sábado, 7 de enero de 2023

Las cosas que me gustan

Clave de lectura: Un viaje vital hacia personas, lugares y mapas.
Valoración: Maravilloso ✮✮✮✮✮
Música: El séptimo viaje de Simbad, de Bernard Herrmann ♪♪♪
Portada del libro Las cosas que me gustan, de Xuan Bello.

Las cosas que me gustan son pura poesía, aunque Xuan Bello las haya escrito en prosa.

Sus palabras son un susurro de la memoria. De personas, lugares y mapas.

La memoria de Gettysburg, Nueva York, Lisboa, Coimbra, Madrid, la frontera franco-suiza.

De Terracina, junto a la cueva donde Ulises se encontró con los ojos verdes de Circe.

De Tánger, donde Abraham —¿o era Jacob?— Astorga, cuya familia tanto hace que hubo de dejar las rondas de León, le enseñó la diferencia entre una menorá y una hanuká.

De Cadavedo, donde el conquistador Saladino se entretuvo jugando al ajedrez, sin seguir navegando con su flota hasta la misma Torre de Londres.

De los noctámbulos que se reunen en cierta librería de Kairuán desde el tres de mayo de 1578, para contar un relato tras otro, como en Las mil y una noches.

De Baltimore, que en la pronunciación local se llama Bálamor.

De las costas de Japón, adonde llegó Diego Valdés de Lubarca, el primer asturiano en aquellas latitudes, tras naufragar la nao que capitaneaba.

De Buenos Aires, La Habana, Oviedo… Y de Paniceiros, cómo no.

En compañía de Baudelaire, Poe, Machado, Cicerón, Sábato, Petrarca, Andrade, Celan…

La cosas que le gustan a Xuan Bello son las cosas que me gustan a mí también.


domingo, 1 de enero de 2023

2023

Puesta de sol en Atitlan.

Contemplo con estupor nuestro mundo. Ese que aún es —y lo será por siempre— un remedo de manicomio, donde cordura e insania dibujan sueños y pesadillas sobre el mismo lienzo.

Contemplo con estupor dos ojos condenados a las fronteras de un marco. Que miran con estupor a dos ojos. Que miran a dos ojos. Que miran a dos ojos. Que miran a…

Y no saben a qué lado del espejo se encuentran.

Contemplo con estupor las palabras que acabo de escribir. No sé qué sentido tienen. ¿No es hoy 1 de enero? ¿No debería expresar algo como «Buen año»? ¿O como «Os deseo una vida plena»?

Mejor así, sin duda. Os deseo una vida plena. Donde cada paso tropezado sea el preludio a otro más grande. Donde el amanecer y la puesta de sol sean las únicas barreras capaces de alzarse frente a vuestro horizonte.

Siempre.

lunes, 19 de diciembre de 2022

El último día del viejo mundo

Clave de lectura: ¿Pudo evitarse in extremis la Segunda Guerra Mundial?
Valoración: Interesante ✮✮✮✮✩
Música: El mundo en guerra, de Carl Davis ♪♪♪
Portada del libro El último día del viejo mundo, de Adrian Ball.

Hace ochenta y tres años, un sábado de septiembre como cualquier otro se convirtió en El último día del viejo mundo. Adrian Ball nos lo relata en cuatro sencillas partes:

De medianoche a las 6 de la mañana. De las 6 de la mañana al mediodía. Del mediodía a las 6 de la tarde. De las 6 de la tarde a medianoche.

En ese momento, la oscuridad se asemejó perpetua. Expirado el ultimátum para que Alemania detuviese su ataque sobre Polonia, Gran Bretaña y Francia entraron también en la lucha. Comenzaba la Segunda Guerra Mundial.

Un único día para decidir la suerte de millones, que veinticuatro horas antes vivían sus vidas cotidianas sin aviso. Una inmensa incógnita: ¿pudo ocurrir de forma diferente?

En estas páginas Ball intenta describir la trasera del telón. Todos los esfuerzos, incertidumbres y apuestas que se lanzaron en un juego frenético contra el reloj.

No solo por mano de los estadistas, sino de figuras en apariencia secundarias cuya participación y testimonios habrían de quedar casi sepultados bajo la «gran historia» y que aquí reciben su parte de voz.

