lunes, 22 de septiembre de 2025

De reyes, reinas y otros héroes (XII)

Museo del Romanticismo en Madrid

Castaños… ¡Castaños!

¿Eh?, sí, sí, a la carga… ¿Dónde se han metido los franceses?

Castaños ha ganado en Bailén y ha perdido en Tudela. Cuando tenía diez años le nombraron capitán a secas, porque en el ancien régime los galones se cosían así. Ahora es capitán general, mariscal de campo, presidente del Estamento de Próceres, del Consejo de Estado, del Consejo de Regencia y duque.

Tiene una bonita casaca blanca y un sombrero bicornio con adorno de espumillón.

Al rey de antes, el séptimo, le gustaba porque alguna vez dijo que los reyes tienen que mandar y sanseacabó. ¿Constituciones?

Por ahí vas bien, muchacho, tienes futuro.

A la de ahora, la segunda, la lleva en sillita de la reina. Menos para posar en el cuadro, que le han puesto una de montar a mujeriegas.

¡Pero no bajéis la cabeza!

Aguanta heroicamente Castaños, detrás de la soberana y su nuevo hombre de hierro, Prim.

Se acuerda de jornadas entre riscos, con el sol andaluz pegando en el chacó a los gabachos y sin media gota de agua que llevarse a los labios. ¿Os rendís, monsieur Dupont? ¿Por qué tarda tanto el pintor?

A la carga, a la carga, murmura. Y vuelve a su merecida siesta.


2 comentarios:

Beauséant dijo...

Qué poquito duran los tiempos de gloria, ¿verdad? Envejecen mal esas chaquetas llenas de charreteras. Al final sólo queda un cuadro perdido en algún museo...

Mannelig dijo...

Bueno, un duque es un duque. Y un mariscal de campo... ¡uf! Como para decir que no...