martes, 25 de noviembre de 2008

Donde anidan los ángeles

Clave de lectura: Historias de la lucha contra la injusticia.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Esperanzador.
Música: Cita con ángeles, de Silvio Rodríguez ♪♪♪
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Portada del libro Donde habitan los ángeles, de Vicente Romero.

El título que he leído esta semana es Donde anidan los ángeles, de Vicente Romero. Y el subtítulo describe con claridad su contenido: Historias de la lucha contra la injusticia.

El autor va desgranando sus viajes a Etiopía, Camboya, Angola, Mozambique, Burundi o Bolivia, para entrevistarse con personas que lideran iniciativas de justicia social.

Compartimos las experiencias de misioneros como Ángel Olaran o Nicolás Castellanos. También las de Somaly Mam, surgidas de la misma esclavitud, o las cárceles de Juan Carlos Quintanilla. Incluso de quienes llevaban anteriormente una vida acomodada, como Maggie Barankitse.

Todos ellos tienen un punto de partida: la comprensión de que «el mal» medra cuando no encuentra adversario, o cuando este es sólo la indiferencia, pero que a través de la solidaridad puede batirse en retirada.

Y hay muchos ejemplos de maldad en estas páginas: niñas violadas por pederastas, niños a quienes unos soldados de pesadilla cortan las manos, niños que son ellos mismos soldados autómatas, niños que topan con minas enterradas hace décadas, niños huérfanos sin esperanza de futuro, niños para quienes derramar accidentalmente el alimento es la mayor tragedia...

Una línea muy delgada por la que transita Romero es el peligro de caer en el sermón, en machacarnos con la idea de lo parásitos que somos unos pocos en el «primer mundo» hacia la mayor parte de población del planeta.

Si se abusa de esta estrategia, puede tener el efecto contrario: el de ponernos a la defensiva con un velo en los ojos. Ninguno nos reconocemos personalmente en el papel de villano.

Dice Jean Ziegler que «la mayoría de nosotros no se atreve a ver el mundo tal cual es. De hacerlo así, nos volveríamos locos». Existe, sin embargo, una inmensa minoría, una pequeña legión de hijos del sistema que, tras haber sido formados como cuadros para servir a las sociedades privilegiadas en el injusto reparto mundial de la riqueza donde nacieron, se obstinan en una difícil rebelión personal fruto de una tan elemental como dura reflexión crítica.

Sin embargo, me parece que sortea bastante bien dicho riesgo.

No se trata de un relato apocalíptico, no es extremista, no pretende imposiciones ideológicas. Solo una narración reflexiva, con tono «serenamente indignado».

En definitiva, lo recomiendo.


domingo, 23 de noviembre de 2008

A la sombra de los bárbaros

Clave de lectura: ¿Distopía o posibilidad real para evitar «ideas peligrosas»?
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Da que pensar.
Música: Fahrenheit 451, de Bernard Herrmann ♪♪♪
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Portada del libro A la sombra de los bárbaros, de Eduardo Goligorsky.

Este título no es de nueva lectura, lo descubrí hace ya tiempo. Sin embargo, no me resisto a hacer un breve comentario: A la sombra de los bárbaros, del bonaerense Eduardo Goligorsky.

Se trata de un volumen de relatos con un denominador común: se desarrollan en un país del futuro donde el gobierno impone a sus habitantes un férreo aislamiento de todo tipo de influencia exterior. Las fronteras están selladas. El objetivo es mantener unos «sólidos principios morales» en la sociedad.

Las medidas incluyen la separación de sexos hasta los veintitrés años, así como la prohibición del cine, el teatro, la música, los libros, el arte y distracciones similares que, en definitiva, sólo sirven a los jóvenes para desahogar sus instintos libidinosos.

Y, aunque ciertas historias pudieran parecer ingenuas en su argumento y desenlace, un poco en la línea de «esto no podría pasar», he querido traerlas aquí porque nos dan mucho pie a la reflexión. Las apariencias engañan.

¿No ha sido y seguirá siendo el sueño dorado de algunos, en el mundo presente, perseguir y aplastar todo tipo de «ideas peligrosas»? Las que ellos elijan a voluntad, por supuesto. Las que amenacen su poder...

[…] callan que éste es el precio que estamos pagando porque hemos decidido aislarnos de una civilización libertina para salvaguardar nuestro patrimonio espiritual, y que si no tenemos naves espaciales para explorar, como otros países, lejanos planetas donde al fin y al cabo hasta ahora sólo se han encontrado pueblos tan depravados como los que nos rodean, nuestras almas se han proyectado en cambio hacia el cielo de su propia salvación eterna.