¿Se hallaban los nazis tan envalentonados por el éxito de sus jaques anteriores que no supieron prever las reacciones? ¿Era consciente la Unión Soviética de las consecuencias de su pacto con el régimen germano? ¿Hicieron algo los italianos para disuadir a sus aliados del Eje?

¿Por qué dudó tanto el Gobierno de París en cumplir con sus compromisos ante los polacos? ¿Eran Chamberlain y su gabinete tan ilusos como los trata la memoria colectiva?

¿Son los deseos de paz una debilidad cuando se trata de defender un derecho? ¿Dónde se sitúan las «líneas rojas» que, una vez traspasadas, justifican el uso de la fuerza?

Aún hoy nos lo seguimos preguntando.


martes, 6 de diciembre de 2022

Tip y Coll orgía

Clave de lectura: Humor inteligente con bombín y chistera.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Vídeo: Cómo llenar un vaso de agua ♪♪♪
Portada del libro Tip y Coll orgía, de Luis Sánchez Polack y José Luis Coll.

Hoy, día de mi fiesta nacional favorita, con toda la solemnidad que reclama la ocasión, vengo a decir en voz tonante que…

Que Tip y Coll eran grandes. Luis Sánchez Polack y José Luis Coll.

Y si acaso alguien osara discutirlo, traigo pruebas palpables a esta tribuna. Palpables y catables: toda una Tip y Coll orgía.

El humor es un rasgo con tantas variaciones y peculiaridades culturales, que su definición resulta muy complicada. Incluso contradictoria.

¿Por qué se desternilla un japonés de algo que a un español le produce apenas perplejidad? ¿Exige el humor inglés haber estudiado en Eton para entenderlo?

¿Ha oido alguien hablar de los chistes en alemán? ¿Podría robarnos la carcajada un italiano si le atáramos las manos a la espalda?

Pero, en vez de empeñarnos en buscar las diferencias, en «racionalizar» la causa aparente de la hilaridad, ampliemos un poco el sentido de la pregunta.

Planteémonos su origen último. La misma necesidad que, a lo largo y ancho de nuestro mundo, aquí y en las quimbambas, todos manifestamos: reír. ¿No será un rasgo de unión, de felicidad, de profundísimo sentido de lo humano?

Me da la sensación de que Tip y Coll así lo entendieron.

El suyo es un humor basado en la palabra. En el doble sentido, el equívoco, el matiz, el absurdo inteligente.

Si de algo adolece este libro es quizá que debemos leerlo, valga la paradoja. Si pudiéramos escucharlo, y más con las voces y gestos de sus autores, saldría ganando.

A lo largo de sus escenas y diálogos se desarrollan temas que, no por tratarse con óptica cómica, pierden su relevancia social: política, antimilitarismo, burocracia, arte, literatura, biología, especulación filosófica…

Ojalá nos riéramos más de nosotros mismos.

P. D.: ¡Eh, que se me olvidaba! ¿Qué se dice en este blog un 6 de diciembre?

¡Viva la Constitución Española!


lunes, 28 de noviembre de 2022

Spirite

Clave de lectura: El amor está por encima de la vida y la muerte.
Valoración: Un tostón ✮✮✩✩✩
Música: La Sonnambula (Ah! non credea mirarti), de Vincenzo Bellini ♪♪♪
Portada del libro Spirite, de Théophile Gautier.

Sí, sí, yo quiero leer a Théophile Gautier. Un classique dans ma vie, s'il vous plaît.

De manera que me agencio un ejemplar de Spirite y cumplo con la ilusión.

Hasta que la ilusión se transforma en… ¡plof!

Hay un señor que vive en París, Guy de Malivert, cuya ocupación principal consiste en ajustarse el nudo de la corbata para asistir a los saraos de la buena sociedad. La ópera, el club, los restaurantes, las múltiples recepciones…

Tampoco tiene el hombre demasiada prisa por cambiar de estado civil. ¡Resulta tan cómodo estar soltero con posibles!

De repente, una noche en que Malivert va a salir de casa para visitar a la señora de Ymbercourt, le parece oír un suspiro etéreo que le deja preocupado.

