lunes, 23 de abril de 2012

Mozart, camino de Praga

Clave de lectura: Mozart se dirige al estreno de Don Giovanni. ¿Se le aparecerán sus propios espectros?
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Todo un clásico del Romanticismo.
Música: Don Giovanni (Don Giovanni, a cenar teco m´invitasti), de W.A. Mozart ♪♪♪
📖
Portada del libro Mozart, camino de Praga, de Eduard Mörike.

En Mozart, camino de Praga, el gran poeta Eduard Mörike sitúa al compositor de viaje a la ciudad donde va a estrenar una de sus obras: Don Giovanni.

Durante una parada arranca una naranja del jardín de un conde, destinada a celebrar cierto compromiso matrimonial. Aclaradas tanto su buena fe como su identidad, le invitan a almorzar.

Por supuesto, se convierte en el centro de atención de la velada. Con su característico buen humor entretiene a los anfitriones, interpretando al piano varios pasajes de la ópera inédita.

Y el momento clave llega cuando les habla sobre la escena final, esa en la que el seductor afronta su destino frente al espectro, negándose al arrepentimiento pese a conocer de antemano las consecuencias.

Clave, porque en ella se contienen sus propios fantasmas.

De siempre, pocas cosas había que hicieran a Mozart tan desgraciado como el que las cosas no fueran amables, claras y alegres entre él y su querida mitad. ¡Si hubiera sabido las otras preocupaciones que ella tenía desde hacía días!... Realmente de las peores, e iba aplazando su revelación, como era su costumbre, tanto como podía. Su dinero se acabaría en breve y no había ninguna perspectiva de prontos ingresos.

El intento de complacer a Constanza, su esposa, ansiosa por ascender en la escala social.

El sentimiento de humillación frente a aristócratas y alumnos mediocres, de cuyas monedas depende.

Su espíritu manirroto, sin mirar al futuro, quemando la vida antes de que sea tarde. Don Giovanni, a cenar teco m´invitasti...

Todo un clásico del Romanticismo.


lunes, 9 de abril de 2012

Tempus est iocundum

¡Cum gaudio! ¡Un poco de alegría primaveral para el cuerpo!

En esta época del año, ya se sabe, Tempus est iocundum.


domingo, 11 de marzo de 2012

Algunas fiestas armenias

Estatua de Botero en Ereván, Armenia: El guerrero.

Según me contaron, las fiestas más de guardar en Armenia son las independencias y el Año Nuevo. Aparte, en el lado triste, el recuerdo del genocidio.

La primera independencia, la del Imperio Otomano, es el 28 de mayo. La moderna, de la URSS, el 21 de septiembre. Hay desfiles y exaltaciones patrióticas, porque tuvieron líos bélicos con sus vecinos azerbayanos (con quienes aún se llevan malísimamente mal).

En cuanto al Año Nuevo, se sigue el calendario armenio tradicional, con trece días de diferencia sobre el gregoriano. La costumbre establece visitar a todos los parientes y amigos para desearles parabienes.

Como curiosidad culinaria, el plato más apreciado en estas reuniones es el arroz cocido con frutas y frutos secos.

Pero, además de las mencionadas, encontramos otras fechas que gozan de amplio reconocimiento social. Veamos una breve descripción de tres de ellas, empezando por el 23 de febrero: el «Día de los hombres».

Sí, sí, tal como suena: el día del macho armenio (tampoco es que el prototipo se parezca al ideal de Botero, pero me encontré la estatua de la foto en una calle de Ereván y vale de ejemplo).

Hay que hacerle regalos, mimarle, pasarle la mano por el lomo, demostrarle que es lo más... Aunque esa generosidad sea interesada, se espera contraprestación.

Y a no tardar, por cierto. Cada 8 de marzo llega la hora de pagar el principal más los intereses en el «Día de las mujeres». Lo mínimo son toneladas de flores.

Ah, pero resulta que hay una efeméride para desnivelar la balanza: el 7 de abril, «Día de la belleza». Las chicas obtienen aún más flores (todos los mercados que visité estaban bien surtidos), rebajas en las tiendas y dulces gratis en las cafeterías.