Sí, esto podría pasar.


viernes, 21 de noviembre de 2008

Ojo en el cielo

Clave de lectura: Mundos ocultos dentro de los personajes se hacen realidad.
Valoración: ✮✮✮✮✮
Comentario personal: Buenísimo.
Música: Blade Runner (títulos finales), de Vangelis ♪♪♪
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Portada del libro Ojo en el cielo, de Philip K. Dick

Si habéis leído a Philip K. Dick, ya sabéis que era capaz de imaginar unas historias asombrosas. Si aún os es desconocido, no dejéis pasar la ocasión de remediarlo. Por ejemplo, con su novela Ojo en el cielo.

Resulta que un grupo de visitantes sufre un percance en un «desviador de radiaciones protónicas» y, al despertar de la conmoción, se encuentran viviendo en un escenario alternativo: el surgido del subconsciente de alguno de ellos.

Para poder regresar a la realidad «estándar» hay que darle otro golpe en la cabeza al creador de la fantasía, pero no siempre es fácil identificar a ese subconsciente responsable, porque de puertas para afuera todos parecen «normales».

Cuando por fin lo consiguen, es sólo para aterrizar en el siguiente universo. Y después en otro más, a cuál más bizarro.

Así, habrán de seguir la voluntad de un dios a la antigua usanza, que premia o castiga a la gente por sus acciones (como hacer que te ataque una plaga de langostas, por ejemplo). O arreglárselas en un mundo donde el sexo no existe, para fastidio del protagonista.

Más tarde toma el relevo la psique de una librera paranoica, que ve peligros detrás de cada esquina.

Hamilton se sacó el 45 del bolsillo de la chaqueta. En el preciso instante en que sus dedos quitaron el seguro del arma, una idea extraña le asaltó. En su vida había usado pistola… ni siquiera había visto aquella antes.

Y acaban en medio de una revolución soviética en los Estados Unidos, donde el camarada comisario político es quien menos nos podíamos esperar.

En una palabra: buenísimo.


domingo, 16 de noviembre de 2008

Lugares comunes

Clave de lectura: Cuentos sobre la vida misma.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Tiene clase.
Música: El carnaval de los animales (El cisne), de C. Saint-Saëns ♪♪♪
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Portada del libro Lugares comunes, de Irene Jiménez.

Irene Jiménez, nuestra autora del día, escribe estupendamente, con creatividad y estilo. Se puede disfrutar de ambas virtudes literarias en este volumen de relatos: Lugares comunes.

Se trata de historias cercanas, que surgen a partir de personajes y situaciones de la vida misma. En la universidad, por ejemplo, narra el inesperado encuentro amoroso de dos jóvenes: Itziar no quiere llegar tarde a la clase de Movimientos artísticos contemporáneos y Mario quiere venderle un separador de libros con un poema.

En un pasillo, Alejandra, un ama de casa cansada, espera a que la llamen. Ha acudido a una agencia de estudios de mercado para participar en cierta encuesta: ¿cuál de los seis botes de champú que le van a colocar delante es el que elegiría si tuviera que comprarlo en una tienda? ¿Por qué? Hay un gran espejo y, seguramente, revisores poderosos la observan.

En casa de los señores, Ksenia ha bajado la basura y ayudado a los niños a acostarse. Se prepara una infusión. Piensa en Polonia, su país natal. A través de las ventanillas del autobús vio lo mismo durante todo el viaje: polígonos industriales, fábricas de cristales rotos, cementerios de automóviles… Entonces escucha gemidos en la alcoba principal.

En la oficina hay rumores de que la compañía no marcha bien. La dirección ha decidido no cobrar incentivos a fin de año, con gran dolor. Entre los trabajadores se preguntan quién se quedará y quién será despedido. ¿Y si Leticia hubiese de anunciárselo a Manuel, su pareja? ¿Y si te tocara precisamente a ella?

Sólo a eso de las once, durante un repentino silencio sin caricias, Leticia cambió de postura y se sorprendió al leer por primera vez, nítidamente, la preocupación en las pupilas brillantes de Manuel. En seguida se sintió culpable por haber olvidado que les restaban veintiocho años de hipoteca y quiso decir algo, pero le faltó tiempo porque al darse cuenta él de su desliz, al saber que Leticia lo había descubierto repasando los primeros cálculos, abandonó el sofá con rapidez, dirigiéndose a la cocina.

En la calle. En la ventana. En el dormitorio. En una fiesta. Lejos… El resultado, insisto, es de muy grata lectura. Tiene clase. Os animo a que le echéis un ojo como punto de partida para descubrir más títulos suyos.

