Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: De ratones y hombres, de Mark Isham ♪♪♪
Hablemos de economía. Una «ciencia» que parece moverse siempre entre meandros especulativos.
Una selva umbría, pantanosa, donde la luz se queda en las copas más altas y los senderos seguros son difíciles de encontrar.
Según quien cuente la historia, la misma medida tendrá unos efectos o no. O estos serán positivos o negativos.
Si bajamos los impuestos ocurrirán tales cosas, si subimos el salario mínimo tales otras. Si quitamos aranceles… ¡Qué dices! ¡Es al revés!
Pues bien, aquí tenemos un libro moderno del ramo: Buena economía para tiempos difíciles, de Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo. Pareja de Premios Nobel y Premio Princesa de Asturias para ella de propina.
En esta obra intentan explicar las diferencias entre el pensamiento polarizado, cerradamente ideológico, y el abierto a la experimentación.
Tampoco olvidan la autocrítica, la tendencia de los economistas mediáticos a la arrogancia, a hacer afirmaciones y —malas— predicciones con autoridad, entrando en el juego de los mensajes simplificados que quiere escuchar mucha gente.
Comienzan describiendo el mundo contemporáneo como un lugar en el que «el debate público entre la izquierda y la derecha se ha vuelto cada vez más un ruidoso intercambio de insultos».
Donde la labor de los científicos sociales consiste en «proporcionar hechos e interpretaciones de hechos con la esperanza de que puedan ayudar a mediar en esas divisiones, a que cada bando entienda lo que dice el otro, y de este modo llegar a un desacuerdo razonado, si no a un consenso».
Con tal objetivo, a lo largo de cada capítulo analizan temas del más alto interés: la inmigración, el comercio global, las creencias versus las preferencias, el significado del crecimiento, el cambio climático, el empleo en la edad de la tecnología, la distribución de la riqueza, el Gobierno, la renta básica universal…
Y lo hacen con imaginativos ejemplos que incentivan a dejar atrás prejuicios, a «resistir la seducción de lo obvio, ser escépticos con los milagros prometidos, cuestionar las evidencias, ser pacientes con la complejidad y honestos acerca de lo que sabemos y de lo que podemos saber».
Ojalá lo disfrutéis tanto como lo he hecho yo.