lunes, 5 de febrero de 2024

Un cadáver en el Congreso

Clave de lectura: Historia de Podemos desde dentro.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Fábula de los tres hermanos, de Silvio Rodríguez ♪♪♪
Portada del libro Un cadáver en el Congreso, de Sergio Pascual Peña.

Vaya, esto sí que es una sorpresa…

Los demás asistentes a la promoción del libro parecen encantados de conocerse. Conocerse a sí mismos, quiero decir. Después de la charla del autor, sus intervenciones tienen un tono monocorde: qué guapos somos, qué buenos, qué justos, lo que hemos luchado, el que no esté con nosotros es un fascista...

Caricaturizo la escena, pero lo cierto es que, discretamente sentado en la última fila, empiezo a encontrarme fuera de sitio. Desafecto. Carne en potencia de gulag.

Impresión acentuada cuando se me ocurre levantar la mano y observar que la lucha por el poder parece corromper a quienes ansían por encima de todo conservarlo (ecos de Tolkien…).

Corono la impertinencia con una pregunta retórica: «¿No podría aplicarse el dicho de que la utopía de unos es el infierno de otros?».

El autor, que no da signos de haberme hecho mucho caso (tampoco le culpo), deja pasar unos segundos en silencio para que me arrepienta y zanja la duda con una condescendiente finta dialéctica: «No estoy de acuerdo con tus premisas. Conozco a gente que no se ha corrompido». Fin del tema.

Luego me dedica mi ejemplar ya que, a pesar de la quemazón, me apetece leerlo y no dejarme llevar por los prejuicios: «Ojalá la historia nos convenza a todos de que las utopías son posibles».

Y, mira por dónde, acabamos volviendo al primer párrafo de la entrada: sí que es una sorpresa.

Un cadáver en el Congreso resulta un libro interesantísimo para visualizar mejor la película de los últimos quinquenios políticos en las Españas.

No sé si Sergio Pascual Peña se mostraría de acuerdo, pero concluyo de sus palabras que… ¡yo tenía perfectas razones para manifestarme inquieto!

O el poder corrompe tras haber probado sus mieles o quienes lo adoran como última meta, carcomidos por intereses personales, llevan en sí la semilla de pequeños tiranos y solo es preciso un empujoncito que los haga quedar en evidencia.

Para concretar, lo que tenemos en estas páginas es una crónica de primera mano sobre Podemos, el movimiento que tanta influencia llegó a acumular antes de volatilizarse —pasó al estado gaseoso, que no desapareció, al menos en cuanto a siglas—.

De primera mano porque la cuenta alguien que tomó parte activa en su diseño, despegue electoral y, como «vil reptil trotskista» —lo siento, no puedo resistirme a utilizar una terminología de tan profundo calado en el siglo XX—, fue expulsado del paraíso —moquetas y despachos del Congreso— por el amado líder.

Un camarada más en la larga fila de víctimas de cócteles molotov entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón y sus respectivas guardias.

Del sí se puede al no se quiere. Sueños de regeneración asamblearia transformados en pesadilla fratricida, con numerosos nombres y apellidos por medio. Quítate tú, que ahora me toca a mí. ¿Eran los que venían a salvarnos? ¿De verdad?

Aunque, lo más curioso, ¡Pascual sigue defendiendo la validez del proyecto! ¡Le ofrece su adhesión inquebrantable! ¡Después de ver lo que ha visto!

Me recuerda a aquella novela de Arthur Koestler en la que el protagonista consideraba que el partido había de tener razón en acusarle de traidor porque el partido ha de tener razón por naturaleza…

Bueno, pues me alegro de haberlo leído y lo recomiendo. Las enseñanzas que cada uno obtenga de él, eso ya… Que se entienda lo que se quiera entender.


lunes, 29 de enero de 2024

Las preguntas de la vida

Clave de lectura: «Filosofar» como ejercicio para una vida plena.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: Centro di Gravità Permanente, de Franco Battiato ♪♪♪
Portada del libro Las preguntas de la vida, de Fernando Savater.

Ahora que han purgado a Fernando Savater de una cabecera que, sumida en su propio descrédito, hace ya mucho que perdió la calificación de periodística, me parece un buen momento para revisitar a este autor. Y seguir reivindicando su trabajo.

