miércoles, 11 de junio de 2014

Nuestro mundo

Mujer con sombrero sonriendo en Birmania.

¿No son acaso todas las sonrisas, en cualquier lugar del mundo, una misma sonrisa?

lunes, 2 de junio de 2014

Inspiración

Palacio Real de Madrid de noche.

Aprovechando las últimas noticias del reino, vamos a colar de rondón una foto palaciega.

Ya llevaba yo unos días sin sentirme inspirado...

lunes, 12 de mayo de 2014

Layla enamorada

Candado de amor de Layla a Vangelis.

Sobre el puente del Canal de Corinto, Layla le declaró su amor.

jueves, 8 de mayo de 2014

Óleo sobre lienzo

Óleo de barco aproximándose a tierra al amanecer.

Amanecía cuando por fin llegué a casa.

martes, 22 de abril de 2014

Vida de perros

Automóvil clásico descapotable rojo con perro.

Nada, ropa chula, gafas de marca, coche caro con chófer humano y aun así no había manera.

Ya no sabía qué hacer para que se fijara en él cuando se cruzaban por la calle.

La hermosa cocker spaniel le traía completamente loco.

viernes, 18 de abril de 2014

El inconformista

Antena de televisión apuntando a la Luna.

Tras probar todos los canales de la televisión digital terrestre, decidí reorientar la antena.

sábado, 29 de marzo de 2014

La encrucijada de Carabanchel

Clave de lectura: Ni buenos ni malos, solo personas conducidas por las circunstancias.
Valoración: Estupendo ✮✮✮✮✮
Música: Fratres, de Arvo Pärt ♪♪♪
Portada del libro La encrucijada de Carabanchel, de Salvador García de Pruneda.

La Guerra Civil. La maldita Guerra Civil.

De las novelas que haya podido leer al respecto, La encrucijada de Carabanchel, de Salvador García de Pruneda, es una de las que mejor retrata los años que acabaron conduciendo a aquella tragedia.

Su historia abarca desde las boqueadas de la dictadura de Primo de Rivera hasta 1936. Dos de los protagonistas, Enrique y Paco, son estudiantes recién llegados a Madrid; se habían conocido de niños y por casualidad vuelven a encontrarse durante una protesta universitaria.

Llevados a la comisaría, comienzan a forjar de nuevo esos lazos perdidos. Amistad a la que se unen otros condiscípulos y profesores, inflamados por los cambios que se avecinan en el destino del país.

Y también reaparece Ana María, aquella niña con quien jugaban y que ya no es una niña.

Los acontecimientos siguen su curso. Por un lado, los que quedarán recogidos en los anales: cae el Gobierno, pasa sin pena ni gloria la «dictablanda» del general Berenguer, elecciones municipales, el rey abdica, se proclama la República…

Por otro, los pequeños detalles, las experiencias cotidianas que van moldeándoles: expectativas, incertidumbres, tertulias en el mítico café Granja el Henar, mentores como Don Mariano, figura valleinclanesca…

También, en el caso de Enrique, la difícil elección entre el amor platónico por la aristocrática Ana María o el mucho más carnal y sincero que le ofrece Fina, artista de variedades.

Y, poco a poco, todos van tomando posiciones. Aquellos compañeros que antes formaban una piña comienzan a desconfiar unos de otros, a mirarse de manera diferente según su adscripción política: falangistas, comunistas, anarquistas, monárquicos, republicanos...

Cada bando cree tener la razón de su parte, cada uno sueña con un ideal. Y Enrique ha de nadar entre aguas, sin querer renunciar a nada ni a nadie.

Hasta que llega el 18 de julio. Los sublevados en la capital se concentran en el Cuartel de la Montaña, los milicianos pretenden tomarlo al asalto. Imposible quedarse al margen.

¿Cómo reaccionarán Enrique y Paco? ¿Cómo lo harán los demás personajes que les han acompañado página a página? ¿Dentro o fuera de los muros? ¿Dispararán sin importarles quien se encuentre bajo la mira de sus fusiles?

El relato es absorbente. Los caracteres, incluso los secundarios, dibujan un gran caleidoscopio humano. La sociedad de la época se describe con maestría.

