Una ópera que no conocía: La Calisto, de Francesco Cavalli.
Como le sucede a otras barrocas, creo que es más adecuada para el directo. Si solo prestásemos oído a sus bellezas a través de un altavoz, quizá al cabo de un par de horas acabaría resultando árida.
Pero cuando estamos en en el Teatro Real y tenemos delante a músicos, a actores, a artistas en una palabra, y todo transcurre de forma tan imaginativa en escena, se comprende mejor que hace siglos se les ocurriera inventar este género.
Júpiter, empeñado en seducir a una ninfa. Diana y Endimión, que me gustas mucho pero es que soy una diosa casta. Calisto, que descubre los placeres de complacer a Diana (que no es ella, ¿eh?, que es Júpiter disfrazado)…
Juno cabreada. Mercurio de aquí para allá. Pan celoso. Linfea, a quien no le importaría un affaire en su tiempo libre. Un sátiro y otras fantásticas criaturas del bosque…
Hay que pasárselo bien.