Valoración: Genial ✮✮✮✮✮
Música: Sonata nº 21 «Waldstein», de L. van Beethoven ♪♪♪
Empiezo a leer La melancolía de las obras tardías y, al cabo de un rato, casi tengo que detenerme.
La creatividad que muestra Béla Hamvas es… No sé cómo definirla mejor: desbordante.
El autor sufrió las dos guerras mundiales y a su fin fue represaliado por el nuevo gobierno dictatorial húngaro. Se le prohibió escribir e incluso lo expulsaron de su trabajo como bibliotecario.
Pero no se rindió. Aunque tuviera que ser de forma anónima, su ingenio consiguió sobrevivir al ahogo «político».
Gracias a ello disfrutamos hoy de este libro, que contiene una selección de sus pensamientos. Y, como decía hace un momento, brillan tanto que desbordan.
Secuencias que parece van a seguir la temática de cada título —El canto de los pájaros, La sonata Waldstein, La Séptima sinfonía y la metafísica de la música, La formación de los Estados, etc.— y, de repente, abren sus ramas a formas multidimensionales.
Dice el tópico que la música de Beethoven es titánica. Sin embargo, es cierto. Y ello no se debe a que posea dimensiones sobrehumanas, sino a que desvalijó el universo. Hizo salir los sonidos de sus escondites, los arrancó de sus madrigueras, los descuajó violentamente de donde habían crecido, los arrapó sistemáticamente, los extrajo de las profundidades en que se habían sumido, los sacó de las rocas, del mar, de la tierra, del alma, de las estrellas, del submundo, de manera apasionada, salvaje, furiosa, despiadada, los hechizó, los desgajó, los despegó, los desarraigó. Lo que vino después apenas cuenta.
Una gigantesca comedia, un soberbio drama.
Un texto irrepetible.