Las preguntas de la vida es el ambicioso y acertado título que quisiera traer hoy al blog.

Me gustaría insistir en la importancia de la filosofía como concepto sobre el que apuntalar un «aquí y ahora» digno, donde la existencia consciente suponga algún tipo de plenitud intrínseca. Solo algún tipo.

Por supuesto, filosofar no es un fin en sí, sino un medio. Apela a la infinita curiosidad con que nacemos para intentar explicarnos el entorno.

¿No preguntan los niños sus dudas por instinto, antes de quedar a menudo aborregados cuando van creciendo? ¿Por qué les cortamos —nos cortamos— las alas, predicando «certezas» acomodaticias?

¿Preferimos renunciar a una vuelta adicional de tuerca que ponga a prueba los sillares de nuestro conocimiento? ¿Queremos que nos lo den todo mascado? ¿No intuimos que quizá nos apoyemos en una cueva de ignorancia?

Savater plantea cuestiones con el significado literal del término: «pregunta que se hace con intención dialéctica para averiguar la verdad de algo». No interrogantes con respuestas cerradas a cal y canto, y que ni se les ocurra chistar a los lectores.

De hecho, defiende «las filosofías», con énfasis en el plural. ¿De qué cuestiones hablamos en concreto?

La muerte. La razón. El «yo» hacia adentro y hacia afuera. La singularidad o similitud humana en relación con el resto de especies del planeta y aún más allá, con el universo. La libertad. La naturaleza. La convivencia. La belleza. El tiempo…

En cada una nos proporciona herramientas, reflexiones extraídas de los grandes pensadores, con ánimo de estimular nuestra mayor riqueza: la capacidad de analizar, comprender y transmitir información, desarrollando vínculos positivos en el proceso.

Sus capítulos se convierten así en diálogos con nuestra propia conciencia y con los demás. Que la vida tenga o no sentido —como expone en el jugoso epílogo— no significa ni de lejos que sea absurda.

En suma: que no decaiga, don Fernando. Siga acompañándonos con sus textos, por favor.


viernes, 26 de enero de 2024

Going Home

Viernes noche. Mark Knopfler toca Going Home.

Nada más que comentar.


jueves, 18 de enero de 2024

Un cubo de aire

Clave de lectura: La imaginación polifacética de Fritz Leiber, al servicio de sus relatos.
Valoración: Bueno ✮✮✮✩✩
Música: Sky Captain and the World of Tomorrow, de Edward Shearmur ♪♪♪
Portada del libro Un cubo de aire, de Fritz Leiber.

Fritz Leiber era un estupendo escritor, aún retengo libros suyos sin problemas en mi cada vez más comprometida memoria.

Y si este no me parece de los más destacados, teniendo en cuenta otros antecedentes, sí obtiene al menos un meritorio notable.

Un cubo de aire recopila cuentos dentro del marco de la ciencia ficción, un género bastante amplio en cuanto a los temas y planteamientos que admite.

En este caso, una ciencia ficción más de «entorno» que de estricto sendero conductor de las historias.

Por ejemplo, El manicomio de los 64 cuadros se ambienta en un torneo de ajedrez. Narra las vicisitudes de varios jugadores para intentar vencer a «la máquina», el cerebro electrónico que amenaza con sustituirlos a todos en los tableros.

El original Rump-Titty-Titty-Tum-Tah-Ti se ocupa de un cuadro con manchas de pintura trazadas al azar y una melodía. Ambas, por alguna razón, comienzan a influir obsesivamente en la vida de millones de personas.

Un cubo de aire, que da título al conjunto, es lo que el joven narrador sale a buscar del minúsculo refugio donde él y su familia sobreviven después de la catástrofe que ha alejado la trayectoria terrestre de la del Sol.

El grupo beat describe a una comunidad de hippys que van a su aire más allá de la estratosfera, y el mandato de desahucio que reciben para obligarlos a volver al suelo firme.

Las zorreras de Marte nos introduce en una surrealista guerra de trincheras entre alienadas tropas humanas y nativos del planeta rojo.

