El rey exclama: «¡Estoy con vosotros, compañeros!».
Si no puede acabar con los revolucionarios del 48, ¿qué mejor que unirse a ellos?
Y así, Federico Guillermo IV Hohenzollern, soberano de Prusia por derecho divino, absolutísimo defensor de lo absoluto, se rodea de banderas con los colores rebeldes y sale a pasear por las calles.
Ya veremos —piensa—. Si se calma el lío y no las necesito, habrá para tapicerías. Oro en butacas, rojo en cortinas, negro en, en…
Lo que pasó es que luego dijeron que tenía la cabeza un poco pa’llá y colocaron de regente a su hermano Guillermo el patillas.
¡Nunca se sabe cómo acertar en temas de decoración!
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