia, Clot y otros agentes en activo que no pintan nada en la historia.

Pese a las desavenencias que surgen entre ellos, han de colaborar para cubrir todas las hipótesis posibles. En los bajos fondos y en las altas esferas. Cada una de ellas con peligrosas ramificaciones.

Entre tanto, la selección española de fútbol disputa el Campeonato de Europa a las órdenes de Luis Aragonés. Los corazones del país entero bombean pasión por que, de una maldita vez, rompan la barrera de los octavos de final.

Así se resumen el caso, los principales actores y el escenario.

¿Y el desarrollo? ¿Y el desenlace? Una absurdez, que me perdonen el jurado del premio, los críticos profesionales y hasta el espíritu del seleccionador. Un fracaso rotundo.

Si dijera que, en medio de la trama detectivesca, el autor introduce alguna que otra digresión, estaría dándole la vuelta a la realidad. Lo que hace es introducir retazos de trama en medio de monumentales digresiones.

El libro trata realmente de cómo las familias Gamazo y Menéndez adquirieron su estatus a partir de la Guerra Civil, un éxito a la sombra del régimen pero con el olfato de saber nadar y guardar la ropa. Y larguísimas peroratas futboleras que ironizan con lo idiotizada que está la gente con la pelota.

Tiene algunos hallazgos, de acuerdo, me resisto a que me invada una opinión tan negativa. Por ejemplo, un interrogatorio dentro de cierta secta que abomina de comuniones que no depositen la hostia directamente en boca, asoma con interés a mitad del volumen… Para desvanecerse en dos patadas.

Y la conclusión, despejando el móvil y los medios utilizados por los asesinos, se antoja fútil a más no poder. O las escenas de ayuntamiento morboso protagonizadas por Clot, que no hay quien las salve.

En fin, fatal.


lunes, 26 de febrero de 2024

Justicia

Clave de lectura: ¿Un hombre culpable e inocente? ¿Un abogado preso de la desesperación? «¿Justicia?».
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✩
Música: Concierto para piano nº 2 (II.Allegro appassionato), de Johannes Brahms ♪♪♪
Portada del libro Justicia, de Friedrich Dürrenmatt.

Uno de los dilemas presentados en el libro que comenté en la anterior entrada hace referencia a un juez con pruebas sobre la culpabilidad de un acusado pero conocimiento de que su obtención ha sido ilícita (han entrado en su domicilio sin una orden, por ejemplo, o esta se ha firmado de forma irregular después del arresto).

¿Qué debería hacer moralmente? Mirar hacia otro lado para castigar así los actos del criminal o preferir el imperio de la ley y que se vaya de rositas?

Justicia. Ley. ¿No son acaso lo mismo, al menos en un sistema democrático? ¿No? El suizo Friedrich Dürrenmatt abunda en esta disyuntiva a través de una novela con el título del primer concepto.

Todos sabemos que el doctor Isaac Kohler, adinerado consejero cantonal, es culpable de asesinato. El narrador nos lo deja claro desde el principio.

Ha pedido a su chófer que detenga unos minutos el auto en el que acompaña a un ministro británico hasta el aeropuerto. Se ha apeado con un revólver. Ha disparado sobre Winter mientras este almorzaba en el Du Thèâtre, delante de testigos, incluso del comandante de policía. Ha vuelto a salir.

Y es el propio fiscal Jämmerlin, una vez decretada la búsqueda, quien le estrecha la mano, petrificado, al sentarse a su lado en la sala de conciertos. Mozart, Brahms, Bruckner, ni pensar en interrumpir tal manifestación de cultura. Solo tras los largos aplausos es por fin detenido.

No se encuentra el arma durante las pesquisas, pero las demás evidencias no admiten duda. El juicio se celebra y la sentencia, veinte años entre rejas, es la que cabía esperar.

Pero un detalle continúa tan oscuro como el paradero del revólver: ¿por qué apretar el gatillo? No tiene ningún motivo, responde Kohler. Un atentado contra la lógica.

El consejero contrata entonces a un joven e idealista abogado, Spät, para que parta de la hipótesis opuesta a la reconocida: su inocencia. Nada de locuras o atenuantes. Discutiendo su propia palabra, le pide demostrar un imposible: «lo hizo pero no lo hizo».

¿Puede haber algún agujero? ¿Y si Spät consiguiera de hecho trenzar una historia alternativa para exonerarlo, quizá en contra de su misma voluntad?

