A quienes leéis amablemente los contenidos del blog y esperabais que abriera el lunes con el comentario de un libro, lo siento. Mejor mañana.
Porque el deseo de compartir palabras a veces se ve golpeado por la realidad.
Esa en que las noticias de nuestro mundo se dividen en pocas secciones: la de barbaries y la de salvajismos.
El golpe duele. El mundo duele. Deja sin fuerzas para las palabras.
(La sección de basura no merece la pena mencionarla. Y si algún penalti ha sido o no injusto, entraría quizá en una cuarta, la de inanidad).
Alguien con un arma decide que once personas en Örebro han tenido una vida demasiado larga.
Alguien con muchas armas decide que cualquier nacido entre las ruinas es culpable de ello, de haber nacido, y debe desaparecer.
Algunos que suspiran por armas se congregan para adorar a su dios, el que mora sobre la Tierra. Dicen seguir también a otro en el cielo (de una manera bien extraña), del que hay raíces en Europa en peligro de extinción.
«¡Matadlos a todos! ¡Dios reconocerá a los suyos!», se escucha una voz.
En cierto lugar llamado Goma, que olvidaremos de aquí a poco, algunos presos violan y queman a más de ciento sesenta mujeres (¿ciento sesenta y una, ciento sesenta y ocho?).
Este año llevamos «solo» dos asesinadas por similar violencia en España, supongo que somos afortunados.
Y algunos que gritan «Nosotros, nosotros somos los buenos, nosotros, no cualquier otro, coread desde este lado de la línea», lo hacen tras grandes máscaras, sonrisas de comediante o rictus trágicos según venga más a modo para el texto.
Mañana sí, un libro. Mejor mañana.
1 comentario:
Hace ya un tiempo que me rendí a la evidencia: Somos la peor alimaña que hay sobre la Tierra. El depredador más cruel de nosotros mismos. Y a veces, solo a veces, dejamos de serlo.
Me ha gustado tu blog.
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