jueves, 27 de noviembre de 2025

Taxi

Portada del libro Taxi, de Khaled Al Khamissi

Título y autor/a:Taxi, de Khaled Al Khamissi.
Clave de lectura:Retazos de la vida cotidiana en El Cairo.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:Probablemente mantenga su vigencia.
Música:Aida (Gloria all'Egitto), de Giuseppe Verdi ♪♪♪

Recuerdo el tráfico de El Cairo como… En fin, años después de haber visitado esta ciudad aún me entra una risa nerviosa por sobrevivir al ejercicio de cruzar la calle. Si no es por Osiris…

Taxi contiene testimonios de profesionales cairotas al volante. Khaled Al Khamissi conversa con ellos sobre múltiples temas para tomarle el pulso a la sociedad.

Obtenemos así un fresco «a pie de asfalto»: corrupción, latrocinio, abuso de poder… El descontento aprieta las costuras que aconsejan resignarse. La Primavera Árabe va a barrer el régimen político (sus cabezas visibles al menos) en poco tiempo.

Incluso, tras desgranar las maldiciones que ponen a prueba el optimismo de la buena gente, nuestro autor añade que no puede contar todo lo que quiere, ni siquiera en forma de chistes, porque le encarcelarían.

Sin olvidar otro aspecto: las continuas menciones a la deidad por parte de los entrevistados, y a que todo está en sus manos, contribuyen a explicar el caldo de cultivo del radicalismo islámico.

¿Ha perdido Taxi vigencia desde que se publicó hace un par de décadas? ¿Fuerza para denunciar la distancia entre poderosos y sometidos? Quizá en los detalles, supongo, igual que el resto del mundo es ahora distinto.

De todas maneras, si practicamos una lectura más entre líneas, también quizá descubramos aquella verdad del siciliano Lampedusa: «es necesario que todo cambie si queremos que todo siga igual».


El taxista me escudriñó de arriba a abajo. A continuación miró a mis dos hijos, que estaban sentados en la parte de atrás, así que me puse yo a observarlo. Era un hombre enorme, parecía que el tronco de un sicomoro estuviera sentado a mi lado; rozaba el techo con la cabeza y el volante parecía entre sus manos un juguete para niños pequeños. Su rostro parecía haber sido esculpido en piedra.

lunes, 24 de noviembre de 2025

Murmullos del bosque

Gatos mirando en diferentes direcciones

¡Mira hacia allá, hacia allá! ¡No, ni se te ocurra, mira hacia el otro lado!

Según ecos, algunos amigos «de derechas» me asignan fama «de izquierdas». Y, contrariamente, para otros amigos zurdos ocupo el molde del más diestro burgués.

(Supongo que ambas percepciones se basan en el diablillo que susurra «venga, hablad de política» desde el fondo de cada vaso vacío. ¡Malvado! Hay que sumergirlo de nuevo…).

Pongamos por caso que califico a cierta figura de deplorable, con sentido de servicio a la comunidad para reír y niveles intelectuales y políticos tan rasos que ni agachándose se encuentran: estaría hablando como un perroflauta.

Ah, pero cuando son los de enfrente quienes baten récords de anemia moral, corrupción, falsedad, abuso de poder, y protesto en consecuencia, resulta que desayuno con Mussolini.

Sobre todo, a los míos no me los toques. Jueces fascistas que dan golpes de Estado… ¿No entiendes que hay que machacar al contrario?

Alienados, tuertos, acríticos, ¿tanto hemos perdido la brújula?

Voy a poner un poco de música con murmullos del bosque, a ver si el diablillo se cansa.


jueves, 20 de noviembre de 2025

La biblioteca de la medianoche

Portada del libro La biblioteca de la medianoche, de Matt Haig

Título y autor/a:La biblioteca de la medianoche, de Matt Haig.
Clave de lectura:A punto de morir, Nora experimenta vidas alternativas.
Valoración:✮✮✩✩✩
Comentario personal:Una novela «blandita».
Música:Bridge Over Troubled Water, de Simon y Garfunkel ♪♪♪

¿Y si pudiésemos volver al punto en que tomamos una decisión cuyos resultados no nos satisfacen y optar por otra alternativa? ¿Cómo afectarían los cambios del pasado a nuestro presente?

La biblioteca de la medianoche plantea este argumento basico. Por desgracia, Matt Haig se queda tan corto al desarrollarlo como largo en tópicos buenrollistas.

Los tiempos de la natación pasaron para Nora Seed, al igual que los de compositora del grupo Los Laberintos. ¿Avistar ballenas, dedicarse al estudio de los glaciares? Fantasías de juventud. Trabaja en una tienda de música insignificante.

Podría haber viajado a Australia con Izzy y no quedarse en Bedford tras la muerte de su padre. Podría haber amado a Dan, el novio que soñaba con abrir un pub, o aceptar la invitación a un café de Nash, aquel chico que le compraba partituras, y no afrontar la soledad afectiva.

Pero atropellan en apariencia a su gato Voltaire, signo de que no ha sabido cuidarlo. Y la despiden de la tienda debido a su actitud. Toma pastillas para acabar con los fracasos.

