lunes, 14 de febrero de 2022

San Manuel Bueno, mártir y Cómo se hace una novela

Clave de lectura: Clásicos de uno de los más prestigiosos autores de nuestras letras.
Valoración: Estos títulos, al menos, no me transmiten nada ✮✮✮✩✩
Música: Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar ♪♪♪
Portada de los libros San Manuel Bueno, mártir y Cómo se hace una novela, de Miguel de Unamuno.

Mi problema con esta edición doble de San Manuel Bueno, mártir y Cómo se hace una novela, de Miguel de Unamuno, es que ninguno de los títulos me provoca emoción.

En el primero aprecio la fábrica, la manera en que su hábil pluma nos planta en el mundo de los personajes: don Manuel, el cura; Lázaro, el indiano refractario a cualquier manifestación religiosa; Ángela, su hermana y narradora…

Para la comunidad, don Manuel es un santo. Incluso Lázaro experimenta una profunda transformación con su trato. Y Ángela, que ha estudiado en la ciudad, prefiere enterrarse en el pueblo para vivir cerca de él.

Solo que don Manuel oculta algo. No puede revelar a sus paisanos, para no hacerles daño, la duda que se ha instalado en su espíritu, que afecta como un dardo a su misma fe.

En cuanto al segundo, nos traslada al otro lado de la frontera pirenaica, donde Unamuno, que sufre exilio, piensa en escribir una novela protagonizada por U. Jugo de la Raza. Y relata cómo la desarrollaría, qué obsesiones atormentarían a tan singular figura, quien prevé una muerte cercana.

Obsesiones, reflexiones, que no por casualidad son las mismas de su creador. Porque:

Sí, toda novela, toda obra de ficción, todo poema, cuanto es vivo, es autobiográfico. Todo ser de ficción, todo personaje poético que crea un autor hace parte del autor mismo. Y si este pone en su poema un hombre de carne y hueso a quien ha conocido, es después de haberlo hecho suyo, parte de sí mismo.

De nuevo, un constructo cuya complejidad debería atraerme y, mísero de mí, no lo hace. Me confieso respetuoso pero ajeno a lo que nos cuenta.

Qué le vamos a hacer.


lunes, 7 de febrero de 2022

Danza de tinieblas

Clave de lectura: Steampunk en un Imperio Español alternativo.
Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: La Liga de los Hombres Extraordinarios, de Trevor Jones ♪♪♪
Portada del libro Danza de tinieblas, de Eduardo Vaquerizo.

Se denomina steampunk a una variante de la ucronía donde la acción histórica alternativa cuenta con la presencia de invenciones «retrofuturistas», normalmente basadas en la máquina de vapor.

En Danza de tinieblas, de Eduardo Vaquerizo, dicha acción tiene lugar en Madrid, un año indeterminado del primer tercio del siglo XX.

Tiempo atrás, Felipe II murió de una herida de caza, y su hermanastro Juan de Austria, el mismo día en que se alzaba vencedor en Lepanto, proclamó su derecho a ocupar el trono. Las consecuencias fueron inmensas.

Madrid, capital de un imperio, ciudad ruidosa y sucia, donde se come un cocido de padre y muy señor mío y donde coexisten, mal que bien, millones de personas de todas las razas y credos.

Aunque el oficial siga siendo el protestante, desde luego. Profesantes de la fe reformada llegan con esperanza desde países acosados por los malditos papistas o los anglíticos, para iniciar una nueva vida.

El cabo de alguaciles Joannes Salamanca, hijo de refugiados flamencos, está de guardia en el cuartel tras uno de esos pantagruélicos cocidos, cuando le avisan para un servicio: escoltar de incógnito al duque de Mier, favorito de la corte, que acude a solazarse al teatrón.

Lo que debería suponer una tarea rutinaria, sin necesidad de desenfundar el Villegas reglamentario del calibre 32, se complica sin embargo terriblemente.

Un asesinato en Lavapiés, corazón de la judería —tampoco los judíos fueron expulsados por Isabel y Fernando— desencadena una cadena de acontecimientos que llega a afectar a la estabilidad de la corona.

El perspicaz inquisidor fray Faustino, asignado a la investigación junto con Joannes, nota que ya son cinco los fallecidos en similares circunstancias. Parecen «aplastados» por alguna fuerza sobrehumana.

Casi todos relacionados con el cabalismo y con las Haciendas Imperiales.

Tarde como era, sucios y cansados, acordaron continuar la investigación al día siguiente. El fraile tomó un autocoche de alquiler que le llevase a su monasterio y Joannes volvió andando al cuartel. Casi amanecía cuando cruzaba la plaza del Conde de Barajas. Se detuvo un momento a encender un pitillo y se sobresaltó; algo estruendoso avanzaba por la calle haciendo sonar los adoquines. Zumbando los motores Écija potenciados por alcohol, un blindado con el escudo de los alguaciles avanzaba por la calle desierta.