Y así, hasta alcanzar la decena de imaginativas situaciones: el colapso que amenaza al sistema de correos tras enviar alguien una carta manuscrita, los efectos de inyectar helio para que las hogazas de pan sean más esponjosas…

Vale la pena.


jueves, 11 de enero de 2024

La especie elegida

Clave de lectura: Qués y porqués del ser humano a lo largo del camino evolutivo.
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✮
Música: En busca del fuego, de Philippe Sarde ♪♪♪
Portada del libro La especie elegida, de Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez.

La especie elegida fue el primer título publicado por Juan Luis Arsuaga, según veo en la lista de su copiosa bibliografía. Lo escribió junto a Ignacio Martínez.

Y no es que hace más de veinte años apuntara maneras, como suele decirse, sino que ya en aquel entonces tenía mucho que contarnos.

Empiezo el comentario por un detalle: la reconocida capacidad para comunicar de nuestro paleontólogo de cabecera.

A partir de un barro prometedor, las habilidades narrativas «evolucionan» con la práctica. No esperemos que un hálito divino toque el dedo con un bolígrafo y hala, el genio divulgativo surja sin hoja de parra desde el primer minuto.

Valga la broma para explicar que Arsuaga tiene obras posteriores más ajustadas a ese estilo clarificador que lo afama. En la que hoy nos ocupa, quizá haya veces en que el torrente de información la encamina hacia la lectura de ojos especializados.

Por ejemplo, los exhaustivos detalles sobre la anatomía de los diferentes parántropos y homínidos candidatos a coronarse como reyes del planeta no parecen alejarse mucho de una asignatura universitaria.

Habiendo hecho la «advertencia», el contenido en sí de La especie elegida es sin duda para matrícula. Qué viaje tan increíble a través de los que fuimos, lo que somos y… ¿lo que podríamos ser?

Constreñidos a la duración de nuestras vidas, comprender con espíritu humilde la inmensidad del camino recorrido y, a la vez, su insignificancia en comparación con la edad y avatares de la casa donde pisamos, se convierte en una tarea imprescindible.

¡Tantos enigmas, eslabones aún por forjar en el libro del conocimiento y otras tantas huellas desenterradas que por fin dan luz a las preguntas!

Y qué número de variables tan asombroso se encuentra en el molde: el clima, los cambios del entorno, las transformaciones de los músculos, los huesos, el encéfalo, la alimentación, las relaciones beneficiosas para el grupo, el lenguaje…

No me extiendo más, pero hacedme caso: un texto absolutamente recomendable para aprender.


lunes, 1 de enero de 2024

Feliz 2024

Corazón dibujado sobre la pared.

Saqué esta foto en una calle de la ciudad vieja de Jerusalén.

¡Qué absurdo! ¡Qué imposible! ¡Qué contrasentido!

Pero no, he dicho imposible y no. No lo es. Solo hacemos que a veces lo parezca.

Alguien dibujó este simple trazo sobre un muro blanco. Una mano y un deseo anónimos, un ansia con millones de nombres detrás.

De ojos que desean ver, oídos que desean oír, manos que desean tocar, consolar, abrazar…

De seres humanos tan agotados que su ruego parece ya pequeño, sin fuerza.

Por eso, con la alegría de un dibujo, antes de que llegue el mundo donde nada importe y las voces de esos millones hayan enmudecido tras los muros blancos…

Feliz 2024. Paz.

martes, 26 de diciembre de 2023

El cielo no tiene favoritos

Clave de lectura: Vivir rápido sin mirar atrás cuando «mañana» puede no tener significado.
Valoración: Extraordinario ✮✮✮✮✮
Música: 'Round Midnight, de Ute Lemper ♪♪♪
Portada del libro El cielo no tiene favoritos, de Erich Maria Remarque.

Es curioso que un libro al que he llegado «de rebote», fiando en el azar, me haya causado una impresión tan positiva.

El cielo no tiene favoritos. Pero yo sí.

Cuando pensamos en algún título escrito por Erich Maria Remarque, lo más probable es que recordemos clásicos como Sin novedad en el frente o quizá su secuela, Después. Es tanta la fuerza que transmiten, que han eclipsado el resto de su obra.

Y sin embargo, esa obra existe. Con una calidad novelística que hace injusto su estado de semipenumbra.

