Valoración: Es difícil «poner nota» a algo así ✮✮✮✮✮
Música: A fényes nap immár lenyugodott, de Holdviola ♪♪♪
Un puñetazo en el rostro. Súbito. Inesperado. Sientes parte de su dolor.
Ese es el impacto emocional por leer Una mujer en el frente.
Casi cincuenta años después, Alaine Polcz rememora y comparte con nosotros sus vivencias en la Segunda Guerra Mundial.
Quizá no tenga sentido distinguir entre grados de sufrimiento. ¿Era ella más o menos inocente, más o menos merecedora que cualquier otro de librarse de la crueldad desatada?
Y aun así, su historia, oculta tras la gran estadística de las enciclopedias —ofensivas, contraofensivas, «liberaciones»—, es la de una portadora de luz para continuar viviendo con optimismo cuando parece que ya no vale la pena.
La historia de una superviviente, en sentido físico y espiritual.
Jovencísima, recién casada en marzo de 1944 con alguien que, llegado el momento, se mostrará indigno, Aline ve cómo el frente se transforma, de un escenario lejano, a asolarlo todo en derredor.
Los fascistas húngaros. Los nazis alemanes. El Ejército Rojo, ávido de venganza.
La primera violación. La segunda. La tercera…
Nadie compartirá su carga. Si es necesario volverán la cabeza, cubrirán sus ojos, sus oídos y su boca. No querrán saber nada.
Hay una escena que termina de derrumbarnos.
Tras conseguir llegar a Budapest y reencontrarse con su familia, comienzan a cenar y la madre pregunta si los rusos también han forzado a las mujeres de su ciudad natal. Ella asiente.
«Pero a ti no te llevaron, verdad?», continúa la conversación.
Le cuenta que sí, que a todas. ¿Por qué se había dejado? Porque la pegaban. ¿Fueron muchos? Llegó un momento en que no pudo contarlos.
La madre protesta: no debe hacer bromas tan pesadas, al final se lo van a creer. Solo es posible que se llevaran a las que eran unas putas, y su hija no es como ellas. «¡Di que no es verdad, dilo!».
No se me ocurre qué otros aspectos comentar sobre este libro.
Un puñetazo...