Altos cargos del Estado, influyentes banqueros —granatas—, ladrones, confidentes, marginados, anarcolistas que promueven disturbios sin tregua…

El mismo duque de Mier…

La fascinante Rebeca, hermana del último asesinado…

Personajes que confluyen en una trama en la que nuestro cabo pasa de perseguidor a perseguido. Quizá le encomendaran a él el caso porque es «prescindible».

Un mundo de automóviles movidos con hulla, de máquinas de cálculo similares a computadoras, de armas de repetición, sin que sobre por otra parte la espada al costado, el sombrero de ala ancha ni, como en cualquier realidad, una bolsa llena para salir del paso.

Novela muy, muy curiosa.


lunes, 31 de enero de 2022

Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco

Clave de lectura: Asombrosas aventuras del singular Harry Purvis, contadas por… Harry Purvis.
Valoración: Grande, Arthur C. Clarke ✮✮✮✮✩
Música: Así habló Zaratustra (Introducción), de Richard Strauss ♪♪♪
Portada del libro Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco, de Arthur C. Clarke.

Aunque la obra por la que más se le recuerda pueda ser, por motivos obvios, 2001: Una odisea espacial, lo cierto es que Arthur C. Clarke nos legó otras novelas y relatos como mínimo con igual mérito.

Sus bases científicas avanzadas, espíritu descubridor y sagacidad en el estilo narrativo, siguen desafiando el paso del tiempo.

Tenemos una muestra en los Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco.

La colección se compone de quince historias, publicadas en 1957, con un par de denominadores comunes. El primero es que alguien las saca a la luz en el local de dicho nombre, la Taberna del Ciervo Blanco, sito en una calleja londinense nada fácil de encontrar.
Para las primeras doce visitas es imprescindible la ayuda de un guía; después todo consiste en cerrar los ojos y confiar en el propio instinto, y a lo mejor se tiene suerte.
El segundo es que ese alguien es Harry Purvis, personaje que lo sabe todo sobre todo, conocedor de los experimentos más asombrosos y de sus consecuencias (cuando no protagonista de primera mano). Y con aplomo para que cualquiera que ose poner en duda su autoridad multidisciplinar quede humillado ipso facto.

Así, los parroquianos le escucharán embelesados perorar acerca del Silenciador Fenton, los rifles de rayos empleados en una malhadada producción hollywoodiense, aquella vez en que evitó la evacuación del sur de Inglaterra, los peligros de la melodía ideal, tan pegadiza en la mente…

El Proyecto Clausewitz para desarrollar una computadora militar, la colonia inteligente de termitas del profesor Takato, las aventuras del submarino de recreo Pompano, una orquídea con gustos culinarios «especiales», el verdadero origen del iceberg hallado a la altura de Florida, el descubrimiento accidental de la antigravedad…

Hasta que el caso de Ermintrude Inch proporciona ciertos indicios de la situación conyugal de Harry. Y la rubia impresionante que aparece a continuación en busca de un marido que no está dando clases de mecánica cuántica los miércoles por la noche, como le había hecho creer, tiene efectos indeseados en la continuidad de su tradición oratoria.

Siempre grande, Clarke.


miércoles, 26 de enero de 2022

La lucha por el poder, Europa 1815 – 1914

Clave de lectura: Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el siglo XIX.
Valoración: Enciclopédico ✮✮✮✮✩
Música: Quinteto con clarinete (I.Allegro), de Johannes Brahms ♪♪♪
Portada del libro La lucha por el poder, Europa 1815-1914, de Richard J. Evans.

En La lucha por el poder, Europa 1815 – 1914, Richard J. Evans hace una descripción de la centuria que, en muchos aspectos, aún sigue influyendo en nuestro tiempo. Para bien y para mal.

La historia del mundo es la historia de las guerras, como escribí en alguna ocasión. Al menos, lo que se recuerda en las crónicas. Un grupo se topa con otro grupo y lucha por el control de lo que se tercie: el territorio, la riqueza, los recursos naturales… El poder.

Con la complejidad alcanzada por las sociedades occidentales en 1815, fin de la era napoleónica, puede que el conflicto estuviera «más delimitado» que bajo las correrías de Gengis Kan, por poner un ejemplo, pero jamás desaparecido. En 1914, la espita de la tensión dejó escapar el vapor.

Entre medias, ocurrió absolutamente de todo. Cualquier aspecto que uno siempre quiso conocer y nunca se atrevió a preguntar sobre el Viejo Continente viene aquí reflejado. Este libro es una pura enciclopedia.