En efecto, la sabiduría de Remarque le permite dar vida a unos personajes tan complejos, tan humanos, que casi saltan de las páginas: Clerfait y Lillian son los nombres principales, pero el elenco que los acompaña, aun con roles más pequeños en la historia, está a parecida altura.

Una historia que nos habla de dos personas que se conocen sin buscarse, que saben que el futuro puede ser más breve que el pasado y que deciden quemar el aire que les quede juntos.

Clerfait es un piloto de carreras que, a su edad, ya no compite al nivel de los más jóvenes. Descreído, cínico ante el peligro, sin sueños, cada nueva prueba le acerca a la única meta que jamás ha deseado cruzar: la decadencia.

Lillian se consume lentamente en un sanatorio de las montañas suizas para enfermos de tuberculosis. A sus veinticinco años, la velocidad entre etapas que pasa ante los ojos de Clerfait es la que ella desearía experimentar.

Sin ataduras, sin lágrimas ni remordimientos, sin importar el mañana. Solo por obtener la esencia de un minuto más antes de la «partida», como denominan en la clínica al momento en que los pacientes dejan libre su habitación.

Acercamiento. Pasión. Separaciones. Planes para una noche, para un hotel, para un viaje en el rugiente automóvil de Clerfait, sin preocuparse más allá de la siguiente curva.

Dos espíritus en una Europa donde el recuerdo de la guerra apenas ha comenzado a difuminarse. Sin rumbo o, mejor dicho, con múltiples faros que los llaman con su luz: los Alpes, Sicilia, Venecia, París…

Y una forma de narrar tan asombrosamente elegante y profunda, donde cada frase, cada diálogo y reflexión disfrutan de pleno sentido, que resulta imposible no ratificar a su autor en el puesto que merece dentro de la literatura universal.

Extraordinario.


martes, 19 de diciembre de 2023

Entre el querer y el deber

Siempre ha habido clases: un poco más ricos y un poco más pobres.

La clase de personas que dan y aquella que recibe.

Los creadores y quienes los vemos y escuchamos, dictaminando con entusiasmo, magnanimidad o cara severa lo que nos parece.

Paula Blafe crea. Da. Comparte.

Y en el lado «pobre» del escenario aplaudimos porque es lo mínimo con que podemos recompensar la música, las palabras que salen de su garganta.

Cada vez que asisto a un concierto de esta cantautora salgo con la sensación de que he estado en el mejor lugar y el mejor tiempo posibles. Además acaba de lanzar el primer single de su primer disco, así que…

Sigamos compartiendo: Entre el querer y el deber.


lunes, 11 de diciembre de 2023

Amo del espacio

Clave de lectura: Relatos de la Edad de Plata de la ciencia ficción.
Valoración: Entretenido ✮✮✮✩✩
Música: The Lost Galaxy, de Ettore Stratta ♪♪♪
Portada del libro Amo del espacio, de Fredric Brown.

Después de lecturas un poco densas me apetece zambullirme en algo más «suave». Más de entretenimiento puro, sin dudas estratosféricas por medio. ¿Estratosféricas? Ah, pues no es mala idea la de abandonar nuestra gravedad al efecto.

El título en el que vienen a fijarse mis ojos escrutadores es Amo del espacio. Cuenta atrás para la ignición…

La novela más famosa de Fredric Brown debe de ser la divertida Marciano, vete a casa. No obstante, dio a la imprenta numerosos cuentos cortos en los que los giros inesperados consiguen atraparnos como imanes y no soltarnos ya hasta el punto final. El volumen de hoy recopila varios de ellos.

Así, en Verde Tierra tenemos a un náufrago que ansía, mientras recorre el peligroso lugar donde se estrelló años atrás con una «mano femenina» que le aporta resiliencia en el hombro, volver a disfrutar del color de la hierba frente al púrpura de los bosques locales. ¡Una nave, una nave ha visto la señal de su pistola de rayos! ¡Desciende!

En Sirio Cero los viajes interestelares son igual de comunes, aunque encontrarse con un planeta no cartografiado en un viaje comercial de rutina —el perenne negocio de las tragaperras— y que en él residan un antiguo conocido y una estrella de cine despampanante resulta turbador.