El barón de Féroë, un sueco con quien conversa durante la velada, resulta ser médium y le informa de que cierto «ente» tiene la mirada puesta en él: Spirite…

Resumiendo, que una linda damisela, locamente enamorada de Malivert desde la adolescencia, antes de su paso al mas allá, se le aparece y le da un flechazo. Toma el control de su mano y comienza a escribirle (escribirse) cartas en un estado de ensoñación.

Todo aderezado con descripciones en las que Théophile no queda contento si no plasma el más mínimo detalle de la indumentaria de los personajes o el tapizado de cachemir blanco dividido por cordones de seda azul junto a la biblioteca de palo de rosa que denota el buen gusto imprescindible en la decoración del hogar.

Dicen que esta obra fue muy apreciada por los movimientos espiritistas decimonónicos. A mí, sin embargo, me resulta infumable. Soporífera. Un tostón. En su época, en la mía y dentro de otros doscientos años.

Je m’excuse…


lunes, 21 de noviembre de 2022

La isla de los caballeros

Clave de lectura: Un hombre misterioso llega a nado a una isla. Y entonces...
Valoración: De diez ✮✮✮✮✮
Música recomendada: Saint James Infarmary, de Giroux & Mahjun ♪♪♪
Portada del libro La isla de los caballeros, de Toni Morrison.

En La isla de los caballeros, Toni Morrison nos ofrece una narrativa de un nivel extraordinario.

Desde el mismo principio, el lector —yo, al menos— siente necesidad de saber. Las primeras páginas se recorren con una curiosidad rayana en la avidez.

¿Quién es el hombre que salta del barco fondeado cerca de Queen of France, con riesgo de quedar atrapado por las peligrosas mareas?

¿De quiénes son las voces de mujer a bordo de la embarcación a la que logra asirse en el último momento?

Cuando se aventure en tierra, ¿qué extraña relación le unirá con los habitantes de la casa donde se refugia?

¿Por qué un intruso sucio y enigmático no es inmediatamente expulsado, lo cual desencadena acontecimientos de difícil sospecha?

¿Cuál es el secreto de ese que invade sus vidas? ¿Qué quiere? ¿Matar, robar, violar? ¿Lo ha hecho quizás antes?

Insisto, Morrison es capaz, con un lenguaje y una expresión produndísimos, de liberar un río de lava en forma de emociones, amor, odio, prejuicios raciales —interraciales e intrarraciales—, de relaciones humanas tan intensas, que nos mantienen fascinados hasta el final.

Un diez, ya lo creo que sí.


lunes, 14 de noviembre de 2022

La noche sin riberas

Clave de lectura: España, 1939. Vencedores y vencidos.
Valoración: Gran libro ✮✮✮✮✩
Música: Nanas de la cebolla, de Joan Manuel Serrat ♪♪♪
Portada del libro La noche sin riberas, de Angel María de Lera.

Qué gran narrador. Y qué poco reconocido hoy en día, en mi opinión.

Angel María de Lera gozó quizá de su cúspide al ganar el Premio Planeta de 1967 con Las últimas banderas. Pero ese camino estuvo alejado de medallas y palmadas en la espalda.

Porque formó parte de la mitad de los españoles que perdieron la guerra.

El argumento de La noche sin riberas es sin duda autobiográfico. Comienza con los personajes, junto a miles de rostros anónimos, semejantes al coro de una tragedia griega, formados en el patio de una prisión.

Han de gritar ¡Arriba España! y levantar el brazo con la palma de la mano extendida. Más les vale obedecer.

Todos han sido condenados en juicios sumarísimos: treinta años, perpetua, muerte… Los guardianes se encargan de recordarles cuál es su lugar en el nuevo orden.

Comienza otra guerra, esta vez en Europa.

El optimismo por que cambien las tornas se desploma según se desarrollan las acciones bélicas: cae Polonia, cae Dinamarca, caen Noruega, Bélgica, Paises Bajos, Francia…

Los presos van disminuyendo en número. Agotados, enfermos, hambrientos, ateridos. O contra un muro.

También la solidaridad inicial se cuartea. Los comunistas se creen moralmente superiores. ¡El gran camarada Stalin conseguirá su retorno al poder! Que nadie se oponga, porque a lo mejor se queda tras las mismas rejas cuando llegue su hora.