En fin, otro apunte etnográfico en la libreta. Continuará.

domingo, 4 de marzo de 2012

La historia de Tristán e Isolda

Clave de lectura: Novela de caballerías con héroes, heroínas, gigantes, hechiceros...
Valoración: ✮✮✮✮✮
Comentario personal: ¡Qué bien me lo pasé leyendo este libro!
Música: Tristán e Isolda (Preludio), de Richard Wagner ♪♪♪
📖
Portada del libro La historia de Tristán e Isolda, de Joseph Bédier.

Preparaos para una novela de caballerías de tomo y lomo, en la que los elementos célticos se funden con los trovadorescos igual que quisieran hacer los labios de sus protagonistas: La historia de Tristán e Isolda, de Joseph Bédier.

Empieza narrando el nacimiento del héroe, vástago del rey Rivalén de Leonís y Blancaflor, hermana a su vez de Marcos de Cornualles. El duque Morgan ataca sus tierras y, como consecuencia, el bravo Rivalén ya no vuelve a su castillo de Kanoel.

La reina espera a dar a luz y también abandona la vida. El mariscal Rohalt cuida del pobre huérfano como si fuera de su propia sangre, para que el duque ignore su existencia.

Con el tiempo, Tristán se convierte en un apuesto joven. El escudero Gorvenal se encarga de prepararle en artes que le serán de utilidad: manejar la espada, el escudo, el arco, el corcel, lanzar discos de piedra, cantar, tocar el arpa...

Luego unos marineros le raptan, hay una tormenta, llega hasta la costa cercana a Tintagel...

El castillo se erguía sobre el mar, fuerte y bello, bien preparado contra cualquier asalto y todas las máquinas de guerra; y su torre del homenaje, que antaño edificaron unos gigantes, estaba hecha con bloques de piedra grandes y bien tallados, dispuestos como un tablero de ajedrez en verde y azul.

Tras recuperar el trono de manos del usurpador, ha de hacer frente al Morholt, el enviado de Irlanda, que reclama un tributo de trescientos muchachos y trescientas doncellas al rey Marcos, su tío. Nadie más se atreve a desafiarle, pues se trata de un guerrero de fuerza descomunal.

En singular combate le vence, aunque él queda algo pachucho por culpa de una pica envenenada. Alegría en Cornualles, enfado entre los parientes del caballero irlandés. Sobre todo, el resultado no le hace ninguna gracia a su sobrina.

Ya adivinaréis de quién se trata... Exacto, de Isolda. Isolda la Rubia, por más detalles.

Dado que no encuentran remedio a sus heridas, Tristán pide que le dejen en una barca a la deriva.

Unos pescadores le llevan al puerto de Weisefort, donde casualmente reside la rubia, que también casualmente es diestra en plantas curativas.

Y bueno, desde ese encuentro inicial en el que ni fu ni fa, pasando por el instante en que ambos se dan mutua cuenta de que son muy guapos, y cuando ya la cosa se pone al rojo vivo, ocurren docenas de aventuras.

Batallas hasta en el desayuno, dragones, velludos gigantes, hechiceros jorobados, rescates in extremis, huidas, separaciones, etc.

¡Qué bien me lo pasé leyendo este libro!


domingo, 26 de febrero de 2012

El compromiso

Clave de lectura: Desventuras de un reportero en la Estonia soviética.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: Irónica, mordaz, divertida.
Música: Voces del universo, de Urmas Sisask ♪♪♪
📖
Portada del libro El compromiso, de Serguey Dovlátov.

El compromiso es una novela con gran contenido autobiográfico de Serguey Dovlátov. Su alter ego protagonista es un reportero que cubre noticias «de interés público» para el periódico Estonia soviética.

Tarea nada sencilla, ya que el redactor jefe detecta fácilmente errores ideológicos en los textos.

Cuando presenta a su aprobación que especialistas de Dinamarca, Finlandia, Hungría, Polonia, RDA, etc., se han reunido en el VII Congreso de Estudios Escandinavo-Fineses, podría interpretarse como un mensaje contra el partido.

Primero tiene que ir la URSS en el listado, por supuesto. Luego los países «demócratas», en medio los neutrales y al final los del bloque capitalista.

Ah, y cuidado con mencionar a Hungría antes que a la más ortodoxa RDA. Si llegara a ser calificado como disidente por estos detalles, su vida se convertiría en un cúmulo de incomodidades.

