Valoración: Un tostón ✮✮✩✩✩
Música: La Sonnambula (Ah! non credea mirarti), de Vincenzo Bellini ♪♪♪
Sí, sí, yo quiero leer a Théophile Gautier. Un classique dans ma vie, s'il vous plaît.
De manera que me agencio un ejemplar de Spirite y cumplo con la ilusión.
Hasta que la ilusión se transforma en… ¡plof!
Hay un señor que vive en París, Guy de Malivert, cuya ocupación principal consiste en ajustarse el nudo de la corbata para asistir a los saraos de la buena sociedad. La ópera, el club, los restaurantes, las múltiples recepciones…
Tampoco tiene el hombre demasiada prisa por cambiar de estado civil. ¡Resulta tan cómodo estar soltero con posibles!
De repente, una noche en que Malivert va a salir de casa para visitar a la señora de Ymbercourt, le parece oír un suspiro etéreo que le deja preocupado.
El barón de Féroë, un sueco con quien conversa durante la velada, resulta ser médium y le informa de que cierto «ente» tiene la mirada puesta en él: Spirite…
Resumiendo, que una linda damisela, locamente enamorada de Malivert desde la adolescencia, antes de su paso al mas allá, se le aparece y le da un flechazo. Toma el control de su mano y comienza a escribirle (escribirse) cartas en un estado de ensoñación.
Todo aderezado con descripciones en las que Théophile no queda contento si no plasma el más mínimo detalle de la indumentaria de los personajes o el tapizado de cachemir blanco dividido por cordones de seda azul junto a la biblioteca de palo de rosa que denota el buen gusto imprescindible en la decoración del hogar.
Dicen que esta obra fue muy apreciada por los movimientos espiritistas decimonónicos. A mí, sin embargo, me resulta infumable. Soporífera. Un tostón. En su época, en la mía y dentro de otros doscientos años.
Je m’excuse…