Aunque, mientras cierra los ojos, asoma un extraño escenario: una biblioteca al cuidado de alguien que le recuerda a la señora Elm, con quien jugaba al ajedrez en el instituto.

Ella le da la oportunidad de trasladar su conciencia actual, ni viva ni muerta, a realidades que son «las suyas» aunque diferentes. Multiversos donde se casa con Dan, acompaña a Izzy, hace frente a un oso polar en Svalbard, obtiene el oro olímpico, miles de seguidores acuden a sus conciertos…

¿Definirá los resultados como «éxito»? ¿O como otro tipo de «errores»? ¿Influyen, por otra parte, sus elecciones sobre aquellos que la rodean? Padres, hermanos, amigos… Incluso Voltaire.

¿Será por fin feliz junto a Nash y su hija? ¿Podrá conservarlos sin necesidad de retornar a la biblioteca? Ha de desaparecer con el último latido.

Veamos: reconozco la intención amable del autor. Entiendo el mensaje de querernos a nosotros mismos ante bofetadas existenciales y continuar intentándolo. De acuerdo.

¿Cuál es el problema? Que Haig desaprovecha la premisa en términos narrativos. Los sucesivos episodios —Nora casada, Nora glacióloga, Nora cuidadora de animales, rockera, escritora, etc.— se quedan en lo superficial. Variaciones sin sustancia aparte de la moralina.

Incluso abandona una línea prometedora tras pergeñar que hay más «saltadores» entre multiversos, además de la protagonista. ¿Qué ocurre con Hugo? Ahí lo deja.

En definitiva, una novela con mensaje está bien, pero con historia menos «blandita» habría estado mejor.


La vida de un ser humano, según el filósofo escocés David Hume, no es más importante para el universo que la de una ostra.
Pero si para David Hume la vida era lo suficientemente importante como para dejar por escrito esa reflexión, entonces lo era también para proponerse hacer algo bueno. Ayudar a proteger la vida, en todas sus formas.

lunes, 17 de noviembre de 2025

De reyes, reinas y otros héroes (XV)

Abu Sumbel


El rey le dice a la reina: ¡Soy sexy!

Sí, mi señor, obtiene por respuesta.

¡Pero sexy, sexy!

Nefertari suspira.

Por supuesto, el más sexy de todas las dinastías, el semental de los cientos de hijos, el más sabio, el del carro más veloz, el vencedor de los hititas (¡ay, Hathor, si yo te contara!), el…

Ramsés mira de reojo a Amón, Ra y Ptah, allá al fondo. Segundones… Le gusta que le hagan la pelota a lo grande.

Y, con la memoria en los días de carros al galope, sigue tomando el sol majestuoso en Abu Simbel.


jueves, 13 de noviembre de 2025

Hendiendo el aire y Suturas del alma

Portada del libro Hendiendo el aire y Suturas del alma, de Maru Bernal

Título y autor/a:Hendiendo el aire y Suturas del alma, de Maru Bernal.
Clave de lectura:Poesía del tú y el yo, del entonces y el ahora.
Valoración:✮✮✮✮✩
Comentario personal:Nos ofrece la más lúcida embriaguez.
Música:The Velocity of Love, de Suzanne Ciani ♪♪♪

Poesía de nuevo en el blog… Sé que comentar poesía no se me da bien.

Cuando leo reseñas de alto nivel divulgativo, las admiro profundamente. Me entran dudas sobre si preferiría haber sido poeta o «descriptor» avezado de poemas.

Porque quizá acierte a transmitir emociones, eso intento al menos, pero su porqué, el análisis lingüístico o metalingüístico de los versos que las provocan queda lejos de mi alcance.

¿Cómo glosar entonces las cualidades de este volumen doble de Maru Bernal, Hendiendo el aire y Suturas del alma? ¿Debería declararme inhábil?

En Liber primus: de brevitate, la autora usa estrofas de penetrante intensidad. Haikus de tres líneas (Sobre tu espalda / mariposa de fuego. / Mi voz respira.) como tres ardientes brasas.

En Liber secundus: de contentione, parece debatirse entre los mismos puntos de luz. No hay huida posible, ni en el fondo deseada, de ellos (Has vuelto a cruzar / la línea alba / de mi vientre).

El mundo se hace más grande al entrar en Liber tertius: immoderatio. El tiempo se extiende (Orden judicial de enumerar / cada día compartido, / cada noche de desvelo). Adioses, retornos y de nuevo despedidas.

Por fin, Bernal se asoma a sí misma, a las estrías, temblores, mares, vientos que arrastran hasta la homérica playa / de mi memoria. Todo lo resume Liber quartus: reditus.

Suturas del alma es un regalo añadido, una coda reservada, el cáliz que nos ofrece la más lúcida embriaguez para el final.