¿Una en la que las diferentes figuras del drama —Hélène, la hija del reo, el abogado estrella Stüssi-Leupin, el profesor Knulpe, el arquitecto Friedli, el detective privado Lienhard, el doctor Benno, Monika Steiermann, Lucky…— parecen jugar al billar sobre un tapete, buscando el mayor número de carambolas para que la vida continúe en la plácida sociedad alpina?

¡Se va a librar! ¡Lo va a conseguir! ¡Y vuela a un exilio dorado en el extranjero, donde no podrán reclamarlo!

Y Spät, ahogado entre las paredes de una botella, proscrito en la profesión, arrastrándose en casos menores del hampa, es el propio narrador.

Con una última esperanza: que Kohler pague algún día. Y que sea su mano temblorosa por el alcohol la ejecutora.

Reseñable obra, ya lo creo. Muy a tener en cuenta.


domingo, 18 de febrero de 2024

Aristóteles va a juicio

Clave de lectura: Derecho, falacias, tautologías, dilemas, sesgos… La verdad…
Valoración: Muy interesante ✮✮✮✮✩
Música: Matar a un ruiseñor, de Elmer Bernstein ♪♪♪
Portada del libro Aristóteles va a juicio, de Daniel Peres Díaz.

El título completo es largo: Aristóteles va a juicio. Manual de argumentación filosófica y jurídica.

(Por cierto, creo que Cartago debe ser destruida).

En primera instancia, el volumen de Daniel Peres Díaz parece dedicado a los profesionales de una ciencia social concreta. Se clasifica bajo el epígrafe de Filosofía del derecho y derecho natural.

Ah, pero no. Hay otras instancias por encima y su recorrido es más amplio: «examinar y someter a discusión los fundamentos mismos de la argumentación racional».

En Roma, por ejemplo, si no sabías ganar casos con tu labia, independientemente de las evidencias, no eras nadie en el foro. ¡Amigos, romanos, compatriotas...!

Aunque los sistemas legales occidentales, al correr de los siglos, intentaron incorporar una serie de principios para que la justicia no dependiera —no del todo— de presunciones, pruebas circunstanciales o el humor del magistrado de turno.

Intentaron conectar con la «lógica». Qué complejo puede llegar a ser el término…

El capítulo de apertura, Las locas historias de la lógica, se dedica a aclarar un poco esta complejidad, ofreciendo ejercicios, paradojas, malentendidos semánticos o esquemas de inferencia. Aristóteles nos observa desde la tribuna con atención.

Si cruzamos el capítulo segundo, entramos en el dominio de las falacias, sesgos y otros desvaríos argumentativos.

Hoy en día, y en cualquier ámbito de discusión, la línea en boga consiste en gritar más, soltar barbaridades populistas, medias mentiras, cifras incomprobables, hechos fuera de contexto, desviar la atención hacia otro tema o apelar a «las tripas» de la audiencia, las emociones más saurianas.

(No os olvidéis de Cartago, hay que borrarla del mapa).

¡Que la falacia sea la reina!

Peres hace un recorrido por falacias clásicas (ad hominem, ad populum, reductio ad absurdum…) y nos anima a reconocerlas y saber cómo contragolpear si nos las tiran a la cabeza.

Carga contra las tautologías con ejemplos reales de declaraciones de insignes políticos y tampoco se olvida de los sesgos cognitivos que nos afectan a nivel subconsciente.

Con lo cual alcanzamos el capítulo tres: Algunas técnicas y problemas de argumentación jurídico-filosóficos.

Este podría ser el más especializado o circunscrito al ejercicio de las leyes. No obstante, como señalaba al principio, la amplitud de recorrido nos permite a las personas ajenas a su mundo obtener enseñanzas de él.

Uso, abuso o distorsión de los términos. Los dilemas. La importancia de los recursos audiovisuales. La importancia del sexo en el argumento.

(Al menos, eso sugieren ciertas sentencias y votos particulares de muestra).

Y, sobre todo, un apartado con enjundia: la complicada relación entre el derecho y la verdad. Tema que es ojo derecho y objeto de investigación en la carrera del autor, según nos cuenta.

Nada más. Veredicto de «muy interesante» por mi parte.

(P.D.: Delenda est Carthago).


domingo, 11 de febrero de 2024

El abuelo que volvió para salvar el mundo

Clave de lectura: Nuevas aventuras de Jonas Karlsson en el loco mundo de nuestros días.
Valoración: Divertido ✮✮✮✮✩
Música: Joyride, de Roxette ♪♪♪
Portada del libro El abuelo que volvió para salvar el mundo.

