Título y autor/a: | El disputado voto del señor Cayo, de Miguel Delibes. |
Clave de lectura: | La democracia vuelve a España. Al último rincón olvidado. |
Valoración: | ✮✮✮✮✩ |
Comentario personal: | Una de las mejores obras de un gran autor. |
Música: | Briana, de La Musgaña ♪♪♪ |
Hubo un tiempo en el que celebramos elecciones por vez primera desde... Los fantasmas de la sangre no se habían desvanecido aún bajo las urnas.
Miguel Delibes dibuja con su prosa aquel tiempo en El disputado voto del señor Cayo. El juego político, entonces en pañales, apuntaba algunas de las maneras que lo definirían en años sucesivos.
Víctor, veterano de las prisiones franquistas, figura en una lista de izquierdas. Le acompaña el ambicioso Rafa. Y Laly, una mujer hermosa que ha de demostrar su valía con el doble de esfuerzo.
El «hombre común» a quien necesitan para cumplir sus deseos es el señor Cayo, uno de los últimos habitantes de Cureña, al lado de su esposa muda y «ese», un vecino al que detesta.
¿Quién dejará mayor huella sobre quién, cuando el coche lleno de pasquines y proclamas de mitin enfile la entrada del pueblo?
El valor histórico de esta novela es altísimo. Sin dejar de lado el psicológico, el social y uno que podríamos llamar, quizá recortando demasiado su importancia, valor geográfico.
Porque una parte fundamental de la fuerza del relato descansa sobre el paisaje. La tierra.
Aldeas castellanas de montaña con casas de piedra blasonadas y tejados vencidos. Con cereal, frutales y miel. Al pie de cascadas, cuevas y desfiladeros. De donde la juventud lleva siglos huyendo en busca de otro tipo de oportunidades.
Lugares donde el hombre no domeña a la naturaleza, antes al contrario: es la naturaleza la que define al hombre.
Una de las mejores obras de un gran autor
La calle estaba alfombrada de folletos y octavillas y los coches imprimían en ellas las huellas de sus neumáticos. En las fachadas de las casas, en las tapias de las obras, en los mármoles de los bancos, abigarrados cartelones invitaban a votar a un partido u otro. De vez en cuando, algún letrero indeleble trazado con «spray».
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