A los demás, cenetistas, republicanos, campesinos reclutados, cualquiera que vistiera el uniforme, ya convertido en andrajos, por cualquier otra circunstancia, solo les queda agachar la cabeza.

No pensemos que Lera se «recrea», por expresarlo de alguna manera, en el victimismo. Ni que defiende exaltaciones políticas, odio, deseos de revancha basados en el «ojo por ojo». Muy al contrario.

Su crítica a la ideología fascista no es óbice para que tampoco salga demasiado bien parada la comunista, por ejemplo.

Los caracteres que describe no son ángeles o demonios. Tienen la amplísima diversidad de pensamientos, reacciones y sueños que cristalizan en cada ser humano. Solo que a ellos les ha tocado la mala suerte.

Si se rompe el espíritu de una persona, más que su cuerpo, si se quiebra su voluntad de existencia, de elegir libremente sus pasos, si el miedo y el dolor amordazan, no ya su voz, sino el mismo pensamiento, entonces los torturadores han ganado.

El mensaje último es diáfano: la importancia de conservar esa dignidad.


lunes, 24 de octubre de 2022

El jazz de la física

Clave de lectura: El jazz y la física comienzan a tocar el contrabajo cósmico.
Valoración: Peculiar ✮✮✮✩✩
Música: My Favorite Things, de John Coltrane ♪♪♪
Portada del libro El jazz de la física, de Stephon Alexander.

Todo empezó con ondas sonoras expandiéndose en el plasma primordial del Big Bang.

En El jazz de la física, Stephon Alexander defiende que la música hunde sus raíces en la esencia misma del universo: en su creación, su desarrollo y las leyes por las que se rige.

Porque el universo vibra.

Para explicarlo, aplica la tesis en dos niveles: metafórica y literalmente.

La mitad metafórica se refiere a su propia trayectoria vital, ya que el autor compagina la labor investigadora y docente con el saxofón. Una convivencia de intereses que parece estimular el intelecto.

Las notas autobiográficas se constituyen en el vórtice alrededor del cual gira el relato: su niñez en el Bronx, su juventud, el momento en el que tuvo que decidir entre ciencia y arte para ganarse el pan, su paso por la facultad, la relación con personas inspiradoras en el doctorado…

Y en ese viaje, cada bombilla que se le enciende alrededor de sus temas de investigación, desde las supercuerdas hasta los agujeros negros, deriva de situaciones musicales.

Muchas de ellas inspiradas por John Coltrane, el genio de álbumes como Interstellar Space o Stellar Regions. ¿No podría representar cierto enigmático dibujo que regaló a Yusef Lateef una imagen de la gravedad cuántica a través de ciclos de cuartas y quintas?

¿O no se asemejan los experimentos mentales de Einstein, si se estudian con atención, a ciertas pautas que siguen los improvisadores de jazz cuando ejecutan sus solos?

En cuanto a la parte que denomino «literal», o más reconociblemente científica, Alexander nos ofrece un ameno recorrido por la historia del saber. Con nombres como Pitágoras, Kepler, Newton, Fourier, Hubble, Geller, Dirac, Feynman, Cooper, Brandenberger…

Y conceptos como superconductividad, el espín de los átomos, la materia oscura, el fondo cósmico de microondas o la teoría cuántica de campos, entre otros.

¿Mi veredicto? En la humildad de mi comprensión, diría que bastante positivo.

En cuanto a los temas cosmológicos, si bien este no es quizá el título de referencia que elegiría para aprender, presenta un enfoque de repaso muy didáctico.

Por otro lado, las continuas referencias jazzísticas consiguen abrir y estimular el apetito auditivo hacia un género fascinante (aunque no termine de pillar las analogías entre música y física propuestas, no tengo más remedio que confesar).

Qué libro tan peculiar…

miércoles, 12 de octubre de 2022

Ética cosmopolita

Clave de lectura: ¡Ética, ética, ética!
Valoración: Hay que leerlo sí o sí ✮✮✮✮✮
Música: Horizontes perdidos, de Dimitri Tiomkin ♪♪♪
Portada del libro Ética cosmopolita, de Adela Cortina.

En esta ocasión tenemos un gran libro y a una gran autora, que contribuye a crear un manto de cordura a nuestro alrededor: Ética cosmopolita, de Adela Cortina.