Reinos, repúblicas e imperios que se alzan o desaparecen, figuras conocidas o injustamente postergadas (¡grandes mujeres!), inventores gracias a los que la técnica se desarrolla a velocidad exponencial, urbanistas que rediseñan las ciudades, médicos, exploradores, banqueros, políticos…

Bismarck se aseguró de que los poderes del Reichstag fueran limitados; el Parlamento tenía el derecho de aprobar las leyes, pero no de proponerlas, y no podía nombrar ni sustituir gobiernos ni ministros, facultad que seguía siendo privilegio del presidente de la Confederación, que no era ni más ni menos que el propio Guillermo I de Prusia.

Movimientos capitales como el sufragismo, el liberalismo, el socialismo, el nacionalismo, el colonialismo…

Arte, música, filosofía, literatura, ciencia, economía, naturaleza… Difícil echar algo a faltar en sus cerca de mil páginas, un trabajo de documentación que solo se me ocurre calificar como exhaustivo. Y que, tanto como nos exige en su lectura, así nos recompensa en aprendizaje.

Leed y disfrutad.


martes, 18 de enero de 2022

El mundo de ayer

Clave de lectura: El mundo ilustrado de Zweig, desde la infancia hasta la desaparición.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: La mujer sin sombra (Aminta! Du süssester Engel), de Richard Strauss ♪♪♪
Portada del libro El mundo de ayer, de Stefan Zweig.

Ojalá millones de personas conocieran El mundo de ayer, de Stefan Zweig, aprendiesen por qué lo escribió, y se comprometieran con el legado humanista que nos regala en sus páginas.

El mundo de ayer es el viaje existencial de su autor, sus memorias, una mirada tan abierta como sensible y apasionada. El retrato de una época que «pudo ser» y que, por el contrario, le condujo a la desesperación del suicidio.

Los recuerdos íntimos, la infancia, la juventud, el aprendizaje sobre sí mismo y lo que le rodea… «Los mejores años de la vida».

Hasta que, llegado un momento, el aire mismo parece detenerse.

Y lo que creía eterno se corrompe. Y las formas de relacionarse se estrechan.

Y se crean bandos. Y es más importante el lugar donde uno ha nacido que su mensaje.

Y los pensamientos se convierten en delirios y las palabras en armas vociferantes.

Viajamos de pie en los pasillos, nerviosos e impacientes, hablando unos con otros. Nadie logró leer o permanecer sentado y quieto, en cada estación nos precipitábamos fuera del tren para recoger más noticias, con la secreta esperanza de que alguna mano decidida contuviera la fatalidad que se había desencadenado.

Zweig pasa del «mundo de la seguridad», la vieja Europa donde escritores, músicos, artistas, habían construido una comunidad de pensamiento internacional ilustrado, al ansia por la destrucción mutua.

De caminar por las calles de cualquier gran ciudad del continente con la misma sensación de confianza, a arrastrarse por las trincheras de la Gran Guerra.

Y quizá habría sido posible la recuperación moral, pero los tiempos venideros aún derribaron los pilares de su pensamiento hasta el polvo. Mejor dicho, el fango.

Un cabo austriaco se hizo con el poder, paso a paso, peldaño a peldaño. Fue aclamado como salvador.

Fue el fin.

Leamos a un hombre hace mucho desaparecido. Mirémosle a los ojos.

Y lloremos con él.


martes, 11 de enero de 2022

Invasión

Cuaderno de bitácora, fecha estelar de…

Han atravesado las últimas defensas. Están dentro.

Las tropas de Ómicron avanzan, destruyéndolo todo a su paso.

Primero se hundió la cúpula de vigilancia en el borde exterior, no fue suficiente para aislarnos de sus enjambres.

A velocidad de curvatura, esquivaron los campos de asteroides. Ocultas tras dispositivos de camuflaje, cayeron sobre las células de la Federación.

Sus proteinas infectaron sin piedad los tejidos, viciaron las atmósferas, elevaron las temperaturas… La tos se adueñó de nuestra arrasada garganta.

Golpeados, postrados, agotados. Pero no vencidos.

No estamos solos. Anticuerpos, linfocitos, macrófagos, torpedos fotónicos… Anhelamos contraatacar.

Es por ello que la batalla continúa. Y lo hará sin descanso, hasta la definitiva expulsión del invasor.

Larga vida y prosperidad.


viernes, 31 de diciembre de 2021

2022

Señal para los caminantes.

Tempus fugit. El tiempo vuela.

Un tiempo peleado a mano desnuda, a rostro descubierto, vivido con nuestro mejor saber.

