Salgo de la ópera con cada músculo agarrotado.
Lo que acabo de ver y escuchar me causa una tensión literalmente física.
Die Soldaten nos sumerge en la degradación de Marie, que inicia el oficial Desportes y llega a sus últimas consecuencias tras ser violada por su montero, a quien «se la cede» tras aburrirse de ella. Los soldados del título responden a un instinto «de manada».
Con masas orquestales inmensas y superposición de elementos —varias escenas tienen lugar simultáneamente— la música de Bernd Alois Zimmermann guía nuestras emociones de forma inexorable. Angustia, horror, desesperación…
Acerca del trabajo de los artistas, me parece increíble. Debe de ser algo dificilísimo de interpretar. Y aunque hay alguna deserción de público durante el descanso —no es necesario ponerse dogmático, si a alguien no le gusta es así y ya está—, los aplausos de quienes nos quedamos compensan con creces los de las butacas vacías.
En fin, no sé si esta obra será clave para la evolución del género, tal como la califican los expertos, pero hay que conocerla.