De manera que van sucediéndose sus aventuras y las de sus compañeros en pos de los encargos «desde arriba».

—Guiénrig Fránzevich, se le ha rasgado el trasero de los pantalones.
Turonok se aproximó con calma a un enorme espejo, se inclinó, hizo su comprobación y dijo:
—Compadre, hágame un favor… Le daré aguja e hilo. Los tengo en la caja fuerte. Apelo a su amistad, no al deber. Sólo necesito unas puntadas. Después de todo, no puedo pedírselo a Plyujina…

Por ejemplo, hay que reseñar el nacimiento del habitante 400.000 de Tallin en el aniversario de la «liberación» de la ciudad (para lo cual es bastante complicado encontrar a un bebé presentable y que su madre quiera llamarlo con el histórico nombre de Lembit, que debe de tener la importancia de Sisebuto o Recaredo).

O describir el estajanovista entusiasmo con que los buzos dragan el fondo del puerto (para encontrar la dentadura de oro que se le ha caído al agua al encargado del taller).

También, entrevistar a una lechera que bate plusmarcas de producción gracias a las sabias disposiciones del Comité Central (hay que darse prisa en redactar la carta que lo anuncie al camarada Brézhnev, porque la respuesta de Moscú con la felicitación ya ha llegado). Y así de continuo.

Irónica, mordaz, divertida, son algunos calificativos que la obra merece. Como habré dicho en alguna ocasión, los regímenes que pretenden decidir lo que sus ciudadanos deben leer, escribir o pensar sirven por el contrario de acicate a las imaginaciones rebeldes.

Dovlátov fue un ejemplo más.


domingo, 19 de febrero de 2012

E lucevan le stelle

Otra entrada para disfrutar, aunque sean unos minutos, con una recomendación musical.

Hoy, la estrella del norte de todo aficionado a la ópera, al canto, a la cuerda de tenor, de quienes nunca han amado tanto la vida.

Tosca, de Puccini. Aria de Cavaradossi.


domingo, 5 de febrero de 2012

Budapest

Clave de lectura: José Costa no es José Costa, sino... Kósta Zsoze.
Valoración: ✮✮✮✮✩
Comentario personal: De méritos más que sobrados.
Música: O que será, de Chico Buarque ♪♪♪
📖
Portada del libro Budapest, de Chico Buarque.

Budapest, Budapest… La gran Plaza de los Héroes, el Parlamento, el Puente de las Cadenas, la Avenida Andrássy, el Bastión de los Pescadores, las olas rompiendo en la ensenada de Botafogo, el cerro Corcovado…

¿Cómo? ¿Que me he hecho un lío? No, de ninguna manera, estoy seguro. Budapest… ¿No se titula así una novela del cantautor brasileño Chico Buarque?

Ya sabéis: O que será, que será, que andam suspirando pelas alcobas, que andam sussurrando em versos e trovas

La figura central de sus páginas, José Costa, no consigue ser feliz. Se dedica a escribir por encargo de otras personas: discursos, artículos, libros que quizá se hagan famosos y en los que su nombre nunca aparecerá.

Llega tarde habitualmente a casa y, como consecuencia, su matrimonio con Vanda se resiente.

Tras asistir a una convención internacional de «autores anónimos», hace escala en Budapest, donde escucha por primera vez una lengua de sonido extraño: el húngaro.

De vuelta en Río de Janeiro, la rutina parece continuar. Pero solo «parece». Porque José Costa comienza a hablar en sueños, y no lo hace en su portugués materno.

No sabe por qué, es incomprensible, pero necesita ahondar en ese otro idioma que vive en su interior. Así que vuela de nuevo a la ciudad del Danubio, donde encuentra a Kriska. Ella será su profesora… y algo más.

Cierta mañana, al bajarme del metro por error en una estación azul igual a la de ella, con un nombre semejante al de la estación próxima a su casa, telefoneé desde la calle y dije: estoy llegando casi. Supuse en el mismo instante que había dicho una burrada, porque la profesora me pidió que repitiese la oración. Estoy llegando casi… Había probablemente un problema con la palabra casi.

Mientras tanto, Vanda progresa en su propia carrera. No se resigna a esperar llorosa, abrazada al pequeño hijo de ambos, el retorno de José.