Si aún no he conseguido atrapar vuestra atención para leerlo, asumo mi culpa: no se me da bien. Tendréis que creer a ciegas. Tendréis que creer…


Lugares de paso
las miradas
que cruzamos
unos y otros
sin detenernos
a pie de alma.

viernes, 7 de noviembre de 2025

De reyes, reinas y otros héroes (XIV)

Reflejos del Taj Mahal

Tiene el Fuerte Rojo, la Mezquita Aljama de Delhi y demás fruslerías metidas en el serón de albañil, pero es más conocido por esta otra obra.

El rey Jahan (el sha, si somos puristas con el término) le levanta un monumento a la reina. ¡Se lo merece!

Tras el decimocuarto embarazo, Mumtaz Mahal apenas puede con su alma. Deja al cuerpo partir.

Así que anda el rey pesaroso entre los andamios. Ni estanques ni jardines, ni siquiera el mármol pulido, harán justicia al resplandor de los ojos de su amada.

Amada excesivamente amada, la verdad.


jueves, 6 de noviembre de 2025

Temporada en el infierno

Portada del libro Temporada en el infierno, de Jack Higgins

Título y autor/a:Temporada en el infierno, de Jack Higgins.
Clave de lectura:Esther y Sean intentan averiguar quién dirige un grupo criminal.
Valoración:✮✮✮✩✩
Comentario personal:La excesiva velocidad perjudica al relato.
Música:Ha llegado el águila, de Lalo Schifrin ♪♪♪

En comparación con Ha llegado el águila, seguramente el título más famoso de Jack Higgins, Temporada en el infierno baja un peldaño la calidad.

Uno por lo menos, o dos o tres en ciertos detalles. El motivo principal es el ritmo.

¿Quieres escribir una novela de acción? Perfecto. ¿Trepidante? Muy bien. ¿En la que el lector esté deseando pasar de página a ver cómo se salvan los protagonistas? No te cortes.

Pero tampoco confundas acción con atropello. Baja una marcha de vez en cuando para preparar los acontecimientos antes de que el Browning o la Walther PPK vacíen sus cargadores. Desarrolla, cuida los detalles, la verosimilitud...

Y Higgins pasa aquí por encima de todo.

El accidente de un coche fúnebre destapa una trama de narcotráfico. Debido a las prisas, el conductor olvida en el interior del cuerpo que transporta un paquete de heroína.

La víctima había muerto ahogada en Francia, pero contiene trazas de cierta sustancia que anula la voluntad: burundanga. ¿Quizá le asesinaron para aprovechar la repatriación de los restos al Reino Unido?

Esther, su influyente madrastra, quiere investigar y pide ayuda al coronel del Grupo 4 Villiers. Los criminales, liderados por el oculto señor Smith, desean lo contrario.

El coronel pone en contacto a Esther y Sean, que ha abandonado el cuerpo de operaciones especiales debido a una lesión de rodilla pero conserva intactas otras habilidades para el «trabajo de campo».

La mafia neoyorquina, la mafia siciliana, los bajos fondos londinenses, el submundo a orillas del Sena, el IRA, el terrorismo paramilitar del Ulster… ¿Cómo se relacionan entre sí?

Yago, mano derecha de Smith, ata los cabos sueltos. Lo escucha todo, lo sabe todo. Aunque le han ordenado no atentar de momento contra la pareja, incluso protegerlos in extremis: ¿por qué?

¿Afectará su creciente fascinación por Esther a su eficacia como ejecutor llegado el caso?

Lástima de ritmo tan alocado.


Salió de la casa sin hacer ruido, abrió el maletero del Mini Cooper y la caja de las herramientas. Allí también había un Browning, que se guardó dentro de la chaqueta. Luego se sentó al volante y se internó por las calles silenciosas.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Una señal del universo

Parada de autobús en Frankfurt

A ocho pasos de distancia, nuestras miradas se encuentran.

Y pienso… Pues no pienso nada en especial.

A siete pasos más o menos, sus ojos siguen fijos en mí.

Y pienso… ¿Nos conocemos?

Quedan seis pasos cuando ella empieza a sonreírme.

Y pienso… Las gafas de sol nuevas, seguro. Deben de quedarme bien.

Cinco, cinco pasos nada más. Se aparta un mechón de pelo.

Y pienso… ¡Qué guapa!

Cuatro pasos: si meto tripa ahora y dejo de respirar, aguantaré, veamos… ¿Cómo será la fórmula? Un tren parte a las 04:44 con una velocidad uniformemente acelerada…

Y pienso… ¡Está como un tren!

¿Tres ya? ¿De verdad? ¿Número primo, racional, real, entero gaussiano, suma de los primeros naturales?

Y pienso… Esto tiene significado. Una señal del universo.

Dos pasos para recordar a Platón y los seres redondos divididos por castigo de los dioses, que vagan sin descanso en búsqueda mutua.

Y pienso… Se acabó el vagar. En palabras del GPS, «he alcanzado mi destino».

A un paso, frente a frente, ambos nos detenemos. Sus labios, volcán de fuego, me hacen una única pregunta.

Y pienso (en voz alta)… ¿La parada del autobús? Sí, claro, cruza por ese semáforo, gira a la izquierda y enseguida la ves.

¿Qué otra cosa podía esperar? Señal del universo, anda que…