Elogiar su figura resulta casi innecesario, ya que brilla por derecho propio en el orbe del pensamiento contemporáneo.

Su obra es un alegato contra las ideas absolutistas, fanáticas, contra la ignorancia, el canibalismo social hacia el débil, el enfrentamiento irreflexivo como medio para resolver las diferencias…

En defensa de la democracia, no como bolsa hinchada de vocinglería o de intereses partidistas que venderían a su madre por un voto, sino como fortaleza que, para no perder su integridad, necesita de cuidados continuos en numerosos ámbitos.

Por supuesto, aquellos que afectan a la calidad de la vida en común como la educación, la economía o la justicia. Pero también los intangibles que nos definen como ciudadanos. Más que eso: como personas.

De los once capítulos en que se estructura el volumen, la aspiración al cosmopolitismo se desarrolla explícitamente en los dos últimos, aunque en realidad sea una paráfrasis para solidificar los mensajes que nos transmite a lo largo de todo el texto.

¿Es preferible la seguridad a la libertad? ¿Están contrapuestas? ¿Debe prevalecer la razón o los sentimientos en la toma de decisiones políticas?

¿La evolución técnica nos salvará? ¿O podría conducirnos a la esclavitud encubierta? ¿Cuál es el papel de las humanidades en un mundo de bits?

¿Y el de las palabras? ¿Se construye la realidad en términos ideológicos? ¿Preferimos la posverdad, «un marco de valores simple, esquemático, desde el que los oyentes puedan interpretar los acontecimientos y en el que solo juegan dos equipos, nosotros y ellos»?

¿Donde «la ancestral contraposición amigo-enemigo sigue siendo rentable para dotar a la ciudadanía de una identidad, sea desde la presunta izquierda o desde la presunta derecha»?

Ética, cómo no. Un concepto alrededor del cual pivotan muchas respuestas.

Si es que queremos aprender. Porque, visto lo visto, quizá seamos portadores de una semilla muy diferente: la de la autodestrucción.

Leed a Adela Cortina. Escuchadla. Aplicad sus palabras.

Por favor.


martes, 2 de agosto de 2022

Historia de Roma

Clave de lectura: De Rómulo a Rómulo, desde las siete colinas hasta la caída.
Valoración: Montanelli sabía contar la historia ✮✮✮✮✮
Música: La última legión, de Patrick Doyle ♪♪♪
Portada del libro Historia de Roma, de Indro Montanelli.

¿Cómo? ¿Que piensas que la historia es qué? ¿Aburrida?

¿De verdad, de verdad, de verdad?

Pues vaya problema. En caso de síntomas persistentes, deberías buscar la Historia de Roma de Indro Montanelli con urgencia.

Si se ha escrito un libro ameno, con ánimo de desmitificar los mármoles y senadoconsultos de, quizá, la civilización más influyente de todos los tiempos, ese es el comentado hoy.

¿Su secreto? El sentido del humor.

Los romanos eran al final como cualquiera: unos tipos sujetos a todas las fortalezas y debilidades humanas. Ni más tontos ni más listos que astures, várdulos o cartagineses. Si acaso, bajo el colorido penacho del casco, más cabezones.

Cuando se les metía algo entre ceja y ceja… ¡En formación de tortuga! ¡Preparados para arrollar! ¡Marchen!

Aunque la imagen popular se ha forjado a partir del Imperio, en realidad Roma no alcanzó la cúspide en dos días. La de vicisitudes, casualidades, golpes de suerte y pelotazos para conseguir dejar en la cuneta a otros candidatos al olimpo resulta pasmosa.

Y hay que agradecer a Montanelli que se recree precisamente en las épocas más oscuras ab Urbe condita. Por ejemplo, César no asoma la calva hasta la mitad del volumen. Sin embargo, el proceso de expansión del villorrio original sobre las siete colinas, luego el Lacio, la península italiana, el Mediterráneo y a la postre Europa, nos mantiene con la mirada permanentemente encendida sobre el papel.

Como lo sigue haciendo hasta desembocar en la sociedad corrupta y «blandengue» de Rómulo Augústulo, mientras entrega los laureles del mando al godo Odoacro.

Ah, ¿que ahora te gusta, dices? ¿Que has cambiado de idea? Claro, estás curado, si ya lo sabía yo…