Qué habilidad para escribir tiene Jonas Jonasson.

Debido a la suspicacia que suele rodear a las segundas partes, no era muy previsible que consiguiera superar a la inefable El abuelo que saltó por la ventana y se largó, vehículo de su estrellato. Sin embargo…

No se queda demasiado lejos. Lo único que pierde un poco El abuelo que volvió para salvar al mundo, inevitablemente, es la «frescura». La capacidad de sorprendernos con las andanzas de sus personajes.

Ya conocemos a Allan Karlsson, el jubilado que, coincidiendo con su centésimo cumpleaños, decidió que la vida en la residencia de ancianos resultaba poco estimulante para él.

Teniendo en cuenta los «amigos» —o no tanto— que había hecho en el pasado: Franco, Stalin, Mao, Churchill, de Gaulle, Nixon, Kim Il-sung…

Allan y Julius Jonsson, su cómplice, descansan ahora en la isla de Bali con una pila de millones. El ritmo de vida que llevan hace historia en el hotel.

Por ello, el director se muestra encantado de regalar a los caballeros suecos un móvil (inútil cacharro) y una tableta negra que, ese aparato sí, fascina a nuestro protagonista. ¡La de cosas que se ven por ella! ¡Lo que pasa en el planeta!

Y, cuando el dinero se acaba y entran en números rojos, ¿qué mejor solución que soltar las amarras del globo aerostático alquilado y dejarse llevar por los vientos?

Siempre con la tableta negra, que no deja de consumir datos en itinerancia, para extrañeza de los contables del hotel, como talismán de su suerte.

El globo cae en la inmensidad del océano, pero no importa. El Fuerza y honor, un carguero norcoreano que cumple una misión especial para el amado líder relacionada con el uranio, navega casualmente por esas coordenadas.

¿No había trabajado Allan con un tal Oppenheimer, el creador de cierto artefacto poco recomendable para la salud basado en el mismo elemento químico? A partir de ahí, se desarrolla un humor tipo «camarote de los hermanos Marx».

Con la inestimable colaboración de Kim Jong-un, Trump, Putin, Merkel, la ministra de asuntos exteriores Wallström, los nazis de la hermandad aria, sucursal escandinava, los nuevos amigos de la pareja en los negocios de los espárragos, los ataudes personalizados, la videncia…

Aunque los cuatrocientos kilos de material nuclear de contrabando que quiere adquirir el hombrecito de Pionyang podrían hacer peligrar cualquier negocio al que se dediquen. Tendrán que remangarse para solucionarlo.

Si ya no consigue el efecto sorpresa, como señalaba al principio, no por ello desmerece en su cualidad principal:

Es una novela muy divertida.


lunes, 5 de febrero de 2024

Un cadáver en el Congreso

Clave de lectura: Historia de Podemos desde dentro.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Fábula de los tres hermanos, de Silvio Rodríguez ♪♪♪
Portada del libro Un cadáver en el Congreso, de Sergio Pascual Peña.

Vaya, esto sí que es una sorpresa…

Los demás asistentes a la promoción del libro parecen encantados de conocerse. Conocerse a sí mismos, quiero decir. Después de la charla del autor, sus intervenciones tienen un tono monocorde: qué guapos somos, qué buenos, qué justos, lo que hemos luchado, el que no esté con nosotros es un fascista...

Caricaturizo la escena, pero lo cierto es que, discretamente sentado en la última fila, empiezo a encontrarme fuera de sitio. Desafecto. Carne en potencia de gulag.

Impresión acentuada cuando se me ocurre levantar la mano y observar que la lucha por el poder parece corromper a quienes ansían por encima de todo conservarlo (ecos de Tolkien…).

Corono la impertinencia con una pregunta retórica: «¿No podría aplicarse el dicho de que la utopía de unos es el infierno de otros?».

El autor, que no da signos de haberme hecho mucho caso (tampoco le culpo), deja pasar unos segundos en silencio para que me arrepienta y zanja la duda con una condescendiente finta dialéctica: «No estoy de acuerdo con tus premisas. Conozco a gente que no se ha corrompido». Fin del tema.

Luego me dedica mi ejemplar ya que, a pesar de la quemazón, me apetece leerlo y no dejarme llevar por los prejuicios: «Ojalá la historia nos convenza a todos de que las utopías son posibles».

Y, mira por dónde, acabamos volviendo al primer párrafo de la entrada: sí que es una sorpresa.