Un año más, caminamos sobre la Tierra. Sin guía. Frágiles y fuertes. Sin pausa.

En la única dirección posible.

Paz.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Invierno (II)

Invierno de noche en Madrid.

Inviernos de puestas de sol, de fuegos artificiales, de calles iluminadas con mil reflejos…

Pero ya no.

Ahora, una fotografía borrosa. Sombras informes. Siluetas que miran alrededor con sospecha.

Pasos de sonido sordo, perdiéndose en jirones de bruma que se adhieren monótonos a la piel.

sábado, 18 de diciembre de 2021

Todo lo que no te dije

Clave de lectura: Pasiones, temores, soledades, anhelos, recuerdos, despedidas…
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: I'm Not In Love With You, de Eva Dahlgren ♪♪♪
Portada del libro Todo lo que no te dije, de Laura González Moliner.

Todo lo que no te dije es como un río. Como un manantial de sensaciones vitales.

Puedes alzar un puente sobre él y cruzarlo —leerlo— desde la segura distancia.

Contemplar de qué manera fluye, los dibujos que trazan sus corrientes, los remolinos que hace nacer cuando choca contra los pilares…

Pero no, es difícil permanecer alejado de las aguas que ofrece en su poemario Laura González Moliner. Quizá incluso imposible.

Mejor lanzarte de cabeza, sumergirte, bracear entre las palabras, dejarte envolver por pasiones, temores, soledades, anhelos, recuerdos, despedidas…

Y, a veces, dejarte envolver por el silencio que reina tras llegar —¿indemne?— al otro lado, intentando recuperar el aliento.

No te enamores de mí,
porque soy capaz de hacerte feliz y puede que no estés preparada.

Versos cortos. Versos largos. Prosas largas. Prosas cortas.

P. D.: Gracias a Ordenado y escondido por hacerme saber de este libro y del blog de su autora.


lunes, 6 de diciembre de 2021

De la fruta madura a la manzana podrida

Clave de lectura: La transición, entre el mito intocable y la realidad a discutir.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: 1492 (Into Enernity), de Vangelis ♪♪♪
Portada del libro De la fruta madura a la manzana podrida, de Tom Burns Marañón.

Cada 6 de diciembre publico unas líneas elogiando el espíritu constitucional, y este año lo voy a hacer a través de un libro: De la fruta madura a la manzana podrida. El laberinto de la Transición española.

Tom Burns Marañón conoció y trató a todos los personajes con algún papel en aquellos tiempos de incertidumbre. Muchos de ellos quizá olvidados para la historia popular, sin cuyos esfuerzos el consenso que desembocó en la aprobación de la Carta Magna hubiera sido imposible.

Hay unos antecedentes que él considera fundamentales, en comparación con las tensiones irresolubles en el advenimiento de la Segunda República. El más importante, la existencia de una clase media consolidada, amplia, con estabilidad económica y deseo de mantenerla.

Es decir, con siglo y medio de diferencia, en España se daba el escenario de las revoluciones burguesas europeas.

A partir de ahí, según se aproximaban los últimos días del dictador, entraron en liza diferentes grupos de presión: los irreductibles del 18 de julio, los monárquicos, los conservadores pragmáticos, los socialistas pragmáticos, los republicanistas, los irreductibles de la revolución de octubre...

Los protagonistas de la Transición no fueron los padres fundadores de la democracia en los Estados Unidos, pero consiguieron construir el mejor edificio constitucional de cuantos fueron levantados por próceres españoles en los últimos doscientos años. Su principal mérito fue haber absorbido las lecciones que imparten los fracasados intentos anteriores de crear una concordia. Solo con eso bastaba y sobraba. La Constitución de 1978 merece respeto, y su arquitectura solo la cuestiona el pensamiento desordenado.

El autor sigue la versión «clásica» de Juan Carlos I como impulsor del cambio. No se habría conformado con los apoyos heredados del régimen para alcanzar la jefatura del Estado, sino que buscó de forma proactiva a la oposición para convencerles de su objetivo rupturista.

Ahora bien, como contrapeso a ese Zeitgeist del gran acuerdo, expone que los detalles, la «letra pequeña», se dejaron muy descuidados. No se terminaron de desarrollar mecanismos institucionales que aseguraran la independencia del sistema frente al partidismo y la corrupción. Así, poco a poco, el «corazón de la manzana» se fue pudriendo.

Hasta llegar a donde hoy nos hallamos: odios, desafecciones, «rojos», «fachas»... ¿De vuelta a la casilla de salida?

Hay que leerlo. Y más importante aún: reaccionar antes de que sea tarde.

¡Viva la Constitución Española!