Ratón estelar nos enseña que el primer ser vivo en despegar de nuestro suelo no fue humano, ni tampoco cánido ni primate. Un representante de los roedores tuvo ese honor, pilotando el invento de un científico con acusado acento alemán. Y los efectos al cruzarse su trayectoria con la de un asteroide camuflado, hogar de una raza alienígena inteligente, fueron…

Pi en el cielo y la fuerza que «mueve» las estrellas de su posición habitual. Llamada, donde el último hombre que ha sobrevivido a la extinción de la especie escucha tocar a la puerta. Ven y enloquece, en el que un periodista ha de hacerse pasar por orate para que lo ingresen y tener oportunidad de investigar cierto misterio en el manicomio, aunque la pura realidad es que él es Napoleón y se lo tenía callado…

Etcétera. Lo dicho, a entretenerse tocan.


miércoles, 6 de diciembre de 2023

La servidumbre voluntaria

Clave de lectura: ¿Por qué nos sometemos a nuestros mandatarios aunque no sean merecedores?
Valoración: Da mucho que pensar ✮✮✮✮✩
Música: Réquiem (I.Introitus), de Jean Gilles ♪♪♪
Portada del libro La servidumbre voluntaria, de Étienne de la Boétie.

Un nuevo 6 de diciembre: ¡viva la Constitución Española!

No puedo saber cuántos días como este aún nos quedarán, si en algún momento la fecha dejará de tener significado, si alguien recordará su existencia con orgullo o si se verá al fin sepultada bajo el peso de tanta vergüenza en contra de su espíritu como tuvo —tuvimos— que soportar.

Pero no voy a hacer proselitismo sobre lo mal que van las cosas. Estoy cansado. Llegados a este punto, me conformo con hablar de un libro.

La servidumbre voluntaria es el título que me gustaría elogiar con motivo de la efeméride.

Curiosamente, tras la primera y quizá apresurada lectura, confieso que no despertó en mí gran entusiasmo. Me pareció un poco «hijo de su tiempo», con tantas alusiones como hace a mitos y leyendas de la antigüedad. Y, por lo tanto, limitado a una época y condiciones políticas concretas: el absolutismo.

Olvidad lo que acabo de decir. Porque he vuelto a sus páginas con más reposo y ahora me doy plena cuenta de su valor, de que su vigencia continúa hoy tan evidente como en el siglo XVI, cuando Étienne de la Boétie lo redactó.

Nuestro autor, jovencísimo al plasmar en tinta los pensamientos por los que habría de pasar a la historia —gracias también a los desvelos de su amigo Montaigne—, se pregunta por qué personas, comunidades y naciones enteras nos ponemos bajo el cetro de quien no merece, por sus actos o bajeza moral, ejercer autoridad ninguna sobre nosotros.

¿Será posible que tantos hayamos de obedecer, y además lo hagamos sumisamente, a tan pocos? ¿Qué los ciudadanos, con todo lo que ambos términos significan, aceptemos por propia voluntad ser siervos?

¡Si el tirano solo tiene el poder que le dan quienes le sostienen! ¿Qué debemos amar más, la libertad o la pretendida seguridad que aquel nos promete?

¿Nos consolaremos con la idea de que siempre ha sido así, que la sociedad sigue un estado natural a partir de la desigualdad y que las órdenes «de arriba» hay que acatarlas, nos resulten o no aberrantes a la conciencia? ¿Sería lo contrario la ley de la selva?

Además nos aclara qué es un tirano. Lo más importante no descansa en el origen de su preeminencia, ya que lo mismo pueden ejercer por elección del pueblo, por la fuerza de las armas o por derecho de sucesión. El tema no es ese, sino que, envanecidos de sí mismos, miren apenas por la «gloria personal» en vez de considerar su propósito último, que es caminar «junto a», no «sobre» los gobernados.

Por ello prefieren debilitar, dividir, enfrentar, arrancar el valor de los corazones, apelar a los instintos de codicia y poder de unos cuantos que les ayuden en su labor de mina, a cambio de las migajas.

Sí, demos algo de comer a la gente, juegos que los entretengan y laberintos por donde encauzar su descontento, y ellos mismos forjarán la cadena que los ata.

Que aún nos ata.