Y como en uno de los cuentos aparece un músico que ensaya El carnaval de los animales, podemos escuchar de paso esa gran fantasía zoológica de gallinas, tortugas, elefantes... y un cisne, salida de la imaginación de Camille Saint-Saëns.


miércoles, 12 de noviembre de 2008

El sitio de Leningrado

Clave de lectura: El asedio en los recuerdos de sus víctimas.
Valoración: ✮✮✮✩✩
Comentario personal: Oportuno recordatorio de lo que significan las guerras.
Música: Sinfonía nº 7 (I.Allegretto), de Dimitri Shostakovich ♪♪♪
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Portada del libro El sitio de Leningrado, de Michael Jones.

El primer título que voy a comentar en esta bitácora es El sitio de Leningrado, 1941-1944, de Michael Jones.

Su característica más destacada, a diferencia de otros libros de historia bélica, es que no se centra en la batalla en sí, entendiendo como tal los movimientos de tropas, objetivos, avances, retrocesos, órdenes, combates, etc.

Es decir, «flanquea» los aspectos puramente militares que tuvieron a esta ciudad como escenario.

En su lugar, prefiere recoger los recuerdos de sus habitantes, aquello que experimentaron en la vorágine de la barbarie.

Y el autor consigue transmitir con gran fidelidad la emoción de tales testimonios, hacernos imaginar en la piel de unas personas atrapadas de improviso entre la espada y la pared, entre los dos grandes tiranos de nuestra época, con poder para decidir sobre la vida y la muerte de millones con sólo agitar un dedo.

Con un escalofrío, Martilla se dio cuenta de que las autoridades de la ciudad estaban empleando el palacio como un señuelo para alejar el fuego enemigo de su propio cuartel general, que estaba ya bien escondido. El engaño había funcionado a la perfección y los alemanes habían bombardeado la calle equivocada. Cientos de civiles inocentes habían muerto a consecuencia de ese cínico ardid.

Un oportuno recordatorio de lo que significan de verdad las guerras.


martes, 11 de noviembre de 2008

Herr Mannelig

Ah, sí, de dónde viene el seudónimo tan raro que uso: Mannelig...

Herr Mannelig es un caballero cuyo nombre aparece en una balada medieval escandinava que me gusta, sin más misterio.

Una mañana temprano, antes de que saliera el sol,
antes de que los pájaros comenzasen su canto,
a un gallardo caballero habló la troll de las montañas,
mas lo hizo con lengua falsa.

Herr Mannelig, Herr Mannelig, despósate conmigo,
a cambio, todo esto te daré gustosa.
Solo has de responder sí o no,
¿así lo harás?

Tuyos serán doce briosos corceles
que pastan en la umbría arboleda,
jamás nadie los puso silla
ni tampoco nadie los embridó.

Tuyos serán los doce mejores molinos
que se alzan entre Tillö y Ternö,
con muros del oro más rojo
y plata recubriendo sus ruedas.

Tuya será una brillante espada
que reverbera como quince anillos dorados,
podrás blandirla y salir victorioso
en todos los campos de batalla.

Tuyo será un jubón nuevo,
un ropaje digno de tu apostura,
no fue tejido con aguja e hilo,
es su trama de la más blanca seda.

Aceptaría los regalos que describes
si fueras una mujer cristiana,
pero tú, malvada troll de las montañas,
nacida eres de un espíritu de las aguas y del diablo.

La troll de las montañas atravesó la puerta,
corrió, aullando, bañada en lágrimas:
si hubiera tenido al gallardo caballero
me hubiera visto libre de mi tormento.

Herr Mannelig, Herr Mannelig, despósate conmigo,
a cambio, todo esto te daré gustosa.
Solo has de responder sí o no,
¿así lo harás?

(Traducción propia).

Se pueden encontrar versiones grabadas por numerosos grupos; no obstante, quizá mi favorita sea la de Garmarna. Con ella comenzamos las recomendaciones musicales, a ver qué os parece.


viernes, 7 de noviembre de 2008

¡Bienvenidos!

Fuegos artificiales para la inauguración de Tres corcheas y unas letras.

¡Queda inaugurado el blog!

Unas letras para dejar comentarios sobre libros que leo.

Tres corcheas para acompañar el texto con una propuesta musical, a modo de banda sonora.

¿Otros contenidos que podrían aparecer por aquí? Veamos...

Fotos, pensamientos, ficciones, viajes...

Recuerdos, historias, el día a día...

Y qué sé yo cuántas cosas más. Tiempo al tiempo.

¡Bienvenidos!