Determinado día de determinado año de determinado siglo, determinada corporación reunió a sus más jóvenes y prometedores cachorros.
Habilitaron una sala de actos con estrado y gradas, una sala grande llena de canapés y salas más pequeñas donde, a la manera artúrica, sentados a mesas redondas, las promesas debían demostrar su valor.
¡Vale, de acuerdo! Algunos estaban de prestado, fuera de sitio, ya la vida los iba a llevar por caminos y carreteras de tercera. Pero en aquel momento…
Gente muy lista, gente muy astuta, gente entusiasta, gente curiosa, gente con visión adelantada.
Los reunieron, decía, les dieron de comer y nombraron cónclaves para la magia. Pensad, chiquillos, pensad. Poned ante vuestros mayores el tiempo que ha de venir.
¿Cómo será el mundo de aquí a diez, veinte, treinta rotaciones en torno al sol?
¿Cómo podemos aprovecharlo? ¿Cómo podemos liderarlo? Inventos, disrupciones, nuevas creencias, tecnologías, cisnes negros… ¿Qué?
No voy a aburrir con el calor entrópico de tantos cerebros funcionando al unísono (parte se desvió para hacer la digestión).
Los astutos contemplaron a los listos como el zorro a las uvas: buscando sacar beneficio y que su propio nombre rubricara las ideas del grupo.
Los entusiastas pusieron ojos de emoji, con rutilantes estrellitas (lo de los emojis hubiera sido un buen comienzo).
Los curiosos se contaron unos a otros que un gúgol es diez elevado a la centésima potencia. Gúgol, gúgol… Suena divertido. Ahora, a trabajar en serio: el patinete antigravedad.
Algún friki se acordó de Espacio 1999, la Base Lunar Alfa, las naves águila, las pistolas paralizantes, pero solo era eso, un friki.
Los invitados a la fiesta de chiripa demostraron el porqué de su anunciado fracaso: falta de imaginación. Habrá coches, apartamentos en la playa, fútbol, teléfonos, gafas de rayos x… Carne para el departamento de contabilidad.
¡Ups! El de los rayos x fue otra vez el friki.
Un momento… ¿Teléfonos? ¿Quién dijo teléfonos? ¿Los de descolgar y marcar? ¿O un ladrillo de esos móviles haciendo bulto en el bolsillo?
Ya circulan unos cuantos, pero vaya, también tamagotchis. ¿Es que la gente no podrá esperar en el futuro a llegar a casa? ¿Van a ir por la calle hablando de sus cosas a gritos? ¿O en los vagones, o en los cafés?
¿O mirando las pantallas embobados, ajenos, como monjes orantes ante un altar lisérgico? ¿Qué verdades esperarán encontrar?
En fin, tomamos nota. Seguid, seguid.
Y así, os aseguro que fue así como ocurrió, despertaron los nuevos dioses.
1 comentario:
Un cónclave con todo montado para adoctrinar.
Seguramente se lo pasaron muy bien.
Saludos.
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