Un cadáver en el Congreso resulta un libro interesantísimo para visualizar mejor la película de los últimos quinquenios políticos en las Españas.

No sé si Sergio Pascual Peña se mostraría de acuerdo, pero concluyo de sus palabras que… ¡yo tenía perfectas razones para manifestarme inquieto!

O el poder corrompe tras haber probado sus mieles o quienes lo adoran como última meta, carcomidos por intereses personales, llevan en sí la semilla de pequeños tiranos y solo es preciso un empujoncito que los haga quedar en evidencia.

Para concretar, lo que tenemos en estas páginas es una crónica de primera mano sobre Podemos, el movimiento que tanta influencia llegó a acumular antes de volatilizarse —pasó al estado gaseoso, que no desapareció, al menos en cuanto a siglas—.

De primera mano porque la cuenta alguien que tomó parte activa en su diseño, despegue electoral y, como «vil reptil trotskista» —lo siento, no puedo resistirme a utilizar una terminología de tan profundo calado en el siglo XX—, fue expulsado del paraíso —moquetas y despachos del Congreso— por el amado líder.

Un camarada más en la larga fila de víctimas de cócteles molotov entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón y sus respectivas guardias.

Del sí se puede al no se quiere. Sueños de regeneración asamblearia transformados en pesadilla fratricida, con numerosos nombres y apellidos por medio. Quítate tú, que ahora me toca a mí. ¿Eran los que venían a salvarnos? ¿De verdad?

Aunque, lo más curioso, ¡Pascual sigue defendiendo la validez del proyecto! ¡Le ofrece su adhesión inquebrantable! ¡Después de ver lo que ha visto!

Me recuerda a aquella novela de Arthur Koestler en la que el protagonista consideraba que el partido había de tener razón en acusarle de traidor porque el partido ha de tener razón por naturaleza…

Bueno, pues me alegro de haberlo leído y lo recomiendo. Las enseñanzas que cada uno obtenga de él, eso ya… Que se entienda lo que se quiera entender.


lunes, 29 de enero de 2024

Las preguntas de la vida

Clave de lectura: «Filosofar» como ejercicio para una vida plena.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: Centro di Gravità Permanente, de Franco Battiato ♪♪♪
Portada del libro Las preguntas de la vida, de Fernando Savater.

Ahora que han purgado a Fernando Savater de una cabecera que, sumida en su propio descrédito, hace ya mucho que perdió la calificación de periodística, me parece un buen momento para revisitar a este autor. Y seguir reivindicando su trabajo.

Las preguntas de la vida es el ambicioso y acertado título que quisiera traer hoy al blog.

Me gustaría insistir en la importancia de la filosofía como concepto sobre el que apuntalar un «aquí y ahora» digno, donde la existencia consciente suponga algún tipo de plenitud intrínseca. Solo algún tipo.

Por supuesto, filosofar no es un fin en sí, sino un medio. Apela a la infinita curiosidad con que nacemos para intentar explicarnos el entorno.

¿No preguntan los niños sus dudas por instinto, antes de quedar a menudo aborregados cuando van creciendo? ¿Por qué les cortamos —nos cortamos— las alas, predicando «certezas» acomodaticias?

¿Preferimos renunciar a una vuelta adicional de tuerca que ponga a prueba los sillares de nuestro conocimiento? ¿Queremos que nos lo den todo mascado? ¿No intuimos que quizá nos apoyemos en una cueva de ignorancia?

Savater plantea cuestiones con el significado literal del término: «pregunta que se hace con intención dialéctica para averiguar la verdad de algo». No interrogantes con respuestas cerradas a cal y canto, y que ni se les ocurra chistar a los lectores.

De hecho, defiende «las filosofías», con énfasis en el plural. ¿De qué cuestiones hablamos en concreto?

La muerte. La razón. El «yo» hacia adentro y hacia afuera. La singularidad o similitud humana en relación con el resto de especies del planeta y aún más allá, con el universo. La libertad. La naturaleza. La convivencia. La belleza. El tiempo…

En cada una nos proporciona herramientas, reflexiones extraídas de los grandes pensadores, con ánimo de estimular nuestra mayor riqueza: la capacidad de analizar, comprender y transmitir información, desarrollando vínculos positivos en el proceso.

Sus capítulos se convierten así en diálogos con nuestra propia conciencia y con los demás. Que la vida tenga o no sentido —como expone en el jugoso epílogo— no significa ni de lejos que sea absurda.

En suma: que no decaiga, don Fernando. Siga acompañándonos con sus textos, por favor.