Valoración: Divertido ✮✮✮✮✩
Música: Joyride, de Roxette ♪♪♪
Qué habilidad para escribir tiene Jonas Jonasson.
Debido a la suspicacia que suele rodear a las segundas partes, no era muy previsible que consiguiera superar a la inefable El abuelo que saltó por la ventana y se largó, vehículo de su estrellato. Sin embargo…
No se queda demasiado lejos. Lo único que pierde un poco El abuelo que volvió para salvar al mundo, inevitablemente, es la «frescura». La capacidad de sorprendernos con las andanzas de sus personajes.
Ya conocemos a Allan Karlsson, el jubilado que, coincidiendo con su centésimo cumpleaños, decidió que la vida en la residencia de ancianos resultaba poco estimulante para él.
Teniendo en cuenta los «amigos» —o no tanto— que había hecho en el pasado: Franco, Stalin, Mao, Churchill, de Gaulle, Nixon, Kim Il-sung…
Allan y Julius Jonsson, su cómplice, descansan ahora en la isla de Bali con una pila de millones. El ritmo de vida que llevan hace historia en el hotel.
Por ello, el director se muestra encantado de regalar a los caballeros suecos un móvil (inútil cacharro) y una tableta negra que, ese aparato sí, fascina a nuestro protagonista. ¡La de cosas que se ven por ella! ¡Lo que pasa en el planeta!
Y, cuando el dinero se acaba y entran en números rojos, ¿qué mejor solución que soltar las amarras del globo aerostático alquilado y dejarse llevar por los vientos?
Siempre con la tableta negra, que no deja de consumir datos en itinerancia, para extrañeza de los contables del hotel, como talismán de su suerte.
El globo cae en la inmensidad del océano, pero no importa. El Fuerza y honor, un carguero norcoreano que cumple una misión especial para el amado líder relacionada con el uranio, navega casualmente por esas coordenadas.
¿No había trabajado Allan con un tal Oppenheimer, el creador de cierto artefacto poco recomendable para la salud basado en el mismo elemento químico? A partir de ahí, se desarrolla un humor tipo «camarote de los hermanos Marx».
Con la inestimable colaboración de Kim Jong-un, Trump, Putin, Merkel, la ministra de asuntos exteriores Wallström, los nazis de la hermandad aria, sucursal escandinava, los nuevos amigos de la pareja en los negocios de los espárragos, los ataudes personalizados, la videncia…
Aunque los cuatrocientos kilos de material nuclear de contrabando que quiere adquirir el hombrecito de Pionyang podrían hacer peligrar cualquier negocio al que se dediquen. Tendrán que remangarse para solucionarlo.
Si ya no consigue el efecto sorpresa, como señalaba al principio, no por ello desmerece en su cualidad principal:
Es una novela muy divertida.