Él lo abandona todo. Kósta Zsoze será su identidad magiar de ahora en adelante. Un nombre distinto para un hombre distinto. Aunque… quizá algún día haya de regresar a Brasil y se encuentre con ciertas consecuencias que ni mil vidas podrían hacer desaparecer.

Mi comentario es que se trata de una obra estupenda. Refleja con maestría cómo una personalidad salta fuera de sus goznes aunque crea conocerse a sí misma. De qué manera todo puede dar vueltas en la vida cuando menos nos lo esperamos.

Quizá el final resulte desconcertante, también es cierto, o al menos a mí me lo parece. Pero insisto: sus méritos están sobradamente en el lado bueno de la balanza.


sábado, 28 de enero de 2012

La leyenda de Tamar

Corazón rojo, símbolo de amor.

¿Queréis saber de dónde viene el nombre de Akhtamar, una de las marcas de nicotina más populares de Armenia? Sí, ¿verdad? No os preocupéis, que os lo cuento.

Tamar era una lugareña que, como suele ocurrir en este tipo de historias, sólo puede ser descrita como auténtica belleza. Excelsa, sublime, la pera limonera. Y además simpática.

Tenía su morada en una isla, en medio del lago Sevan. Allí vivía feliz, entre guirnaldas de flores silvestres y melancólicos suspiros d’amour.

Porque el músculo cardíaco de Tamar golpeaba con fuerza los barrotes de su prisión. La hermosa bebía los vientos por…

Anda, pues no apunté cómo se llamaba el tipo. Para el caso, denominémosle «el Príncipe Azul».

El caso es que a los vecinos de Tamar no les caía bien este novio, porque venía de otro pueblo. Y cada noche se iban a dormir confiados en que la condición insular detendría el ardor de ambos jóvenes.

¡Ja! No contaban con que la fortuna favorece a los audaces, y la recompensa de besos, abrazos y demás arrumacos era para los dos irresistible.

Al caer el sol, las aguas circundantes se volvían turbias. Por ello, Tamar encendía un fanal en la ribera y su chico se lanzaba a nadar en pos de la luz. Brazada, brazada, brazada…

Vaya, tampoco pregunté por qué no se fabricó una barca con cuatro clavos o aunque fuera una tabla de surf, en vez de ponerse siempre en remojo. Estos armenios…

Retomando el hilo, todo fue bien durante un tiempo. Arrumacos, arrumacos, arrumacos…

Pero he aquí que, ooooooh, la fatalidad acabó cerniéndose sobre los amantes. Los vecinos descubrieron el pastel en el horno y, un crepúsculo sin luna, fueron a apagar la llama de la salvación.

¡Qué gentuza! El Príncipe Azul, ya puesto en camino, se encontró de repente sin faro. Y desesperado, a ciegas, sin poder adivinar hacia dónde dirigirse, se ahogó.

Sus últimas palabras, con voz tan potente para que todos pudieran escucharlas (y algún escribano trasladar al pergamino), fueron: «¡Akh, Tamar!». Lo que viene a significar «¡Ay, Tamar!». De esta manera, el nombre ganó la inmortalidad.

Hasta convertirse en reclamo de cigarrillos, no había más que un paso. ¿Y no es también una etiqueta de coñac, ahora que lo pienso? Ah, cómo tiran las cosas de l’amour

domingo, 22 de enero de 2012

Canciones armenias

El duduk es un instrumento de viento de madera de lengüeta doble, tradicional de Armenia y tierras limítrofes.

De la familia del oboe o el corno inglés, para que os hagáis una idea. Se lo considera uno de los más antiguos del mundo.

Yo tengo uno y soy incapaz de sacarle un sonido que no merezca picota, necesito un maestro.

De hecho, necesitaría al maestro de maestros, Djivan Gasparyan (y además un milagro, claro...).


martes, 17 de enero de 2012

Nueva compañera

Ayuntamiento de Madrid por la noche con iluminación azul.

Tengo una nueva compañera.

Sí, sí.

Ya hemos salido juntos alguna noche, para ir probando cómo nos acoplamos.

Y creo que nuestra relación va a resultar fructífera.

Hola, cariño. Digo, Nikon