El resultado es un libro redondo. Se editó hace ya mucho y no queda otro remedio que buscarlo de segunda mano, pero quien busque hallará. Vale la pena.


miércoles, 12 de marzo de 2014

Los solteros

Clave de lectura: To get married or not to get married.
Valoración: Agradable ✮✮✮✩✩
Música: Elizabethan Serenade, de Ronald Binge ♪♪♪
Portada del libro Los solteros, de Muriel Spark.

Un título rotundo de Muriel Spark, con efecto de llamada al ávido lector: Los solteros.

Quizá el rasgo más destacado de esta novela sea su estilo cien por cien «británico». Es decir, que la manera de contar, de dar vida a los personajes y las situaciones, el ambientillo, es marca registrada de autores de la isla.

Como una serie de la BBC en la tele, a ver si me explico mejor.

En concreto, me gusta el fino humor que impregna cada página como la niebla en Piccadilly y que, sin mover a abierta carcajada, sí nos empuja con buen cuerpo tras las andanzas de un grupo de solteros londinenses.

Algunos ciertamente empedernidos y otros que se debaten entre continuar en ese estado civil o catar las mieles del matrimonio.

Las vidas de todos ellos irán convergiendo en espiral hasta acabar reuniéndose en la sala donde se ha de juzgar a Patrick Senton por fraude y falsificación.

Ay, aquel «desafortunado incidente» ocurrido con la señora Flora…


domingo, 9 de marzo de 2014

Los judíos

Clave de lectura: La historia más larga de la historia.
Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: Yo m’enamorí d’un aire (Anónimo) ♪♪♪
Portada del libro Los judíos, de Luis Suárez.

Para aprender algo más sobre el devenir del «pueblo elegido» que, desde sus albores como tribu del desierto, tan extraño e insospechado protagonismo ha tenido a lo largo de la historia, os propongo el libro Los judíos, de Luis Suárez.

Nos encontramos ante una obra que podría calificarse de enciclopédica, erudita más que divulgativa. Es decir, que su contenido es denso.

En lugar de narrar hechos secuenciales a vista de pájaro (tal engendró a tal, que engendró a tal, que engendró a tal, que engendró…), el autor analiza de forma minuciosa todos los aspectos sociales, culturales y religiosos entrelazados.

Y, teniendo en cuenta la amplia distribución geográfica de la diáspora y tantos siglos que ha de cubrir en su propósito, tales aspectos resultan de lo más prolijo.

Por lo tanto, recomiendo no querer absorber todo el texto de una sentada, como si se tratase de una novela. Mejor una lectura tranquila, con suficiente tiempo por delante y unos cuantos pretzel a mano para ir picando.

Bueno, y ya que nos ponemos, un vinito galileo.

Nada más por hoy. Shalom.


miércoles, 5 de marzo de 2014

El dolor de la guerra

Clave de lectura: Vietnam desde otro punto de vista.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✩
Música: Adagio para cuerdas, de Samuel Barber ♪♪♪
Portada del libro El dolor de la guerra, de Bao Ninh.

Vietnam, escenario de memorables historias cinematográficas, es también donde se desarrolla El dolor de la guerra, novela de Bao Ninh.

Bao Ninh fue soldado: según su nota biográfica, uno de los diez supervivientes de su brigada. Diez de quinientos.

Por ello, cuando presenta a unos «vencedores» rotos por los recuerdos, a personas con nombre, cuyos padres, amigos, esperanzas y sueños han quedado desmembrados, su credibilidad es indiscutible.

¿Qué nos ofrecen estas páginas? ¿Momentos bélicos? Los hay, por supuesto, y se materializan con una nitidez que sólo los escritores de altura pueden lograr.

Cuando el silbido de los proyectiles queda atrás, cuando las llamas del napalm se han extinguido, aún permanecen en el lugar de la batalla las invisibles «almas que aúllan».

Sin embargo, no es eso de lo que trata. El centro de la historia es realmente… el amor.

Un amor sin futuro entre dos jóvenes que han crecido juntos y juntos descubren el mundo: la decidida Phuong, de «belleza ardiente, sensual y llamativa», y Kien, «el espíritu triste», como le apodan sus compañeros nada más ser reclutado.

Si la descripción de la lucha en la jungla, como decía, es escalofriantemente realista, los momentos en que ambos adolescentes se buscan, se aferran «el uno al otro como si no existiese el mañana, como si no hubiera tiempo que perder y necesitaran pasar cada instante juntos», nos traen oleadas de intenso lirismo.

Obra de gran importancia. De necesaria lectura. Vamos, en mi muy modesta opinión.